Recientes encuestas realizadas por una división del Ministerio del Trabajo arrojaron los siguientes datos: “Más de cuatro ciento mil menores de 14 años trabajan en toda extensión de la República. De esos en noventa por ciento no va a la escuela ni recibe ningún curso de formación profesional”.
En discurso del diputado Alfredo Tarrez Murzi en la cámara de diputados dijo: “En un solo parte policial una noche en la zona metropolitana aparecían detenidas 14 mujeres menores de edad en completo estado de embriaguez y algunas de ellas sometidas a los efectos de los estupefacientes”.
Por otro lado, en las zonas rurales, los campesinos reciben el pago de sus jornales con meros pedazos de papelón.
Pedro Duno ha denunciado que el venezolano es discriminado en su propio país.
Continúa diciendo el informe del Ministerio del Trabajo: “En Venezuela se viola el artículo 18 de la Ley del Trabajo en miles de empresas que no emplean venezolanos… En la mayor parte de las empresas de Mesoneros, por ejemplo, no se aceptan venezolanos. Se ha dado el caso que en una fiesta pública oficial en La Casona, había 62 mesoneros de los cuales sólo dos eran venezolanos”.
Y esto solamente circunscrito al terreno de los obreros, al de los campesinos y a los desheredados que casi nunca tienen quien los defienda. Pero también en las artes y en las letras sucede lo mismo. Pues, los encargados de seleccionar los libros que se editan en Venezuela son extranjeros que discriminan a los escritores venezolanos si no se someten a las pautas que les son fijadas. Pero hay también escritores venezolanos que actúan como extranjeros cuando discriminan a otros autores en las colecciones que dirigen con dinero de la nación, porque no pertenecen al partido al cual ellos dicen pertenecer. Esto último se ve mucho en las universidades.
















