Rómulo Betancourt, nadie puede negarlo, ha sido el hombre más funesto de Venezuela, ha sido el primer culpable de las desgracias de este país. Su historia simple y reciente está teñida de sangre, de traiciones a su país y de rencores.
No podemos olvidar que fue Rómulo Betancourt quien dio el primer golpe de estado contemporáneo en contra de la democracia, verdadera democracia del general Isaías Medina Angarita. No podemos olvidar que fue él quien creó la Seguridad Nacional y el mismo que ordeno las primeras torturas que se continuaron bajo su ex socio Pérez Jiménez. Imposible olvidar que fue por su culpa que se ejecutó el primer magnicidio en este país en la persona del teniente-coronel Carlos Delagado Chalbaud. Imporsible olvidar que fue por orden expresa de su jefe Nelson Rockefeller el que acabó con el espíritu unitario que emergió el 23 de enero. Y mucho menos imposible olvidar que bajo su nuevo quinquenio se asesinó, se robó, se torturó, se exilaron muchos jóvenes valiosos y recibimos como herencia un hampa floreciente y una inseguridad personal como ninguna otra nación la sufre.
En momentos en que Rómulo Betancourt regresa se debe tener bien claro el mal que representa para Venezuela. No es de extrañar que el país vuelva a ensangrentarse. No es de extrañar que el crimen político o la amenaza de muerte se entronicen de nuevo en nuestro país. Hay que estar vigilante. Hay que trabajar desde ahora mismo para derrotar a Rómulo Betancourt.

















