DIARIO DE BRUSELAS – 1968
Domingo 31 de diciembre. Ultimo día del año. He estado leyendo, por leer esas cursis memorias de González Guinán.
Lectura de “El tiempo y el Viento”. Son las ocho menos cuarto. Dentro de una hora a más tardar nos encontraremos en la casa de los López recibiendo o esperando el año 68.
Lunes, 1º de enero de 1968.
Regresamos a las tres porque allá a mí me dio un acceso de tos. Pero comimos hallacas, pavo y ensalada rusa. Fueron los Sosa y los Pérez Luciani y los Licausi que después se fueron con los Morales y los Gervasi y fueron también los Rotondaro y los Guilarte, quienes bailaron mucho y fueron Rodríguez y Ramón, dos hombres que trabajan en el comedor de la Universidad y que tocan la tambora, y fue un ingeniero venezolano que trabaja en Suiza, fue con su mujer y fueron los Martínez y Martínez, fueron los que repartieron la comida y bailaron y bailó monsieur Morán, el portero, a quien todo el mundo le dice que lo aprecia, incluso yo. Yo hablé con Sosa, tenía un año que no lo veía. Me dijo que escribía una novela, es abogado de esa clase de abogados de Venezuela y su novela, me dijo, trata de un nuevo Cristo, o Cristo, simplemente, que desciende a la tierra y se posa todo tranquilamente en un país de la América Latina regido por los comunistas (pero no voy a decir que es Cuba) y este hombre (Cristo) empieza a hacer su revolución, pero él solo. y la hace predicando. Yo me imagino a los comunistas convencidos por la palabra de Cristo. Me los imagino corriendo, huyendo, abandonando la isla, o convenciéndose. Esa es la idea del señor Sosa. Llega mi mujer y se sienta y se pone a hablar con él y yo aprovecho para escabullirme y tomarme dos vasos de agua con limón. El trago más amargo de mi vida fue salir a abrazar a toda esa gente que no me cae bien. A todos les dije “Feliz año Nuevo”. ¿Qué voy a hacer? De toda esa gente, a la que aprecio es a López y a su familia y a Guilarte y a su familia y a Mr. Morán y a su mujer. Otro tipo, por allá, hacía otra fiesta: Un tipo que es cónsul en Amveres, y que dice que es héroe francés y que tiene la Legión de Honor. Y ese señor, Dávila invitó a su casa al Embajador ante el Mercado Común, al Embajador de Venezuela, y al embajador de Dinamarca. También invitó al señor Ganteaume, que es el consejero de la embajada. De resto, el señor Dávila no invitó a nadie más. Tenía la comida controlada.
Leo, en una “Revista Nacional de Cultura”, un relato de Cesar Dávila Andrade: “Caballo Solo”.
Lectura de “El tiempo y el viento”.
2.-Lectura de un cuento de Juan José Hernández: “Así es mamá”. (“Zona Franca” de noviembre de 1967).
Tres de la tarde. A casa del comandante López, quien nos ha dado una caja con varias latas de sardina, una botella de ron Cacique, un paquete de harina PAN y una lata de dulce de lechosa. M. ha estado explicándome algunas cosas de derecho que tiene que ver con la clase de sociología que sigue en la ULB.
Por la radio: El Dr. Barnard vuelve a hacer otro trasplante de corazón.
3. Lectura de “El Tiempo y el Viento”.
Lectura en versión francesa de un cuento de Joao Guimaraes Rosa: “Fatalité”.
Doce de la noche. Termino de leer El Tiempo y el viento”, de Eroco Verissino. Fueron 667 páginas apretadas.
4. Me traigo de la biblioteca de la Universidad “El reino de este mundo” y “Tientos y diferencias”, libros de Alejo Carpentier.
Él le dijo que era una mierda y él le dio la espalda como diciéndole que él (el otro) era otra. Así que los dos se consideraban mierdas.
Leyendo el libro de Carpentier “Tientos y diferencias”. Dice Carpentier una cosa absurda: que en Latinoamérica hay que escribir novelas sobre la ciudad. Que describir una ciudad es más fácil que describir un llano, etc. Tonterías. Ya lo dije y me repito: la novela no tiene nada que ver ni con la ciudad ni con el campo sino con la gente. Uno narra una historia, una anécdota, un estado de ánimo, un pedazo de un hombre, un hombre, una cosa enrevesada que puede ser un hombre, etc.
Viene López con su hija mayor, Amabeli. López quiere que M. le eche un vistazo al contrato que tuvo que firmar para alquilar la casa. Según parece el dueño no ha cumplido con los reparos que prometió hacer.
Lectura de la primera parte de “El sonido y la furia”.
5. Lectura de “El sonido y la furia”. Desde que tuve conocimiento de la vida que llevaban M. y T., esto no se me quita de la cabeza. He imaginado una novela que comience con amanecer de un nuevo día. T. se despierta y corre hacia el espejo a examinarse la boca y a pensar en que Mélida lo está envenenando de verdad. Es el mismo caso de una mujer que vi en el siquiátrico y que pensaba que los dos maridos que tuvo y que intentaron envenenarla. Luego, esto es un tuerto-rey. En Bruselas no hacía más que beber y andar por allí con dos españoles jugando con unas máquinas traganíqueles y en dos años sólo dio dos “conciertos”. Esto es, alquiló la sala del “atelier” y tocó para un público que no pasaba las quince de personas y todas estas personas eran venezolanos, empleados de la embajada y amigos suyos a quienes él invitó de manera especial. Luego se va a Venezuela, entra en contacto con los directores de Cultura del país, muestra las tarjetas que mandó a imprimir para ese “concierto” y allá le dan la Orden Teresa Carreño. Esto es, lo han condecorado. Y Torres no tiene obra, pero tiene 31 años y ni siquiera ha grabado una pieza, o le han grabado una pieza. Es como si a un escritor le dieran un premio sin haber publicado nada. Nada más que porque se diga que ese señor es escritor y hasta publique una que otra cosa en un periódico, pero que todavía no tiene un libro en la calle. Algo similar.
Lectura de Neruda: “Residencia en la tierra”.
6.-El comandante López viene con su hija Amabeli. Le entregamos lo que M. le redactó para romper el contrato de la casa. Me dice que le acompañe a comprar un televisor, pero la firma está cerrada y nos vamos a la embajada. De allí me traigo “Diario del destierro”, de Valentín Espinal, un tipógrafo venezolano; “Se llamaba S. N”., de José Vicente Abreu, libro que ya he leído. “Apreciaciones sobre el desempleo en Venezuela y en Caracas”, de Luis Mata Mollejas y “La novela en Venezuela”, de Arturo Uslar Pietri.
Leyendo el largo prólogo que Pedro Grases escribió como presentación del diario de Valentín Espinel. Ay, pero el diario de Espinel es el de un hombre muerto, escrito entre los 58 y 60 años y allí no se relata más que cosas de afuera: calles, catedrales, ríos, ciudades, países y todo comparado con Venezuela.
Pensando que voy a rescribir la novela a que debo dedicarle dos o tres años más. Pensando que lo que tengo es un buen esqueleto. Me conformaría con escribir tres buenas novelas.
He pensado escribirle a Jorge Álvarez. Los originales que le envié estaban mal pasados. Eso he visto en las copias que tengo a mano.
7-. Anoche estuve leyendo el diario de Valentín Espinal. Ahí no se puede avanzar. El hombre visita todos los monumentos de Londres y habla hasta de las medidas. De gente, de intriga, de él mismo no dice nada.
Lectura del diario de Jorge Tickner. Byron le dice que desea trepar a los Andes y ascender por el Orinoco.
Lectura de Faulkner: “El sonido y la furia”.
Noticias por la radio según las cuales Ho Chi Minn murió el 26 de diciembre y no se había dicho nada para evitar una lucha por el poder en momentos graves o de guerra.
Cierro la última página de “El Sonido y la Furia”. El resumen del libro podría ser el que piensa Jasen, uno de los hermanos o descendientes de los Compson: “Uno de ellos está loco y el otro se ahogó y la otra fue echada a la calle por su propio esposo…”. Incesto entre Candace (o Caddy) y su hermano Quintín, y tiene una hija que llamará Quintín, la que con el correr de los años, a los 17, roba a su tío Jasen y huye con un tramoyista de circo. Alguien había mandado un libro con él para que se lo entregara a un profesor de la Universidad. El profesor tenía una reunión o algo por el estilo con otros señores. Él había tocado a la puerta y desde dentro alguien le había dicho: ¿Sí? Luego entró, le dio el libro al señor, que era un hombre bajo y grueso y que dijo que ese autor ya le había enviado el libro. Alonso esperó un rato titubeando, no sabiendo qué contestar, pero el profesor aquel le había dado la mano y le había abierto la puerta. Apenas si le dijo muchas gracias. Había ido a hacer un favor y de paso lo corrían. Salió a la calle con un frío en las espaldas jurándose olvidar. “Al menos no le veré más. Y si lo veo no lo conozco”. Pero es el caso que recordaba al hombre como era: sus ojos azules, su sonrisa que debió distender después que le cerró la puerta a las espaldas y su aspecto rechoncho. Yo soy de los que reaccionaban tarde, se decía. Es mala cosa. Cuando voy a reaccionar ya no hay para qué.
7-. Con el pensamiento de que voy a recibir la novela.
8-. Carta de José Ramón Medina. Me dice que en breve enviará su libro “En la reciente orilla”, el cual solicité ante él.
Adquiero “El llano en llamas”, de Rulfo y Adán Buenosayres”, de Leopoldo Marchal.
Lectura de “Ulises”.
9- Mi amigo Olsen me envía desde Dinamarca un libro del protestante Billy Graham y dos números de una revista que dirige en Copenhague.
Según la idea que me propuse, me levanto y me siento a reescribir capítulos de la novela: “Un intento de incesto”, procurando leer el “Ulises”.
Lectura de un cuento de Juan Rulfo: “Pase del norte”.
2 de la tarde. Viene el comandante López. Desea que le acompañemos a una casa Philips, donde ha encargado un televisor. Me hace mención de una plancha de la que carecemos y él compra una y nos la regala.
RTV sonaba un rayado disco de la “Vida de Artista”, de Strauss y el locutor dijo que (a causa de que el disco estaba rayado), esa “Vida de artista” estaba un poco perturbada.
10-. Ya es mediodía y no he hecho nada. En vano intenté leer un relato de Juan Rulfo.
Me dice el Embajador Morales Crespo, que murió un hermano de su señora.
A una clase se psiquiatría. Prestan dos víctimas del alcoholismo. Un francés de 36 años que empezó a tomar a los 20. Se casa, la mujer le es infiel, tiene un hijo y desconfía que sea suyo. La mujer lo abandona llevándose a su hijo. El hombre, cuando apaga la luz, ve cosas “horribles”. Cara con dos partes desiguales, una normal y otra demacrada. El hombre era hijo de un metalúrgico.
El segundo caso es el de un hombre de la alta burguesía, hijo de un famoso abogado, orador y literato belga. El hombre vive una vida de intelectual en Saint German des Prés. Se hace periodista traductor del inglés para Gallimard. El alcoholismo le llegó de la manera más curiosa: trabajando como periodista y en las entrevistas que tenía que hacer siempre tenía que tomar. Nunca supo cuándo traspuso el umbral.
Lectura de las primeras setenta y una páginas de “Adán Buenosayres”. En este capítulo Marchal no puede escapar a la influencia de Ulises; sobre todo hay semejanza (mucha) con el capítulo aquel de Ulises que corresponde a las preguntas y a las respuestas. Tampoco pudo escapar Marchal a la parte de teatro del Ulises: Por éste y por otros motivos yo temo al Ulises, más cuando estoy escribiendo. Es fácil “continuar” a Joyce.
11-. Es difícil desembarazarse de Joyce. Por esta razón es mejor no leerlo. Le agrego tres cuartillas más a la novela. Leo en una entrevista que William Styron, cuando escribe una novela, escribe tres páginas por día.
¿En qué número del Kamasutra estará catalogado el coito de la tijera? Para la novela. Alguien deberá pensar así. Sobre todo M. S. o cualquier otro de mis personajes groseros. Hasta yo mismo, si es que yo estoy ahí, cosa que no creo. O soy todos los personajes: Julien, Flaubert.
Lectura de “Adan Buenosayres”.
12.- Recibo carta de Domingo Fuentes. Estuve preso porque le editó un folleto a Pompeyo Márquez. Me pide los originales de la novela. Dice que me la editara sin que le dé un centavo.
Le respondo a Fuentes. Le digo que esperemos, que si me editan Seix Barral o Jorge Álvarez, mejor le envío la novela a alguno de ellos.
Voy a visitar a la señora de Fidel Rotondaro, secretario de embajada de Venezuela ante el Mercado Común. Su señora ha dado a luz una niña.
Le agrego otro pequeño capitulo a la novela.
Al cine: Elvira Madigan.-
Lectura de Rulfo: “El Llano en llamas”.
Sábado 13.-
Fidel le propone al gobierno boliviano el cambio de cien prisioneros políticos por las cenizas del Che Guevara.
Viene el comandante López para que lo acompañe a una librería donde va a comprar una serie de libros de historia
Escribo otro capítulo para la novela. Seis cuartillas. Cuando le comento a M me dice: “Márquez Salas te va a matar”.
Lectura de “Adán Buenosayres”,
Domingo 14.
Lectura de “Adán Buenosayres” donde se ven muchas cosas e ideas sacadas del señor Joyce.
Lectura de una carta de la mujer de Daniel, escritor ruso encarcelado por haber criticado el realismo socialista, en la que se lee que su marido es sometido a torturas.
14-. Condenados cuatro escritores rusos a 7, 5, 4 y un años por haber publicado un libro blanco sobre el proceso Daniel Siniasky. El principal de los acusados es de apellido Guinzbeurg.
Le escribo a mi hermana Idilia. Le agradezco el dinero que me ofreció y que depositó a mi nombre por si tengo que hacer yo mismo la publicación de la novela.
Al cine: “Un homme pour l`eternité”.
Y a pesar de todo, todo ha estado mal. Salimos a comer al foyer Africano y desde allí llamé a los López, la señora me dijo que López nos iba a pasar buscando para que fuéramos a la Opera. Veríamos “Carmen”. ¿Pero qué pasa? ellos llegan a las dos y media y no saben dónde queda el teatro y salimos a la carrera, pues el espectáculo es a las tres, y en vez de ir al sitio vamos a otro y se hace tarde y no vamos. López está irritado, se queja de que tanto la señora como las dos hijas se han tardado en vestirse. Para colmo, M y yo no sabemos a dónde dirigir los pasos. Nos devolvemos. Ellas dicen de ir al cine y López de que él y yo nos metamos a un bar. Y después que dejamos a las mujeres a las puertas del cine, López y yo nos metemos también. ¡Qué espectáculo! Yo he estado muriéndome de escalofríos. Me echó la culpa encima. No puedo leer, no puedo escribir. Al menos mañana es lunes; puede venirme algo por correo, Jorge Álvarez que me diga que acepta mi libro… o que lo rechaza. Mejor se sale de todo. En Seix Barral no confío. Soy un Thomás Moro que ni siquiera fue canciller.
15-. He procurado escribir una estampa de lo que fue el congreso venezolano en el año 1963. Lo que he narrado ha sido cierto. Procuré ridiculizar a esa gente, pero me atuve a lo que vi con mis propios ojos; de manera que pueda que no haya ridiculizado nada, sino que lo que he hecho es tomar una fotografía.
Carta de La Habana: Me envían las bases del concurso literario de La Casa de Las Américas.
Lectura de ciento veinte páginas de “L’ étranger”. He aquí lo que he subrayado y que puede servirme para epílogos:
1. “Ils ont l’air de la même race et pourtant ils se […]
2. Tous les êtres sains avaient plus ou moins souhaité la mort de ceux qu‘ils aimaient. … J’aurais voulu le retenir, lui expliquer que je désirais sa sympathie, non pour être mieux défendu, mais, si je puis dire, naturellement. Surtout, je voyais que je le mettais mal à l’aise.
3. J‘ai compris alors qu‘un homme qui n‘aurait vécu qu‘un seul jour pourrait sans peine vivre cent ans dans une prison. Il aurait assez de souvenirs pour ne … (Esto me recuerda algo que escribió Rilke en “Cartas a un joven poeta”).
De resto, me doy cuenta de que Camus trazaba con anticipación los moldes (de los que no se salía) de las obras que proyectaba o escribía. Para eso llevaba sus “carnets”. Aquí en “L’éntranger”, Camus traza el argumento (del que no se sale para nada) de su obra de teatro “Le malentendu”.
16-. Hoy se cumple el plazo que me dio Jorge Álvarez. Diría sí o no. Si dice sí, doy una fiesta. Si dice no, le ofrezco los originales de “¿Y Pedro?”. C’ est normal.
Corrigiendo la novela.
Lectura de Ulises.
Llevo la máquina a casa de un mecánico.
Lectura de Azaran: “El Político”
Dos horas de estudio de francés.
Noticias por la radio. “Abatidos dos militares norteamericanos en Guatemala”.
17-. Le Monde, con la noticia de que la Reina de Belleza de Guatemala fue asesinada por una organización clandestina de derechas.
Lectura de Azorín: “El Político”
Lectura de un cuento de Samuel Bekelt “Mercier et Camui”.
Concurso de robo entre niños. El premio se lo llevará el que robare el objeto más valioso. París.
Lectura de Joyce: “Ulises”
Con M a una clase de psiquiatría. Nos presentaron dos enfermos mentales.
1º. Una mujer de 46 años que perdió el habla a raíz de ser abandonada por el obrero con el cual vivía. Alemana. Al casarse con un judío, su madre se suicidó a causa de esto. Ella se creyó responsable. El judío era gerente de un gran magazín, pero la mujer terminó por abandonarlo viviendo con el obrero. La mujer tenía que trabajar y trabajaba como taquillera de un cine. Habla y escribe varios idiomas.
2º. Un joven de 23 años, cuyo padre es anormal también., es el segundo. El joven se masturbaba, soñaba con mujeres; la cogió por verse desperfectos en sus vestimentas: “Si no me dan otro pantalón, qué mierda”. Los últimos años los pasaba acostado en una cama sin hablar con nadie.
18 de enero.
Lectura de Joyce: “Ulises”.
INGLATERRA: “Fin d’ une Superpuissance”.
En Madrid, un tribunal pide dos años de encarcelación para un escritor católico, Alfonso Comín. Comín había publicado un artículo (en una revista francesa) con el título de “Aprés le référendum, le represion”.
19 de enero.
Apenas nos hemos levantado, hemos corrido a buscar esta máquina y a comprar las entradas en el teatro Real de la Moneda para asistir a la Opera “Carmen”, con los López.
Creo que hoy empezaré a trabajar por tercera vez en mi novela.
Le viol de le Putain (Nouvelle).
Ese cuento lo he escrito en francés, porque lo pensé en francés.
Paso en limpio diez cuartillas de la nueva versión de la novela.
En la noche, en compañía de los López asistimos al teatro real de la Moneda para ver “Carmen”.
20-. Anibal-Arrais- Riera. Tres personas en una sinvergüenza.
Soñé con Miguel Otero Silva y con Betancourt y con mi hermano Adolfo. Y había una ruleta y que mi hermano Adolfo perdió el dinero que tenía y que me pidió prestado a mí para volver a jugar y tratar de recuperarse. Y yo fui donde Miguel Otero Silva y le hablé de mi novela y le dije que se la iba a prestar (en manuscrito) para que me le escribiera un prólogo. Pero Betancourt me halaba por el brazo. Quería hablarme, pero yo estaba más pendiente de lo que le decía a Miguel Otero Silva.
Trabajando todo el día en esta tercera versión de la novela.
Los señores están viendo el pedazo de tierra que nos quitaron los ingleses. Ellos le han puesto Guyana, de nombre, pero su verdadero nombre es como el nuestro GUAYANA.
21.- Trabajando todo el día con la novela.
Anoche soñé con Leopoldo Marchal. Leía los manuscritos del “Cuaderno Azul” en un velorio. Me le acerqué y le pregunté si él tenía de Kafka. Me respondió que posiblemente y que había leído mucho.
Yo creo que el mejor momento del novelista es cuando está realmente creando. No cuando está pasando en limpio, como me sucede a mí.
Esto que hago es un trabajo y no tiene nada de agradable.
22-. Trabajando todo el día en la novela “El Pistolero”, de Hermann Broch leo que (éste) trabajaba diez páginas por día cuando más trabajaba. Yo, en cuatro días, he trabajado a razón de 25 páginas diarias.
Soñé que un fantasma ahorcaba a mi mamá. Yo no veía al fantasma pero sí el abultado cuello de mi mamá y luché contra el fantasma. “Ven aquí, Adolfo”, le dije a mi hermano, “ayúdeme a quitarle este fantasma a mi mamá”.
“No vamos a poder seguir viviendo en esta casa, dijo Adolfo. “Aquí ni en ninguna parte”, le respondí yo.
Lectura de un cuento de Quiroga: “Los guantes de goma”.
23-. Me levanto a las nueve y me siento a trabajar en la novela. Trabajo en diez hojas de corrido, pero tengo que suspenderlo todo porque empiezo a sentirme angustiado; me tiemblan las manos y cometo muchos errores. Ahora, al mediodía leo Le Monde.
Trabajo quince hojas más. Pienso que voy a exiliarme voluntariamente de Venezuela con esta novela.
24-. Pasamos el día acompañando a López a hacer unas diligencias. Éste desea comprar un mueble de biblioteca. Vamos donde un médico que le examinó la columna; yo regreso y me siento a trabajar en la novela. Trabajé diez cuartillas, pero el cansancio me venció y después leí a Seferis.
25. Jueves. Carta de Jorge Álvarez. Helo aquí.
Trabajo trece páginas de la novela.
Le escribo dos cartas a Jorge Álvarez. Lectura de Arrabal: “Arrabal celebrando la ceremonia de Confusión”.
26-. Trabajando en la novela. Le ofrecí una copia. Lectura de “A- celebrando…”.
Trabajo en 27 cuartillas de la novela. Trabajo hasta que concluyo el primer volumen.
27-. Trabajando en la novela.
Compro de Arrabal, “El comentario de Antonio Viles”, Cigüeña y “Los dos verdugos”.
Noche: Hemos estado en la casa de Morán con López, su señora y su hija mayor. Hemos tomado y cenado allá. López no ama Bélgica y habla mal del sentimiento belga, critica el que los belgas se besen en la calle y dice que son fríos, que no les ve que se exciten. Yo les digo que no son como nosotros, porque aquí no hay ese problema sexual. Los belgas se acuestan, nosotros no, y cuando agarramos a una mujer, nos excitamos, porque para nosotros apenas una mujer es algo milagroso y en Venezuela las mujeres dicen: “Si no hay anillo no hay fundillo”.
28-. Trabajo en 20 cuartillas de la novela; algo así como diez horas seguidas.
Lectura de un relato de Arrabal.
Lectura de Los dos verdugos” de Arrabal.
29-. Trabajando en la novela. 15 cuartillas”.
Lectura de un cuento de Wolfang Bercher: “El Pan”.
Lectura de un trabajo de Luis Yépez sobre Rufino Blanco Fombona. Dice Luis Yépez que Blanco Fombona le confesó: “Este es el secreto del escritor: Escribir de un sólo tirón la obra, sea cual fuere su argumento. Lo deja enfriar algún tiempo y después comienza el lento y difícil de llenar y rellenar lagunas, de corregir frases, cambiar personajes, suprimir páginas; es decir, reconstruir”.
Ni más ni menos, que lo que he hecho yo con mis últimos libros.
30-. Trabajo en 25 cuartillas de la novela. Por la tarde asistimos a una exposición de René Magritte.
31-. Trabajo en la novela, 20 cuartillas.
















