4 de junio.
Carta de Molina. Cela llegará el 3 de Palma. Lo que quiere decir que ya está allí. Hoy es 4. Pero a mí no me ha llegado el dinero
He llegado a Cataluña, no a España. Para ser editado hay que ser catalán y no español. «Castellano», dicen los catalanes. He sabido de un tipo que se llama Pedro, pero se ha autobautizado. Pero para ser editado. Los catalanes se hacen odiar. «Comen con las manos, se chupan los dedos», dicen las gentes. «Los revolucionarios» se reúnen en sitios de lujo. Van a bailar al Bocaccio. Frecuentan los burdeles de lujo. Cuando quieren hacerse pasar por rudos dicen que son separatistas. El prototipo es el editor Barral.
Así como Marcuse ha logrado alear el marxismo con Freud, los catalanes han sabido alear el homosexualismo con el marxismo.
Fui a Edisven a solicitar «Un caracol en la cocina», de Molina. La hija del editor es muy bella. En el autobús de regreso, sólo hacía recordarla.
Un «aire de seriedad», lo he visto, me pone más importante, más misterioso y más atractivo para las mujeres. La francesa de anoche, gracias a que conservaba este «aire», me miraba y delante de todos me decía que me quitara las gafas para fijarse en mis ojos. Conste que yo por mi parte no le dirigí la palabra, pero no pude ocultar una ancha sonrisa cuando me quité los lentes. Mi vanidad me traicionó.
Yo nací para ser galanteado por las mujeres, no para galantear. Cuando galanteo soy pésimo y lo echo a perder todo.
La hija del editor, me di cuenta, subió corriendo al segundo piso para verme partir. Yo me volví y la saludé para hacerle ver que me daba cuenta de su gesto y de que ella me gustaba.
Releyendo «Tierna es la Noche», de Fitzgeradl, libro que leí por primera vez en 1963 cuando vivía con J.
Empiezo a leer el libro de Molina: «Un caracol en la cocina», que en honor a la verdad es malísimo. Molina quiere asombrar, pero carece de imaginación y de gracia en el lenguaje. Influencias o cosas traídas por los cabellos del dadaismo, de Apollinaire, de Rebelais, de Cela, en fin, de cuantas cosas ha leído y ha considerado «excepcionales». Se ha puesto a jugar Molina y no ha creado nada. Ha retrocedido para no avanzar un ápice, unos 70 años.
Es horrible escribir cuando no se tiene nada que decir; y Molina, sin tener nada que decir, ha cometido el doble delito de escribir sin saber que escribir… para un concurso.
Creo que degeneraré en crítico. La creación es asunto de jóvenes. El viejo que crea es porque no ha envejecido nunca. Y yo vengo envejeciendo desde hace por lo menos tres años.
Yo, si no siento grandes cosas, no creo. Por eso no creo en los que crean fríamente.
Fitzgeradl se quejaba por no haber sido más alto. Hemingway escribió acerca de él, no que fuera bajo, sino que tuviera las piernas muy cortas. Y Fitzgeradl sufrió por eso y por lo que le dijo su propia mujer: «Tienes el pene más pequeño que lo normal». Sin duda estos tipos eran unos degenerados.
5 de junio.
No me ha llegado la beca y la señora me empleó en su hotel. Yo era el guardián, pero el tedio, la pesadez, el calor y el sueño me impedían atender el negocio. «No sirvo para nada, ni siquiera para esto», me dije en tanto veía a unos pescadores que pescaban con grandes perros mecánicos. «Algún día lo mandaré todo al carajo», me dije. Y sólo pensaba en la salida del suicidio.
8 de junio.
Leer las notas de ayer y de esta mañana en la libreta Tríptico. El Aleu, como es un hombre extrovertido y frustrado, habla mal de todo el mundo. Y la Fanni, como es ya una mujer despreciada por los hombres, habla mal de los hombres; para ella todo hombre es un marica. Ambos, el Aleu y la Fanni se quieren mal y (¡oh desgracia!) no pueden separarse porque han llegado al llegadero. Conocen sus limitaciones. Están en el ocaso. No les queda otro camino que seguir juntos. Antes se dejaban y volvían a encontrarse; aún tenían esperanzas de encontrar otra vida en otras o por medio de otras personas. Hoy les resulta imposible y se han unido como ventosas. Son hipócritas. Feos. Bruscos. Engañosos. No me explico por qué viven. Y sin embargo, sin embargo es ésta la gente que vive más y hasta el final.
A Carles, con la edad, le va saliendo la hipocresía. La hipocresía es la meta de los que viven frustrados. Los pueblos de Europa son hipócritas.
Mientras estuve en Sitges murió el poeta catalán Carner. Hoy es destituido Onganía en la Argentina. En Perú murieron 300.000 personas a consecuencia de un terremoto. Vi la película «Las Nieves de Kilimanjaro», lo que me hizo recordar a M. Recordé nuestra vida de pobreza en Bruselas y la vez que recibí comunicación de Jorge Álvarez aceptando publicar mis libros.
9 de junio
Lectura de Pablo Neruda, Parra, Molina, Cela, Fitzgeradl, Hemingway, Baroja, Maeztu, etc. Muchas lecturas. Pierdo el tiempo en lecturas. Aún sin comenzar una novela.
Anoche no dormí a pesar de que exageré la dosis de drogas que me recomendó el médico. Lo malo de todo esto es que es uno mismo quien tiene que salvarse. Tomeo me llama: «-Te veo mal», me dice y me recomienda que me busque una mujer. Es que a él le sucede lo mismo.
No leas tanto. Sal. Ponte a ver cosas en la calle. Sigue a las mujeres. Tienes todo el tiempo libre para eso. Luego llegas y escribes. Eres un privilegiado. Pero leo mucho más de la cuenta y cuando leo pienso que he perdido el tiempo. No sucede lo mismo cuando dejo de escribir. No me importa, se ha escrito tanto y se repite uno mucho o se repite lo que ya está dicho. Que está dicho todo. Un mar de calamidades.
Hay que mentir más. Y mientras más descaradamente mientas más te creerán.
A se levantó muy de mañana y telefoneó al consulado.
– Oye Aníbal, dijo, ¿se murió algún político prominente?
– No -le respondieron del otro lado-. No que yo sepa, ¿por qué?
– Ah, No. Por nada. Fue que soñé que había muerto uno…
Cortó la comunicación y volvió a echarse en la cama. Luego soñó que caminaba por la costa del mar. Iba y venía de un sitio para otro. Aquí recordó a su primera mujer y maldijo a la segunda. La abandoné. Eso fue. La abandoné por una puta. Desanduvo el camino caminando sobre las anteriores pisadas.
- ¡Eh! -Oyó que le gritaban.
Se volvió y divisó a dos guardias civiles en motocicletas.
– ¡Eh! ¿Qué hace por ahí?
– Busco a mi mujer -les gritó.
Entonces los guardias civiles, esos hombres que él había aprendido a respetar y a admirar, se le encimaron y lo golpearon. ¿Qué mujer? ¿Cuál de las mujeres? Regresó al hotel todo moreteado. Al entrar despertó a Xavier. Pero como no había encendido las luces Xavier no pudo divisar su aspecto.
En el baño vomitó en el lavabo.
– ¿Qué pasa? -preguntó Xavier.
– No pasa nada -repuso A-. Estoy vomitando simplemente.
– Debes moderarte -le dijo Xavier.
– Sí, ya, deja de darme consejos. Hoy las mujeres me dijeron: ¡pero que cuidados con A! y Oye: «No me gusta nada eso». Se inclinó y siguió vomitando.
– Fue la mala puta esa -dijo Xavier.
– ¿Cuál mala puta? -preguntó A.
– Esa, la Lola. esa con la que regresaste. Saliste a comer y por tropezártela comiste y te pusiste a beber. Has debido comer.
– ¿Y entonces qué vomito? -preguntó A.-. Vomito lo de esta mañana. Vomito pedazos de tomates. Vomito, lo sé, el pescado.
– Fue un mal de aire -, le dijo Xavier.
– Sí, eso si pudo haber sido -respondió él-, un mal aire.
Carles, después de hablar mal de María-Rosa, se ha enamorado de ella.
Idea de escribir unos cuantos artículos. Complementaré mi obra de narrador, de soñador y de «relatista» con los artículos sobre el editor que tengo que escribir muchos de los cuales ya escribí y publiqué en “El Nacional” de Caracas en el año pasado. Debo cuidarme. ¿Qué comparación puede haber entre uno que se autodestruye y otro que evita autodestruirse pero porque no puede «normalizarse» busca la salida en el suicidio? Parangón entre Hemingway y Ramos Sucre. Aunque ambos se suicidaron. Pero Hemingway se autodestruía y Ramos Sucre no. Ramos Sucre, a los 40 años, ¡fin! Pensemos en otro, en Fitzgerald: autodestrucción y muerte por infarto al miocardio. Rimbaud: autodestrucción y muerte por aventura y gangrena en una pierna. Dostoyevsky: enfermo. Ninguna autodestrucción. Autotormento. Autoatormentado. como su homólogo Strindberg. ¿La salida? Dejar de ver visiones. O escribir las atormentadoras visiones para olvidarlas, para descargarse de ese peso. Otros casos: Poe, Lovecraft, Emilia Bronte, Quiroga, Andreiev, Chejov, Lope de Vega y etc., y etc., y etc. Un buen porcentaje de locos y visionarios que están más allá del bien y del mal
Al Alquitania: Film, nueva versión en film de «la Danza de la Muerte», de Strindberg. Es la segunda que la veo. La primera que vi fue en el Museo del Cine de Bruselas.
10 de junio.
Me despierto mal. El estómago no me funciona. Anoche comí con el pintor Soler Jové, quien andaba con la dueña de dos perfumerías. Vino, sardinas, vino, ensaladas, vino, plátano (lo que fue una brutalidad) y coñacs, varios coñacs. La perfumera se había ido a París a seguir un curso y allá se encontró con un griego. «Pero siempre dormí en mi casa», dijo. «¿En tu casa?», le dijo Jové. «Sí -dijo la perfumera-, aunque salgo todas las noches, siempre duermo en casa». La perfumera se puso triste y mostró fotografías de los cinco hijos que ha tenido. Regó las fotografías sobre la mesa como si fuesen un mazo de cartas. «Sí -dijo Jové-, no cabe la menor duda». «No», dijo la perfumera. Se levantó muy digna aunque después tuvo que sostenerse del marco de la puerta del bar. «Sí, y nos vamos, no quiero repetir el mismo espectáculo de siempre». «Escucha -le dijo Soler José-, escucha…». La perfumera no parecía escuchar nada. Transpuso la puerta y salió a la calle. «Escucha -repitió Soler Jové por detrás- qué vestido, ¿de dónde lo trajiste? «Ah -dijo la perfumera- de París». Soler silbó. Se detuvo a cierta distancia de la mujer para contemplarla por detrás y silbó. «Eso sí que no -dijo la perfumera-, recomponte un poco». «Con que gringos, ¿eh?», dijo Soler Jové. «Sí- dijo la costurera-, gringos. Y por casa y por la perfumería las criadas me han dicho: el que no ha llamado más ha sido el señor Soler Jové». «¿Y no te llamé hoy»? «Sí, hoy, hoy, sí», dijo la mujer. Caminó muy alta y muy erguida por las solitarias calles. «Yo viví aquí», dijo una vez señalando un portalón. «Muy bien -dijo Soler Jové-, tú tuviste aquí». «Sí, sí -dijo la mujer-, y cuando uno salía y se levantaba y corría y sonaba el timbre de la panadería que quedaba enfrente… ¿ves? Ya no está». La mujer se asomó por la rendija de la ancha puerta. «-Todo lo han destruido» -dijo. «-Perfecto -dijo Soler Jové-. Todo ha sido destruido. «Sí -dijo la mujer-, sí, sí».
Día de una soledad inaudita y por supuesto he recordado a mis dos ex-mujeres. Mal del estómago. Desde hace un tiempo, mi estómago es mi alma porque a través de él he encontrado cosas sublimes: alcoholes, comidas, sueños.
Por cumplir he ido a una exposición de Gloria Morera, una pintora de la burguesía catalana. Como diría Tomeo, Gloria es malparida; parece o es enana. No obstante, tiene una gran vivacidad en los ojos y en todo su rostro. Se ha enamorado apasionadamente, cosa que le ocurre a las personas sensibles y ha tenido un hijo «ilegal» con un hombre al cual siguió a Grecia. Gloria ha regresado y se ha vuelto a enamorar de Soler Jové a quien ha celado y ha pateado en las calles. Creo que Gloria tiene talento o mucha sensibilidad.
Compra y lectura de un libro de la Pardo Bazán: «La novela en Rusia».
Hoy, dos mujeres que se me han quedado mirando, pero el sólo pensar en el trabajo que hay que ejecutar para lograrlas me ha hecho volver sobre mis pasos. Y luego si uno no las logra, etc.
Jueves 11 de junio.
Carta de M. Que Carolina va a la escuela, etc.
Lectura de Pardo Bazán, de Ramiro de Maetzu y de Goethe: «Poesía y Realidad».
Esta tarde, después de tantas búsquedas, he localizado a «Serafita», de Balzac. Por aquí, según he leído, podré comprender un poco más a Strindberg. Compra de «Baudelaire», de Gautier, dos tomos de cuentos de Maupassant; «Las etapas de la locura», de Dostoievsky y «La Fanfarro», de Baudelaire. Cena en compañía de Tomeo. Me dice que soy autosuficiente. Le ha dolido que yo diga que Entre Las Breñas es un gran libro y olvide el suyo, «Ceguera Azul».
¡Pensar que todo lo he dejado por la literatura y ni leo ni escribo! Me encierro en este cuarto a recordar a las mujeres que he tenido. Y como en Flaubert o Hemingway he identificado en otras mujeres a las que he tenido. ¡Luego he salido, me he acostado con otras mujeres y no me sacio jamás! ¡Y qué lucha! Si dejo la literatura tendré que volver con una mujer que será lo que me alivie. ¡Y si estoy con alguna mujer he de dejarla para poder escribir y leer a gusto!, y no hago nada bien por una cosa o por la otra. Trato de comprender. Tal vez si llego a comprender a algún hombre lo comprenda todo, me digo, y por eso me lanzo al estudio completo de algún personaje real o de la ficción. ¿Y cuáles son los hombres que trato de comprender o de estudiar? ¡A los neuróticos! A Strindberg, a Hemingway, sobre todo a estos dos. De los personajes de ficción me interesan más los de Dostoievsky que el mismo Dostoievsky. Tolstoy me interesa en su furor sexual. Goethe por su serenidad, su dominio de sí mismo. Vaya a ver si era cierto y no haya yo perdido el tiempo. Pero no los envidio. Envidio a Hölderlin, que se volvió loco. Envidio a Novalis, que se murió a los 28 años.. Envidio a Kleist, que se suicidó a los 34 años (yo no he tenido el coraje de hacer esto). Envidio a Ramos Sucre, que se suicidó porque no podía dormir. Envidio la soberbia de Beethoven en la miseria. Envidio la candidez de Mozart en su miseria., sus huesos lanzados en una zanja. No, no envidio a los que se «han realizado», a esos que la fama ha perseguido en vida. Kierkegaard que se dolía porque sabía que sería estudiado en los colegios y universidades. La peor suerte que se le puede deparar a un creador, a un pensador. El pensador llegó a la barca profunda, ¿no es así como dice Rubén Darío? Ahora coronado por las academias. ¡De las academias líbranos Señor! O Pocaterra que tuvo el valor de abandonar la literatura a los 30 años. O Gallegos que lo tuvo para escribir a partir de los 35. Y etc. ¿Qué es esto? ¿La lista de un librero?
Viernes 12 de junio.
Tomeo ha entrado en una fase maníaco-depresiva, como dirían los médicos o siquiatras. Los escritores no debieran utilizar estas terminologías que limitan el verdadero conocimiento del hombre. Tomeo, en dos platos, lo que está es loco. Dice: «-Es que tú no comprendes. Yo tengo que salir. Trabajo durante toda la semana. Así que tengo que salir de Barcelona a respirar aire puro. Necesito una mujer a la cual querer. ¿Y tú por qué no buscas nada? Tú tienes todo el día…». ¿Puede usted, a través de toda esta retahíla, averiguar qué es lo que pasa con Tomeo?
Para más información le diré que se atormenta cuando lo llaman el «Kafka español». Lo cual niega diciendo: “¡Pero si yo no he leído a Kafka!». Y claro que se lo ha leído. Debe saberse de memoria «La Metamorfosis» y «El Proceso». Su primera novela, «El Cazador», es la versión española de «La Metamorfosis», y su segunda novela «Ceguera de Azul», es la versión española de «El Proceso». Sin embargo, jura y perjura que no se ha leído a Kafka. «Es que la sociedad se ha vuelto kafkiana», exclama. Y ¿cómo sabe usted que la sociedad se ha vuelto kafkiana si no ha leído a Kafka? No es, por su puesto, un tipo normal. Hijo único, tiene que llamar a la madre desde donde se encuentre. Tiene que reportarse a cada instante. Tiene 38 ó 39 años. Sus padres, si el hijo no llama, se desesperan. No podrá casarse. «No estoy maduro», dice, «mi primera novia me dejó porque yo no estaba maduro», dice. «La segunda me dejó porque nos peleábamos mucho». Decía que era hermosa, que la miraban. «La odié; seguro que me dolerá cuando la vea con otro por ahí. Pero me domino y no la busco. La otra vez llamó para preguntar por mi madre y fui yo quien atendí el teléfono. ¡Qué mal día pasé! No puedo oír a los franceses. Dice: «Hablan así: chun, chun, chun. ¡Sucios, cochinos, marranos!» Repite los chistes. Sus novelas no se venden. Todos los días sale y compra uno o dos ejemplares de la segunda y luego la regala por ahí. Él mismo ha agotado la edición.
¡Qué lucha entre decidirse a escribir una novela, unos relatos o dejar de escribir este diario! A la postre el diario terminará conmigo y con mis facultades de creador.
Vino Beneyto. Cree que se separará de Teresa. Ella se va a Valencia y él no quiere. En Valencia se ahogaría. Su vida es Barcelona; aquí hay movimiento; editoriales, exposiciones. Sonará. Su nombre sonará. En España no hay más que un Beneyto, él. El otro es un político y el otro es una mujer: María Beneyto. Así que el único Beneyto es él. Beneyto suena. Beneyto es un gran apellido. ¿Cómo se va a ir él?
Pues yo creo que Beneyto no sonará. Carece de lo principal: de ingenio, de obra, de ganas de trabajar. Mucho café, mucho baile, muchas reuniones, muchas visitas. Nada más. No, el Antonio Beneyto que es él no pegará. Lo siento. Es buena persona. Yo he sido injusto con él y aún lo sigo siendo con estas líneas, pero es así. Mi injusticia radica en mi amarga verdad, como decía Danton.
5 de la tarde. He llamado a la perfumera que me presentó la otra noche el pintor Soler Jové. Sí, que posiblemente nos encontremos esta noche a las diez y media.
Hoy, durante casi todo el día, he estado recordando a M.
13 de junio.
En Sitges con Tomeo y Aníbal.
Nadé, sólo, hasta lo más profundo. Me decía: «Al menos me bañé en el Mediterráneo».
Jugamos al parchís con Pascual Maisterra.
Llegó el Aleu con Fanni y Pascual dijo: «No me gusta esta gente». Su mujer, más discreta, le dijo que no hablara tan alto. El Aleu venía amargado; Tomeo, en la calle, comentó que tal vez la Fanni le había hecho una jugarreta. La Fanni ahora se viste bien hasta para ir a la playa y el Aleu, como siempre, chiquito, calvo y amargado. Comía como un cerdo y chasqueaba. A lo mejor chasqueaba para perturbar nuestro juego. «Es celoso como una gallina clueca», dijo Tomeo. Y yo pensé que es horrible ser celoso. Yo lo he sido y al recordarlo me enfurezco. Y luego el Carles que no se despega de María-Rosa. Estos llegan a una edad y se agarran de lo que pueden. También a mí me tocará, dije. Pero que no sea así. Hay que tener compostura. En España es más fácil «enclincharse» con una mujer que en mi país. Como aquí no hay divorcio, la mujer que se separa del marido se pega con el primero que se le acerque. En mi país, como existe el divorcio, ninguna mujer quiere ser amante. Hasta la más puta desea casarse.
Domingo 14 de junio.
Me despierto y lo primero que hago es recordar los domingos en Bruselas. Vivíamos en un segundo piso de la Rue de la Longue Haie y después del café salíamos a comprar Le Monde. M se pegaba a mí y yo sentía el calor de su cuerpo. ¡Qué soledad la de aquellas calles! Pero que bien nos sentíamos solos. Ella no quería tratar con nadie. Y yo lo eché a perder todo cuando empecé a relacionarme con los venezolanos de la embajada. Entonces visitábamos y nos visitaban y caíamos en medio de las intrigas. Pensar en los otros venezolanos nos llenó de amarguras. Hasta que un día nos mudamos. Pero ya era tarde y porque Cela había prometido publicarme mi novelita «La Fiesta del Embajador» en su revista Papeles de Son Armadans. Habitábamos ahora en un tercer piso de la Rue du Prince Royal y aquí fue donde yo la abandoné, extrañamente, porque era cuando más la quería. No teníamos comunicación con nadie y yo sólo esperaba que las horas pasasen para volver a verla; ella tenía que cumplir con un horario de visitas por el stage que realizaba gracias a la ayuda de la OCD.
Nueve y media de la mañana. Llama Tomeo. que si lo acompaño a Sitges. No.
10 a.m. Llama Tomeo, que ha resuelto no ir a Sitges.
11 a.m. Llamo a Tomeo. Me responde su madre su madre que Tomeo se ha ido a Sitges.
1. p.m. Llama Tomeo desde Sitges. Que si cogeré el tren. No.
Le Monde habla de Edisven y de la colección «Tábano», donde aparecerá Entre las Breñas.
4 y30 p.m. Al cine. «El séptimo sello», de Bergman. Todo el día con los recuerdos de los domingos pasados con M en Bruselas. He tenido que tomarme una pastilla para combatir la angustia que me provocan esos recuerdos.
Lectura de algunas cartas de D.H. Lawrence y de un ensayo de Charles Morgan sobre Emilia Bronte.
Mis pensamientos van de M a J y viceversa.
7 p.m. Esos pensamientos, esos recuerdos me están sacando lágrimas. como Strindberg, lo he abandonado todo por el sufrimiento, o por el orgullo. Orgullo y sufrimiento, ¿quién engaña a quién?
Lectura de W. Blake
¿Será posible encontrar la felicidad o la paz con una mujer que le ha sido infiel a uno? ¿Pensará el hombre todo el tiempo en ello? ¿Cada vez que vea o se acueste con su mujer? ¿Cuando se acueste se dirá: «este cuerpo fue de otro?». ¿Y no lo molestará? ¿No se molestará? Los que dicen Perdono, ¿perdonarán de verdad ¿Es que alguien perdona? ¿Será cuestión de orgullo? Me niego a creer que la gente haya evolucionado. Sólo los locos evolucionan. Como Enrique y Paquita. Enrique le proporciona hombres. Hasta tres en una noche. ¿Es inteligente Enrique o loco o qué? Casi llego a creer que sabe demasiado acerca de la gente. Paquita dice: «El me tolera todo, pero en su presencia. Por detrás, a espaldas suyas, nada. Y soy feliz. Me pasó la época en que me cohibía. «¿Pero es anormal él?», le pregunto. «No, anormal no, responde ella… tiene sus cosas extrañas. Es todo». Y es ella la que grita y él suave.
¿Llegaría Baroja a acostarse con una mujer? Lo pongo en duda.
Lectura de algunas páginas de Kierkegaard. ¿Alcanzaré yo algún día la serenidad? Sí, tal vez en un estado salvaje y en un país salvaje como el mío. El país salvaje me hará sentirme condescendiente. Los perdono porque no saben lo que hacen. Y paso tranquilamente, envuelto en mi capa de luto. ¿Y es que la serenidad ha existido? Nombremos algunos. En San Juan de la Cruz, en Goethe, en Juan Ramón. Parece que en Juan Ramón Jiménez no porque hablaba muy mal de la gente. Pero él se ha llamado sereno a sí mismo. Sólo hay una salida: leer libros para niños y escribir para adultos.
15 de junio.
Carta de Jonás Castellano (Librería Historia). Ha recibido 163 ejemplares de Bajo los Cielos sin Tiempo. Ya ha vendido 60. Quiere ser el distribuidor exclusivo de Gritando su Agonía. (Jonás no sabe que la censura ha rechazado la publicación de esta novela).
Los catalanes, ellos mismos lo reconocen, ladran. Hablan con el sólo propósito de destruir. ¡La mayoría de ellos se han casado para seguir masturbándose!
Lectura del diario de Kierkegaard. No tuvo el coraje de poseer a Regina Olsen. Ella valía más que él. El «seductor» Kierkegaard no sabía nada acerca de lo que escribía. ¡Puras fantasías! La fantasía vuela mucho y muchas veces puede acertar cuando se refiere a la realidad. Pero el que fantasea es un fracasado. El Dr. Kierkegaard puede que sea importante como escritos o pensador, pero como «seductor» fue un frustrado. Esto es, como hombre no fue hombre. Se confundió. Yo lo juzgo. El antes se había juzgado. Se preguntó y lanzó la pregunta a los demás: ¿Culpable? ¿No culpable? Yo digo: ¡Culpable!
¡Qué tontería, enamorar una mujer hermosa para luego dejarla! y el asunto era que la quería con locura y dio viajes que no pudo resistir. No paso a ningún lado por miedo. Él dice que por jesuita, o porque estaba en nupcias con Dios. ¡Estúpido! has debido destruir a Regina. Con dejarla, rompiendo el noviazgo no hiciste nada. Haz debido destruirla. Esa sí que hubiera sido un triunfo.
¡Y el Dr. Kierkegaard escribe en su Diario que destrozo a su pobre muchachita!, y no había pasado él seis meses en Alemania cuando regresa, porque no la puede olvidar, y la encuentra comprometida con Schlegel! Son estúpidos estos filósofos, desde el Kant (o desde el Sócrates) pasando por este Dr. Kierkegaard y Nietzsche y quién sabe si llegando hasta el último de nuestro tiempos.
5. p.m. Me he acostado con una ramera que se parecía a Jucha Dale, una mujer que de niña me gustaba. Ahora Jucha está vieja y se ha malogrado la cara tratando de combatir los granos.
9 de la noche: Veo a Tomás Salvador en su kiosco de las Rambla. Está dispuesto a editar GRITANDO SU AGONIA sólo para Venezuela y América. Mañana le escribirá a la Librería Historia proponiéndole la venta de 1.000 ejemplares.
A Tomás Salvador se le fueron los ojos detrás de una hembrita de falda corta.
16 de Junio.
Lectura de Juan Ramón Jiménez.
Recibo de la Librería Historia de Caracas las Obras Completas, de J. R. Pocaterra.
La señora cónsul de Venezuela en Barcelona me dice: «-No escribirá usted sobre nosotros como escribió sobre el personal de nuestra Embajada en Bélgica».
Compra de una biografía de Fouché por Jean Savant y Teoría de Psicoanálisis, de Jung.
Día insoportable por la angustia. Vi una película horrible de Truffaut: «La sirena de Misisipi».
He mandado a pedir a Venezuela un ejemplar del «El Tumulto» a ver si lo reescribo y consigo nuevo editor.
11 de la noche: he ido a encontrarme con Carmina en un bar de la Plaza Molina. Hablamos poco. Ella es tan alta como yo y tiene un rostro muy hermoso. Su cuerpo es esbelto. Sentí deseos de ella, pero me contuve y no quise precipitar las cosas. Nos volveremos a encontrar mañana. Fui circunspecto. Para demostrarle holgura económica le dije que me había ido en taxi cuando en realidad me fui en metro.
17 de junio.
Yo había llenado el estanque de agua, pero cuando venía a darme una ducha vi que los vecinos, un hombre y una mujer de cierta edad ya, se remojaban los pies allí. Yo puse mala cara y les dije a mis hermanos que cómo hacía para vaciar el estanque. «Tendrás que sacar el agua con un balde, me dijo Adolfo. Ayer cerramos la espita».
En sueños compro el Diario de Bertold Brecht. Hasta el presente no he sabido si Bertoldt Brecht dejó un Diario.-
| En sueños: Molina y Beneyto declaran sobre mí en los diarios españoles.- Hay el asunto de una fotografía. Habían sillas y mesas que estorbaban al paso en la casa de Rafael Abad. Lectura de Kierkegaard. Este estaba tan envanecido de sí mismo que pensaba que le había hecho un mal a Regina al romper su compromiso con ella. y la verdad fue que ha Regían no le importó nada; admiraba a Kierkegaard y nada más.- Lectura de «Fouché», de Jean Savant.- Lectura del Diario de Kierkegaard.- Camilo José Cela me envía desde Palma su primer tomo de Memorias, «La Cucaña».-Esto me hizo recordar cuando por primera vez tuve comunicación suya. Me había enviado aquella vez el «Diccionario Secreto». Era en Bruselas y vivía con Mirna. Al recibir «La Cucaña» recuerdo aquello y recuerdo a Mirna y la maldigo. Podía estar en este momento conmigo. no está y la maldigo. Jamás me hubiera casado con ella, pero es posible que hubiéramos vivido mucho tiempo juntos, quizás toda la vida.- Con otra mujer. Una argentina: «Como sé que no eres español, me dice. Hablas bajito y suave. Hueles bien. Te haré un buen trabajo. ¡Oh, esos españoles cuando se quitan los zapatos! ¡Es desastroso! ¡Las axilas! ¡El cabello! ¡Todo! Mañana llega el Caudillo a Barcelona. En Brasil los secuestradores liberan al embajador de Alemania. 9. p.m. Con Tomás Salvador en su kiosko de las Ramblas. Bebemos sendos vasos de horchata. 10. p.m. Cena: arroz a la cubana, hígado, pan, medio vaso de vino y agua. Cuando me dirigía al restaurant a comer, iba pensando en que, a pesar de que me acuesto varias veces a la semana con alguna mujer, no lo hago con la frecuencia como lo hacía como cuando viví con alguna de mis mujeres, pues lo hacía todos los días. Me extrañé de lo morigerado que estoy. Antes de casarme, pensé, sólo iba con fulanas. Me casé y no fui más con fulanas. Se atravesó Mirna, me la llevé e iba con ella a diario. En esa época también se me atravesó la Latuche y entonces tenía tres mujeres al mismo tiempo e iba con las tres. Pero no iba con fulanas. Al irme con Mirna para Bruselas me quedé, por supuesto, con una sola de mis mujeres. Pero a mi regreso a Caracas sólo me acosté con Julieta al principio, luego volví al juego con Julieta y con Mirna y al quedarme de nuevo solo con Mirna por el abandono total a Julieta, volví con fulanas. Así que iba con Mirna y con fulanas. Kierkegaard era un estúpido. Viene Beneyto. Que la familia de Teresa está aquí. Que le hacen la corte para que se vaya con ella para Valencia. Pero él no quiere. Su vida es ésta. Vivirá en un taller, se abrirá paso. Pero nada, nada. Yo creo que Beneyto dejará la literatura y la pintura antes que dejar a Teresa. Beneyto sabe de sus limitaciones. Esta es la única mujer que ha tenido. No ha tenido otra. No la dejará y la seguirá a Valencia, adonde ella quiera.. La carne llama. No le creo y tal vez ha sido Teresa quien lo ha puesto en tres y dos. ¿Te vienes o te quedas? O tal vez: «Bueno, yo me voy a Valencia, ¿vienes o no?» Y si el dice no, ella se irá muy campante y hasta alegre. Las mujeres necesitan cambiar. Hombre habituado es hombre muerto. Por eso casi todos los hombres mueren pronto. Mi actitud no deja de enorgullecerme: he sido yo quien ha dejado a las mujeres. En La Vanguardia, presentación de un cuento de Tomás Salvador. Tomás, a pesar de la gran cantidad de novelas contemporáneas que lee, parece un Chejov o un Maupassant. Donde más muestras de su dominio de la técnica novelesca ha dado Tomás es en sus novelas «Cabo de Vara» y «El Atentado». En «Cuerdas de Presos» y en «Garimpeiros» Tomás se va a lo clásico. Yo creo que tiene una lucha muy grande dentro de sí y por eso es que oscila del contrapunto, del dominio de muchos personajes, al de uno solo o unos pocos solamente. Pero, en fi, Tomás Salvador es uno de los pocos novelistas d nuestros días que se pueden leer con agilidad, con soltura, con el convencimiento de que se asiste a una verdadera narración donde encontraremos tramas, intrigas y mucho conocimiento del hombre o de lo humano. Por algo, Tomás ha vivido como actor de una guerra y ha trabajado en diversos oficios donde ha tenido que relacionarse con mucha gente. Jueves 18 de junio. Hoy llegó Franco a Barcelona. Lectura del Fouché de Savant. Soñé que Tarre Murzi de Ministro del Trabajo había pasado a regentar un kiosko de revistas y periódicos. Yo lo acompañaba y subíamos por sitios donde se jugaba a las bolas. Una vez se resbaló y yo corrí para socorrerlo. Una mujer se nos adelantó. «Corre -me dijo- y alcánzala». Pero me fue imposible. «Pues déjala», continuó. En el sueño asociación Tarre Murzi-Tomás. Tarre ex ministro del Trabajo, Tomás, novelista, editor y vendedor de periódicos y revistas. Dos personas a las que quiero y estimo sobre manera. Me enerva el estúpido de Kierkegaard. Cualquiera que lea su Diario pensará que destruyó a Regina. Y cuando «dejó» a Regina se dolía, pero equivocado, porque Regina lo que sentía era lástima por él.- Empiezo a creer que Kierkegaard no conoció a la gente y siempre vivió en el engaño. Su «Diario de un seductor» es de una ingenuidad que asombra.- Yo mismo me he condenado a esta soledad en que vivo. Me he vuelto irascible con los otros y casi no puedo hablar y comunicarme con nadie. Me he encerrado en mi cuarto unas cinco o seis horas. El recepcionista del hotel me ha llamado para decirme que Tomeo, Oca, Hervás y un Jiménez han venido por mí y yo le he dado órdenes de responder que no me encuentro en el hotel o me encuentro enfermo. No quiero ver a nadie. La soledad me va acorralando. Yo tendí el lazo y ahora él hace su trabajo solo. ¡Y pensar que podría tener compañía! En la misma Venezuela tengo dos mujeres con hijas que vendrían hacia mí al mínimo gesto. Cuando llego a alguna parte al principio todo es maravilloso para mí, pero en cuanto empiezo a conocer a la gente todo cambia y me aisló, huyo o me encierro. Por regla general desconfío de la gente. Mujeres u hombres. Cuando veo a un hombres celoso lo aborrezco. Yo he sido celoso y seguro que he sido un espectáculo para los otros. ¡Qué bochorno! Cuando vivía con alguna de mis mujeres, o ambas a la vez, pensaba en el suicidio. Pero siempre que he vivido solo jamás he pensado en el suicidio. Solo estoy más tranquilo. No tranquilo del todo, pero más tranquilo que cuando comparto la vida con alguna mujer. Las mujeres no han sido para mí más que instrumento para «vaciarme», para «desangrar» mi angustia, mis nervios, mi gran vitalidad. |
















