21 de Octubre.-
1) Sueño con José Ramón Medina. Escribo un artículo en su presencia, para meterlo inmediatamente en el Suplemento Literario. Recibo, en este momento, una carta de Jorge Campos y encabeza: Tomacito Rodríguez.
2) Vengo subiendo por la Av. Sucre de San Juan de los Morros y me encuentro con José Silva. Yo cargo en un bolsillo un Suplemento Literario donde ha aparecido un cuento mío titulado “El Catire” y donde aparece él como personaje principal. Se lo muestro, pero me arrepiento enseguida. Mientras que le leo el cuento me doy cuenta de que el texto ha cambiado.
3) Salto a un autobús en marcha y allí me saluda Dakota. Le digo:
– Acabo de ver a Silva.
– ¿Dónde? – me pregunta Dakota.
Yo señalo hacia atrás.
- Pero la dirección. ¿Dónde vive? Me interesa ponerme en comunicación con él.
Sin darme cuenta saco el Suplemento Literario y Dakota lee por encima de mi hombro. Me acuerdo que él también sale ahí. Me dice que le lea en voz alta lo que he escrito. Empiezo a leerle el cuento y me doy cuenta de que no es el mismo que escribí.
4) De regreso paso por enfrente de la casa del Dr. Torrealba y sentado en una ventana está su hijo José Francisco, quien ha estudiado matemática en Berckely, California. Yo hablo con él y me siento con la impaciencia por decirle que yo también he estado fuera de Venezuela. No encuentro esta oportunidad y me alejo un poco defraudado.
Una mujer me persigue. Va por mí a casa. Me agarra por la manga del paltó, pero yo me le suelto. Me detengo en una esquina y espero que se aleje. Después yo la sigo porque creo que después haber ido por mí de nada le valdrá ir por otro.
Escribí varios sueños que tuve anoche y pasé en limpio en el día “Ríos de los sueños”. Después, de 12 a 1, trabajé en la versión al español del Diario Intimo de Novalis.
4 de la tarde. Traduzco, en total, cinco cuartillas del diario de Novalis y le escribo una introducción y mando todo a J. R. Medina para el Papel Literario de “El Nacional”.
José Alvarez 1
Jorge Campos 2
Carlos Barral 3
Uslar Pietri 4
Juan Liscano 5
Baica Dávalos 6
Lorenzo Batallán 7
Miguel Otero Silva 8
Ramón J. Velásquez 9
José Ramón Medina 10
Edt. Alfa 11
Domingo Fuente 12
Simón Alberto Consalvi 13
José Vicente Rangel 14
Jesús Sanoja Hernández 15
Casa 16
Luis Beltrán Guerrero 17
Elite 18
Le Monde 19
Gallimard 20
Miguel Angel Asturias 21
Alejo Carpentier 22
Alfaguara 23
Joaquín Mortiz 24
Aquí estoy ocioso, haciendo listas de gentes a quienes pienso enviar la novela que me editará Cela en noviembre. Pero tengo tan mala suerte, así pienso, que no creeré en su edición hasta que no la vea en mis propias manos. Leo a Strindberg. “Infierno”. Los falsos novelista van a acabar la novela con sus experimentos. Ningún gran novelista es un experimentador. Los malos novelistas se detienen en la forma. Es así como se les descubre. Sí, así como ya una vez acabaron con el poder de la poesía, terminarán por acabar con el de la novela. Al fin, quedaremos para leernos unos a otros. Nos pasaremos los manuscritos. Los hombres volverán a la infancia y volverán a ponerse de moda los libros para niños. En cambio, la novela seria, la real, quedará en la clandestinidad para unos pocos.
22 de Octubre.-
Pensando que esa expresión “de a bola” que utilicé en la novela me quedó perfecta. Pensando en esa novela que le envié a Cela y pensando que es lo mejor y más preciso que he escrito hasta ahora. Pensando que quedaré por ella. Será una novela breve, ejemplar, fácil de meter en todas partes por corta. Pienso si Cela no la relee de vez en cuando. Propósito de no leer más traducciones y de no leer más que escritores en lengua española.
Estado de espíritu para hoy: irritabilidad a flor de labio, neurastenia, cansancio en el pecho, los brazos y los ojos. El sueño de anoche no consideré del todo como para escribirlo: íbamos L. y su hija Amabeli, M. y yo en unas bicicletas. Atravesamos un bosque y salimos a un edificio. Como yo me había adelantado M. me iba gritando.
Hoy, hojeando una revista de literatura, me informo que “Papeles de Son Armadans” sale con cierto retraso. Así que a despreocuparse. (Hoy en día) dice Gilbert Gesbron, “solamente los guerrilleros o los santos no se fastidian”.
A mediodía me acosté un rato y me estuve acordando de un pordiosero, un hombre que tenía una llaga en el brazo y entraba a pedir a los negocios llevándose todo por delante.
- ¿Qué es -decía- no me van a dar nada?
Una mañana entró a la librería en que yo trabajaba diciendo de esa forma y el dueño le respondía de manera impersonal:
- Este pordiosero es medio abusador.
No le dimos nada y el hombre salió maldiciendo. Otra tarde yo fui a abrir la librería y vi que ese hombre ojeaba hacia todos lados y le lanzó una piedra a una vidriera.
9 y ¼ de la noche. Dentro de unos minutos me iré al Museo del Cine a ver una película de ciencia ficción. Con un condenado resfriado que no me deja leer ni pensar. Hoy releí unos cuentos míos y que tengo en una carpeta, listos para enviar a la imprenta. Tres de ellos han sido publicados en revistas y periódicos. No hace mucho también envié uno de esos cuentos a J. R. Medina para El Papel Literario de “El Nacional”. He trabajado eso siento, durante estos dos años que he pasado aquí.
Cuando me he sentido pesimista me he aliviado leyendo los momentos desgraciados de los otros.
Creo que si desapareciera ahora mismo dejaría una obra vasta y apreciable. Hoy he estado tentado a hacer una lista de los mejores cuentos venezolanos que he leído.
23 de Octubre.-
Soñé que concurrí a un concurso de dibujos copiándome de otro a la tinta china.
Pensar que las groserías que he escrito en este diario ha sido por pose. ¿Pero pose para quien? Todo hubiera quedado mejor sin groserías.
Lo que pasa con esas novelas que se ganan concursos es que no se puede leer más de una sola vez. No creo que relea a Vargas Llosa, a Carlos Fuentes, a Cabrera Infante, a Luis Goytisolo. En cambio, pueda que en el futuro relea una novelita de García Márquez: “La mala hora”; los escritores no debieran escribir para concursos.
Inactividad absoluta. Le escribo a Fuentes proponiéndole edite (como segunda edición) “La fiesta del Embajador”.
Lectura de los primeros tres capítulos de “Enrique de Ofterdingen”.
Noche. Lectura de un cuento de Armas Alfonzo: “La hora que no llegó”; es de los que menos me gustan, pero el lenguaje está bien.
24 de Octubre.-
Yo celaba a una mujer o a un hermano mío: No quería que saliera sin mí. Yo tenía un establecimiento de venta de papeles, libros e historietas. Subía yo a unos pisos de un gran edificio. Salían automóviles llenos de gente. Los inquilinos tenían retratos de Alirio Ugarte Pelayo pegados en las paredes o en las lunas de los espejos. Me dijeron que los Machado, que se escondían en el edificio, habían abandonado la clandestinidad y trabajaban en la Compañía de Teléfonos. Hablé con Luis Herrera Campins y vino Jorge Dáger y nos dio la noticia de la muerte del coronel Murtillo Esperandío. (Sueños).-
Me levanté con la nariz tupida. Tengo reuma desde hace más de un mes. Aquí está empezando el frío y ha hecho todos estos días y nosotros no tenemos carbón ni queremos comprar porque no sabemos qué va a pasar con nosotros, si nos vamos o nos quedamos. Me levanto en medio del frío y lo primero que hago es acordarme de Santiago de Chile, el cuarto donde dormía, había un gran baúl con las pertenencias de un muchacho que se había matado en un accidente de automóvil; una casa en la calle Santos Doumont donde vivía Mariano Rodríguez; una vez llegamos a la amanecida y él se metió en su cuarto y yo me quedé en la biblioteca y me dormí sobre un mueble. Leí muy poco en ese tiempo. Tenía que trabajar hasta los domingos en los talleres de “El Siglo”, “Ultima Hora” y “Vistazo”. No obstante, compraba libros que metía en un estante hasta que tuviera tiempo y pudiera leer. Nunca escribí una línea, ni un cuento, ni nada.
Ahora me digo qué sería de mí si no anotara nada, si no llevara este diario, si no viviera a la espera de que publiquen mis cosas. Solamente esto es lo que tiene un sentido para mí en este momento. Y yo creo que desde que comencé a escribir en forma, que fue de cuando escribía mis relatos de “Entre las Breñas”, al mismo tiempo que el diario.
Y Entre la Noche (Esa frase para título. De un poema de J. R. J. )
Y entra la noche como un entierro
En el original hay una coma: “Y entra la noche, como un entierro.”
Experimentar no es revolucionar.
Experimento- azar.
Experimento-matar el tiempo.
La revolución (así en el arte como en la política) es seguir el hilo oculto de la gran tradición. Quienes encuentran este hilo, revolucionan. La revolución es un tirón, que luego se perfila, se asienta, se pone a tono. El hilo no se rompe nunca.
Hay un error en decir que cuando el pollo rompe la cáscara se produce una revolución. Eso es una evolución, ni más ni menos. La evolución es lenta y no tiene nada que ver con la revolución. La revolución puede gestarse en el mismo tiempo en que se gesta la evolución.
Lectura de “Enrique de Ofterdingen”
Noche: leyendo un ensayo de Jaspers sobre Van Gogh. A veces me siento como estas frases que van a continuación: “parece no tener ninguna finalidad en la vida, y, sin embargo, está animado por un sentimiento profundo, que no puede denominarse sino fe. Pese al mucho tiempo que pasa sin ocupación alguna y sin saber qué hacer, tiene una conciencia clara del destino que sobre él pesa”.
“Durante estas crisis, llego a creerme que sea real lo que me imagino”. Pienso utilizar esto como epígrafe par mi libro de los sueños, que pienso titular “Y Entra la noche”.

















