Por: Italo Urdaneta
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pretende invadir a Venezuela bajo el falso pretexto que somos un país narcotraficante, mientras permite que la droga se venda sin ningún tipo de reparos en todo el territorio norteamericano.
Trump le miente además al mundo, al acusar a Venezuela de contar con carteles del narcotráfico, dedicados a producir y procesar drogas para hacerlas llegar a suelo estadounidense, pese a que la propia ONU la libra de tales acusaciones.
Trump, por el contrario, evita fijar posición relacionada con la ruta principal por dónde sale la droga que se produce en Colombia, a sabiendas que más del 85% es trasladada por el Pacífico, rumbo a Ecuador y Guatemala, pero a pesar que es así, no dice nada.
Vale recordar, que el presidente de Ecuador, Daniel Novoa, ha sido señalado por la prensa internacional, y por el propio pueblo ecuatoriano, de estar involucrado en el mundo del narcotráfico, a través de la empresas bananeras de su familia, pero Trump, como cosa extraña, nada dice al respecto.
Notamos, por el contrario, que guarda un silencio cómplice, a tal extremo, que le ha ofrecido apoyo incondicional al gobierno ecuatoriano, que es señalado también por otros países de Europa de estar incurso en este grave delito.
Trump debería también explicarle al mundo porque el Secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, ha salido en reiteradas ocasiones en defensa del ex-presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, para evitar que fuese encarcelado, pese a que EEUU sabe que es el capo mayor del narcotráfico en el país neogranadino, vinculado al cartel de Medellín, como lo tiene reseñado la CIA, desde hace años atras.
¿Por qué entonces esa solidaridad y ese vínculo cercano de EEUU con Uribe Vélez, pese a que no representa oficialmente a Colombia en nada?
La opinión pública internacional, extrañada de tanto desparpajo, espera una respuesta convincente.
Volviendo al caso de Uribe Vélez, es tácito y notorio que desea que las aeronaves cargadas de droga, procedentes de Colombia, puedan cruzar el espacio aéreo de Venezuela, sin ningún tipo de obstáculos ni contratiempos, rumbo a Estados Unidos y a la Unión Europea.
Es evidente, que el hecho de evitarse que estás aeronaves sobre vuelen el territorio venezolano, la medida afecte al narcotráfico y los intereses de Uribe Vélez, por ello pidió, demostrando además la clase de basura que es, que Venezuela fuese invadida por una coalición armada integrada por varios países, con EEUU al frente, con la intención de deponer el gobierno del presidente Nicolás Maduro, y así dar con el traste de la Revolución Bolivariana, que desde que surgió, ya hace 25 años atrás, el gobierno venezolano ha derribado a lo largo del tiempo más de 400 avionetas cargadas de narcóticos, por violar el espacio aéreo de nuestro país.
Quizás está situación le incomoda a Trump, por ello, valiéndose del poderío nuclear que tiene Estados Unidos, amenaza no solo a Venezuela, sino previamente ya lo hizo en contra de México y Brasil, y ahora en perjuicio de Colombia, con el falso argumento que desea acabar con los carteles de la droga que operan en cada uno de estos países.
Pero la realidad es otra. Trump desea esconder que las verdaderas intenciones que tiene la «Casa Blanca», es apoderarse del petróleo de Venezuela y tener al mismo tiempo el control absoluto del narcotráfico en todo el Continente Americano.
Si no fuera así, cómo es que se permite que el dinero procedente de las ganancias que deja el narcotráfico esté siendo ‘lavado’ en los distintos bancos que operan en el territorio estadounidense.
La pregunta que la mayoría se hace, sigue siendo la misma:
¿Porqué el gobierno de Trump no enfrenta el tráfico y el consumo de narcóticos en Estados Unidos?
¿Por qué se acepta que la droga también llegue, sin obstáculos a suelo norteamericano, para ser distribuida y vendida libremente, mientras el gobierno Republicano de Trump nada hace para evitarlo?
¿Porqué hasta ahora EEUU no ha detenido en suelo estadounidense a ningún narcotraficante, mientras se desplazan por todo el territorio sin trabas, para distribuir miles de toneladas de droga?
¿Que explicación le tiene también Trump al mundo el por qué los ciudadanos estadounidenses, incluyendo menores de edad, no son sancionados por consumir sustancias psicotrópicas, como el peligroso fentanilo, que tanto daño le ocasiona a la salud?
Si de verdad a Trump le importara que los jóvenes no sean víctimas del vicio de la drogadicción, entonces porque no ordena rescatar a cientos de miles de ellos que están en situación de calle en las ciudades más importantes de EEUU, indefensos y abandonados, sin tener un techo en dónde dormir, ni alimentos que consumir?
Trump, entre tanto, le quiere hacer ver al mundo que está preocupado por el país consumidor y por el auge de la distribucion de drogas, la cual se vende, repetimos, de manera libre y sin reparos, en todo EEUU.
Pero surgen otras preguntas para Trump:
¿Cómo le explica también al mundo, que de acuerdo al Registro Oficial de Sanidad de EEUU, más de 50 millones de estadounidenses han solicitado ayuda para salir del flagelo de la drogadiccion, mientras a duras penas solo han sido atendidos unos 12 millones, mientras el resto siguen abandonados a su suerte.
¿Sabe Trump que en Venezuela hay leyes que están destinadas a penalizar e imponer varios años de cárcel por el delito de narcotráfico y consumo de sustancias psicotrópicas?
Pero está enterado Trump que todos aquellos que en Venezuela han sido identificados como narcotraficantes, o en su defecto consumidores de sustancias prohibidas, son mal vistos por la sociedad, e incluso se evita que los menores de edad tengan contacto con ellos, como una manera de protegerlos?
Estamos convencidos que a Trump le hace falta venir a Venezuela, al menos, para conocer in situ, como hacen nuestras autoridades para controlar el narcotráfico y el flagelo del consumo de drogas, sin la necesidad de asesinar a nadie, como si lo vienen haciendo las tropas norteamericanas, de manera impune, que han tomado el Caribe.
Es evidente, entonces, que Trump al pretender invadir a Venezuela, por considerar que protege a diversos carteles de la droga, está mintiendo de manera descarada, pues solo se busca perjudicar a la Patria del Libertador Simón Bolívar, a través de falsos positivos, que motiven una invasión, para lograr así tener el control absoluto de su petróleo, además del oro y otros minerales, incluyendo también el agua abundante y saludable para el consumo humano.
En conclusión, podemos recordar que Trump acaba de decir que no está contento con Venezuela, porque los carteles le han librado una guerra contra EEUU, «y ahora nosotros le declaramos la guerra a ellos», dijo.
Pero una vez más es necesario preguntar:
¿Que pasa con los carteles que funcionan libremente en el propio territorio estadounidense?
¿Porque Trump no ordena ir en su contra?
Su silencio evidencia o al menos deja entender que los proteje.
¿Cuándo Trump ordenará también aplicar sanciones para los consumidores?
Si no hay compradores de drogas, el narcotráfico fracasa.
Es muy cómodo ir en contra de Venezuela, que repetimos, no produce ni procesa drogas, pero en cambio Trump se hace el de la vista gorda con Ecuador y Guatemala.
Estados Unidos, en definitiva, no quiere ir en contra de los carteles, lo que desea es tener el control pleno del ‘negocio’ mediante el cual se han enriquecido muchos estadounidenses, impunemente.
Trump, en definitiva, cree que engaña al mundo con su narrativa mediática y falsa, pero en materia de droga la sociedad en general está conteste de lo que pasa realmente.
Cuando Trump ordene de verdad capturar y procesar a los narcos que operan en suelo norteamericano, le creeremos que tiene las buenas intenciones de enfrentar este flagelo, que no solo afecta a los jóvenes estadounidenses, sino también a muchos otros que viven en distintas regiones del mundo.
A propósito, el único cartel que existe en Venezuela, es aquel que dice:
«Esta es la patria libre, independiente y soberana que nos legó el Libertador Simón Bolívar, y estamos dispuestos a defenderla de cualquier acto de agresión, venga de dónde venga, ofrendando, de ser necesario, nuestras vidas». ¡Sépalo, Señor Trump..!

















