Ha metido a niños en jaulas, se ha retirado del acuerdo por el clima de París y podría lanzar una guerra nuclear en cualquier momento con solo tocar un botón. ¿Y qué hace eso que se llama pueblo de Estados Unidos? Pues callar y otorgar. Ayer, este cerdo de Trump, de la manera más vulgar llamó «cara de caballo» a la actriz de cine Stormy Daniels. Todo un asco y un vil cobarde este canalla…
Pero lo peor de Trump podría ser la gigantesca red de corrupción que alimenta su poder. Una noticia de última hora del New York Times acaba de poner al descubierto cómo su familia construyó un imperio a base de evadir impuestos y de cometer fraudes de forma descarada — y tan solo es la punta del iceberg.
Investigaciones en el Reino Unido, Holanda y Canadá han destapado otros potenciales grandes escándalos relacionados con Trump, su familia o sus organizaciones. Pero la justicia no se está movilizando, posiblemente por miedo a una respuesta agresiva por parte del propio Trump. Si los fiscales actuaran, sus hallazgos podrían impulsar las investigaciones en EE.UU. y ofrecer al Congreso de ese país pruebas de la corrupción generalizada de Trump.
Pero, para actuar, estos fiscales necesitan un empujón público sin precedentes. Firma ya y, una vez alcancemos 1 millón de firmas, los haremos famosos en sus respectivos países a través de campañas de publicidad, noticias y acciones afuera de sus oficinas.
Esto es muy importante. Hay pruebas cada vez más concluyentes que indican que cientos de millones de dólares han pasado por disparatados programas de lavado de dinero que podrían derrumbar todo el imperio empresarial de Trump.
En EE.UU. se encuentra en curso una investigación sobre los vínculos de Trump con Rusia encabezada por el fiscal Robert Mueller. Se le conoce por tener mano dura y ser independiente, pero se enfrenta a una serie de desafíos políticos — es por eso que las pruebas que revelemos a nivel internacional podrían ser el factor decisivo del destino de Trump.
La comunidad de Avaaz es el único movimiento mundial lo suficientemente grande, flexible y perseverante como para llevar a cabo investigaciones contra Donald Trump en todo el mundo — y asegurarnos de que nadie, ni siquiera el presidente de EE.UU., esté por encima de la ley.
No va a ser una lucha fácil para nosotros como ciudadanos o para nuestros gobiernos. Pero si alguien puede hacerlo posible, es esta comunidad. Nuestro movimiento escoge asuntos difíciles… y gana. En una era en que muchas de nuestras instituciones democráticas están en peligro, vamos a enfrentarnos a uno de los mayores abusones del mundo antes de que sea demasiado tarde.