Por Emilio Silva
Trabajador académico de la Universidad Bolivariana de Venezuela
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En mi sana exhortación a la prudencia y la sindéresis estudiemos, en el texto “Sobre la contradicción” del libro Cinco tesis filosóficas, lo que nos plantea el camarada Mao Tse Tung respecto a China en agosto de 1937, pero luego tratemos de aplicarlo aquí y ahora:
En un país semicolonial como China, la relación entre la contradicción principal y las contradicciones no principales ofrece un cuadro complejo.
Cuando el imperialismo desata una guerra de agresión contra un país así, las diferentes clases de éste, excepto un pequeño número de traidores, pueden unirse temporalmente en una guerra nacional contra el imperialismo. Entonces, la contradicción entre el imperialismo y el país en cuestión pasa a ser la contradicción principal, mientras todas las contradicciones entre las diferentes clases dentro del país (incluida la contradicción, que era la principal, entre el sistema feudal y las grandes masas populares) quedan relegadas temporalmente a una posición secundaria y subordinada. Tal fue el caso en China durante la Guerra del Opio de 1840, la Guerra Chino-Japonesa de 1894, la Guerra del Yijetuan de 1900, y tal es también el caso de la actual guerra chino-japonesa.
En otras circunstancias, sin embargo, las contradicciones cambian de posición. Cuando el imperialismo no recurre a la guerra, sino a medios relativamente moderados, medios políticos, económicos y culturales, para llevar adelante su opresión, la clase dominante del país semicolonial en cuestión capitula ante el imperialismo y forma con él una alianza para oprimir conjuntamente a las masas populares. En esas circunstancias, las masas populares suelen recurrir a la guerra civil contra la alianza del imperialismo y la clase feudal, en tanto que el imperialismo emplea a menudo métodos indirectos, y no la acción directa, para ayudar a los reaccionarios de dicho país a oprimir al pueblo, y así las contradicciones internas se vuelven particularmente agudas. Esto sucedió en China durante la Guerra Revolucionaria de 1911, la guerra revolucionaria de 1924-1927 y los diez años de la Guerra Revolucionaria Agraria, iniciada en 1927. También entran en esta categoría las guerras intestinas entre los diversos grupos dominantes reaccionarios de los países semicoloniales, como por ejemplo las guerras entre los caudillos militares de China.
Cuando la guerra civil revolucionaria se desarrolla hasta el punto en que amenaza la existencia misma del imperialismo y de sus lacayos, los reaccionarios internos, suele aquél adoptar otros métodos para mantener su dominación: o bien trata de dividir el frente revolucionario, o bien envía fuerzas armadas para ayudar directamente a los reaccionarios internos. En tal caso, el imperialismo extranjero y la reacción interna se colocan, sin el menor disimulo, en un polo, y las amplias masas populares se agrupan en el otro, y así se forma la contradicción principal, que determina o influye en el desarrollo de las demás contradicciones. La ayuda prestada por diversos países capitalistas a los reaccionarios rusos luego de la Revolución de Octubre, es un ejemplo de intervención armada. La traición de Chiang Kai-shek en 1927 es un ejemplo de división del frente revolucionario.
Pero, ocurra lo que ocurra, no cabe ninguna duda de que en cada etapa de desarrollo de un proceso hay sólo una contradicción principal, que desempeña el papel dirigente.
De este modo, si en un proceso hay varias contradicciones, necesariamente una de ellas es la principal, la que desempeña el papel dirigente y decisivo, mientras las demás ocupan una posición secundaria y subordinada. Por lo tanto, al estudiar cualquier proceso complejo en el que existan dos o más contradicciones, debernos esforzarnos al máximo por descubrir la contradicción principal. Una vez aprehendida la contradicción principal, todos los problemas pueden resolverse con facilidad. Tal es el método que nos enseñó Marx en su estudio de la sociedad capitalista. Lo mismo nos enseñaron Lenin y Stalin al estudiar el imperialismo y la crisis general del capitalismo y al estudiar la economía soviética. Miles de estudiosos y hombres de acción no comprenden este método, y el resultado es que, perdidos en un mar de humo, no son capaces de llegar a la médula de los problemas y, por consiguiente, no logran encontrar la manera de resolver las contradicciones.
Como queda dicho, no hay que tratar de un mismo modo todas las contradicciones de un proceso, sino distinguir entre la principal y las secundarias y concentrarse en aprehender la principal. Ahora bien, en cada contradicción, sea principal o secundaria, ¿cabe tratar de un mismo modo sus dos aspectos contradictorios? Tampoco. En toda contradicción, el desarrollo de los aspectos contradictorios es desigual. A veces ambos parecen estar en equilibrio, pero tal situación es sólo temporal y relativa, en tanto que la desigualdad es el estado fundamental. De los dos aspectos contradictorios, uno ha de ser el principal, y el otro, el secundario. El aspecto principal es el que desempeña el papel dirigente en la contradicción. La naturaleza de una cosa es determinada fundamentalmente por el aspecto principal de su contradicción, aspecto que ocupa la posición predominante.
Sabemos del saboteo y el ataque que sufre la Revolución Bolivariana por parte del imperialismo eurogringo y el Sionismo, pero apoyados por sus aliados nacionales los ESCUÁLIDOS, estén o no disfrazados de rojo, y en el caso de los primeros unos dicen estar a favor de la Revolución mientras están dentro del ciertos cargos en el Estado burgués y el Gobierno Bolivariano que lo administra, pero cuando no pueden disfrutar de esos cambures o se los quitan se convierten en los mal llamados “chavistas” críticos, que buscan de manipular el descontento legítimo de muchas personas verdaderamente chavistas contrarias a las malas acciones de los ESCUÁLIDOS disfrazados de rojo que aún saborean sus inmerecidos cambures.
Dados estos elementos y los sabios consejos del Tío Mao, como tarea para la casa debemos responder las siguientes preguntas:
_. ¿La principal contradicción que sufre la Revolución Bolivariana es contra el imperialismo eurogringo y el Sionismo, o en contra de unos miserables lavaperros que dicen ser revolucionarios mientras les duren sus cargos en el Estado burgués y el Gobierno Bolivariano que este administra?
_. ¿A cuál de las dos contradicciones hay que priorizar en nuestras acciones sin desestimar a la otra?
_. ¿Qué hacer para cocinar a esas dos ollas de mondongo mezclado con espagueti, riñonada y caraotas sin que se quemen una o las dos ollas?
Cada una de nosotras y cada uno de nosotros debemos responder esas tres preguntas con calma y cordura, confiando en que no nos ataquemos infantilmente como adecos, reformistas y agentes de la CIA, tal como ha ocurrido absurdamente de parte y parte entre simpatizantes del Gran Polo Patriótico (GPP) y la Alternativa Popular Revolucionaria (APR).
Cada quien es adulta o adulto y no por ello se le debe cortar la cabeza por apoyar cualquiera de las dos opciones donde hay ángeles pero también demonios. Sólo el tiempo y el pueblo dirán cuál opción va a desempeñar su digno papel ante la historia o quedar en el basurero de la misma, aunque ya se está vislumbrando la respuesta a esa incógnita.
¡Buenas madrugadas y Hasta La Victoria Siempre (HLVS)!
FUENTE:
Tse Tung, Mao (1937-1968). Cinco tesis filosóficas. Ediciones de Nuestra Época, pp. 47-49. Disponible en internet en la dirección: