José Manuel Rodríguez
Mi último artículo, dedicado a hablar sobre el olvido oficial a las universidades, generó más respuestas de lo esperado. Una notoria mayoría de ellas -nueve de las doce recibidas- manifestaron su desacuerdo con las afirmaciones que allí hice. Curiosamente ninguna de esas nueve toca la propuesta, al inicio de la gestión de Chávez, de las Aldeas Universitarias en cada municipio. Propuesta que, por no ser comprendida, fue puesta en práctica como el funcionariato la asimiló.
Es de esto último que surge lo que yo he dado en llamar «universidades unidimensionales». Fueron consideradas, por esos funcionarios del ministerio, como una propuesta, diferente y positiva, a la de las grandes universidades nacionales que son muy «difíciles» de manejar. De hecho, el ministro Moncada, en el 2006, declaró: Las Universidades Autónomas lamentablemente han traicionado su destino histórico, sus tradiciones y obviamente serán superadas por el devenir. Esa es la razón de la Misión Alma Mater, la falta de integración de las Universidades Autónomas ante el vendaval social y político que barre el país hace necesario crear un sistema universitario nuevo, eficiente, de calidad…
No echaré a Moncada -aunque su opinión sobre las autónomas caló- las culpas por la proliferación de esos disimulos de universidades. Ellas -más de una docena- cuando mucho, son solo institutos científicos, tecnológicos o políticos. Su objetivo, el estudio de una de esas áreas del conocimiento, más nada. Una universidad es, por el contrario, el lugar donde actúa concatenadas la trans y la inter disciplinariedad del conocimiento. El propio Chávez reconociéndolo así, ordenando crear núcleos de la UBV -ella sí lo es- en todos los municipios del país. Su propósito, ayudar a cambiar el Estado -lo dice su documento constitutivo-. En realidad solo funciona y con muchas limitaciones, en ocho o nueve ciudades.
Ahora bien, al margen de estas raras universidades, ha sucedido el pronosticado abandono a las universidades nacionales y autónomas, un abandonó que, en el caso de la Universidad de Oriente, se convirtió en destrucción de sus edificios. ¿Han visto a la Simón Bolívar? Su estado es bastante más grave que el de la Central, la del Zulia, la de los Andes y la de Carabobo. Esto no sucede en razón de alguna política universitaria, es más bien, la ausencia de ella. Sobre la Universidad de las Ciencias, ya dije lo que tenía que decir.


















Un Comentario
Joaquín Ramos
¿y cuál es el gran drama de que una universidad no tenga la estructura medieval que añora este señor? Y obvia, muy convenientemente, que esas universidades de las cuales dice que su descuido es por culpa del Estado, son precisamente las «autónomas» que están regidas por pandillas de opositores y opositoras que depredan el presupuesto asignado y las empresas comerciales que esas universidades constituyen con personal, instalaciones, equipos y dinero universitario.