La aceleración de las deportaciones de inmigrantes desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha puesto en marcha un sistema de negocio multimillonario de la crueldad y la guerra para el beneficio solo de sus bolsillos, a través de los vuelos de deportación, convirtiéndose en una fuente de ingresos crucial y altamente rentable para varias aerolíneas chárter privadas.
Tal como explica en un análisis la periodista española, Helena Villar, dado que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) no posee flota propia de aviones, subcontrata el transporte aéreo de detenidos. Eso ha generado jugosos contratos para las compañías involucradas.
Por ejemplo, cuando se analiza de la situación financiera de la operadora aérea Global X, más de la mitad de los vuelos de deportación en 2025 se subcontrataron en esta aerolínea chárter privada.
De acuerdo con un análisis del Financial Times, esa compañía ha pasado de registrar pérdidas a obtener ganancias ahora que ICE se ha convertido en su principal fuente de ingresos.
En cuanto a la empresa Avelo, es la única aerolínea de pasajeros que opera para ICE. Tras años de pérdidas, la compañía ahora está facturando millones gracias a estos contratos.
En ese sentido, medios destacan que la magnitud del sistema es tal que ICE planea aumentar drásticamente su presupuesto para este fin. Así, pasa de 721 millones de dólares anuales a una cifra estimada de 3 mil 600 millones de dólares extra al año.
Opacidad, riesgo y escándalo
Ya que este sistema opera con opacidad, las denuncias sobre las condiciones de los traslados implican:
Vuelos duplicados
Encubrimiento
Condiciones peligrosas
Deportaciones inexactas
En lo que va de mandato presidencial de Trump, los vuelos de deportación prácticamente se han duplicado, con ICE utilizando al menos 110 aviones para transportar detenidos en más de 5.100 vuelos.
Así también, conscientes de la controversia, las aerolíneas han tomado medidas para ocultar su participación, incluyendo repintar sus aviones de blanco. Esto para eliminar los rastros de marca. Incluso, se ha despedido a empleados que mostraron dudas o preocupación respecto a los vuelos.
De la misma manera, pasajeros y personal subcontratado han denunciado que los desplazamientos son desorganizados y peligrosos. Por lo que el propio manual de operaciones aéreas de ICE recoge que los arrestados deben estar esposados y encadenados de cintura a pies. Un encargado de los vuelos señaló la gravedad de las condiciones de seguridad al expresar que, «si tuviéramos un amerizaje, todos se ahogarían«.
Cabe destacar que, aunque la mayoría de los vuelos son nacionales, los internacionales también han aumentado, deportando a inmigrantes a México y Centroamérica, en muchos casos, sin importar su verdadero origen.
Por lo tanto, en el primer semestre de este año, más de 750 personas fueron enviadas a un país que no coincidía con su ciudadanía o lugar de nacimiento.
De esa manera, los vuelos de deportación de ICE operan bajo secreto y con tácticas diseñadas para esconder sus registros públicos, a pesar de lo cual diversos grupos de monitoreo han logrado exponer la lucrativa y cuestionable operación.