Marvin Mijares
A pesar de un cierre de campaña bastante polémico debido a los discursos de los candidatos presidenciales Donald Trump y Joe Biden, el mundo entero esperó con muchas ansias y expectativas las elecciones presidenciales de los Estados Unidos de Norteamérica, sin embargo, la tensión por la polarización no dio tregua.
Considerando las votaciones anticipadas, en estas nuevas elecciones han participado más de 160 millones de ciudadanos estadounidenses, para escoger al grupo político de su preferencia (republicanos o demócratas); sumados un vicepresidente; treinta y cinco (35) senadores y todos los curules de la Cámara de Representantes; además, se escogen los once (11) gobernadores de los siguientes estados: Carolina del Norte, Dakota del Norte, Delaware, Indiana, Misuri, Montana, New Hampshire, Utah, Vermont, Virginia Occidental y Washington.
Al respecto, el sistema electoral de los EEUU., se rige por un gobierno federal (estatal y local), a nivel nacional, el cual su sistema de sufragio es indirecto, no gana elecciones quien acumule más votos a nivel nacional, sino quien obtenga la mayoría de los colegios electorales, además, ese sistema está contemplado en el artículo 12 de la constitución estadounidense que data del año 1804.
En este orden de ideas, los ciudadanos estadounidenses eligen a su presidente a través del Colegio Electoral, este organismo está conformado por 538 electores o delegados (la elite) provenientes de todos los estados, esos electores son ciudadanos elegidos por los partidos políticos. El candidato que gane con más votos en un estado se queda con todos los votos del colegio electoral de ese estado, es decir, estos, son los que finalmente cuentan. En fin, en cada estado hay un porcentaje de colegios electorales y el candidato presidencial que logre conquistar la mayoría se adueña de la Casa Blanca.
Hasta ahora, el candidato demócrata Joe Biden, tras triunfar en estados claves suma 264 colegios electorales, sin duda le faltan seis puntos para la victoria ya que se maneja un total de 270, mientras tanto, Donald Trump, continúa con 214 colegios. Trump, ha optado por declararse ganador de las elecciones antes de terminar el conteo y como a lo interno no fue legitimada su declaración, ahora denuncia un “fraude” y ha lanzado varios procesos judiciales sobre el recuento de votos.
Los cantos de Sirenas se hicieron notar en el Exterior, el primer ministro de Eslovenia, Janez Jansa, apoyó las declaraciones del líder republicano del “fraude” donde afirma que, “Desde hace mucho tiempo es obvio que las encuestas son falsas, que los azules (demócratas) juegan la carta de las papeletas de votación tardías y que la Corte Suprema de EE.UU tendrá la última palabra”. Del mismo modo, el primer ministro ultranacionalista de Hungria, Viktor Orbán, alegó que, “el mandatario de los EE.UU había ganado y cuanto más retrasos y negación de los hechos”, por su parte, el mandatario brasileño Jair Bolsanaro, dijo que, “Ustedes conocen mi posición, es clara. Tengo una buena política con Trump, espero que sea reelegido”. Ellos siguen alineados con Trump y sus negocios, les preocupa los intereses que están en juego por apoyar su política. Por otro lado, el presidente de Irán, Hasan Rohaní, dice que, “gane quien gane las elecciones en Estados Unidos, la próxima administración se rendirá ante la nación iraní”.
Hay muchas expectativas en el Exterior sobre estas elecciones, mientras el equipo de observadores internacionales de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), que monitoriza las elecciones estadounidenses, difundió un tuit, donde calificó de “infundadas” las afirmaciones del presidente Trump sobre irregularidades en la votación y dice que “dañan la confianza pública en las instituciones democráticas”. Por otro lado, el Juez James F. Bas, del condado de Chatham, Georgia, denegó la demanda presentada por el equipo de campaña de Donald Trump y desestimó su petición de recontar los votos de esa demarcación, al no encontrar mérito alguno para cuestionar la legalidad y legitimidad tanto del procedimiento electoral como del escrutinio. Por su parte, analistas y políticos latinoamericanos y europeos de izquierda, aprovecharon la mediática para exigirle al Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, ¿por qué no cuestiona las irregularidades, milicias armadas intimidando votantes en las elecciones en los EE.UU.,? hasta ahora no existe pronunciamiento alguno sobre esa coyuntura.
En este sentido se comprende que, algunos miembros del partido republicano (Mitch McDonnell y Marco Rubio), se han mantenido al margen de las acusaciones de irregularidades del presidente, esto quiere decir que se han ido desmarcando de las polémicas de Trump, porque apoyarlo tocaría intereses oscuros que los pondrían en tela de juicio en un futuro y eso no les conviene.
Trump y los miembros de su partido, están en graves aprietos, a pesar las polémicas, en cantar victoria antes de concretar el conteo de votos, él y parte de su equipo se han encargado de acusar y difamar a Joe Biden, en ser parte del “castro-comunismo, del chavismo y en abrirle las puertas al mercado chino”. También, están aplicando oportunamente en medio de la profunda polarización la estrategia del “fraude” para generar conflictos internos y que reine el caos en el país. Los demócratas han salido airosos en buena medida están ganando gracias al Coronavirus que trajo como consecuencia el desgaste de las maniobras políticas de Trump.
El declive político de Trump, da cabida a que el Partido Demócrata, conquiste nuevamente los escaños suficientes para mantener el control de la cámara de representantes de EE.UU., durante los próximos dos años. Actualmente, los representantes demócratas tienen 232 asientos frente a los 197 de los republicanos. Hay que destacar que, el estado de Delaware hace historia al elegir a su primera senadora demócrata y transgenero, Sarah Mcbride.
Por los momentos, para la silla presidencial solo queda esperar como se definen la tendencia de los votos en Pensilvania, Nevada, Georgia y Carolina del Norte. Biden, solo necesita ganar en un solo estado para apoderarse de la silla, mientras Trump, no le queda otra que triunfar en los cuatro estados para su reelección, lo cual está un poco difícil.
Si la tendencia actual se mantiene, los demócratas habrán ganado el voto popular en 7 de las últimas 8 elecciones presidenciales (1992, 1996, 2000, 2008, 2012, 2016, 2020).
Con esta situación, es complejo hacer suposiciones, sin embargo, ganando Donald Trump, todo será igual o peor como continúen los efectos por el rebrote del Covid – 19, las manifestaciones contra la violencia policial con tintes racistas se incrementaran, el aumento de la pobreza y la crisis económica se profundizará, siendo las cosas así, la descomposición social llegará a niveles preocupantes para la estabilidad del país.
En el plano internacional liderado por Trump, es posible que aumenten las sanciones contra la Unión Europea por sus negocios con Rusia, imposición de más sanciones contra Irán, Cuba y Venezuela y tal vez se profundice la guerra comercial contra China, a través de la imposición de aranceles y a su vez con la estrategia del cuadrilátero QUAT (Japón, India, Australia, Estados Unidos), contrarrestar su avance y expansión de la influencia del gigante asiático.
Si gana Joe Biden, tratará de forcejear a lo interno con los republicanos en negociar para maniobrar ante la crisis política y crisis económica generada por la feroz pandemia del Coronavirus. Por otro lado, apoyar a los científicos para una vacuna eficaz para derrotar el virus; reimpulsar la industria manufacturera, mejorar el sistema tecnológico y crear mecanismos para generar un consenso con el objetivo de aliviar a la clase media con el aumento de 15 USD la hora. De igual forma, promete mejorar el “Obamacare” y el acceso a la cobertura de salud.
En lo internacional, posiblemente volverá al acuerdo climático de Paris, buscará restaurar la influencia política ante la pérdida de liderazgo geopolítico mundial, volverá el multilateralismo abandonado por Trump. Por lo que se puede apreciar, Biden, siendo un halcón lo bastante visionario y diplomático podría reordenar el tablero mundial a su favor siempre y cuando restaure los negocios con China y las demás potencias con economías emergentes. De igual manera, hay mucho escepticismo con Irán, sin embargo, son capaces de negociar para amortiguar la crisis diplomática y comercial. Por otro lado, en el caso Venezuela, buscará profundizar sus vínculos diplomáticos para mejorar las relaciones políticas entre ambos países, el triunfo de Biden, puede acarrear un cambio en el liderazgo en la oposición venezolana y dialogar con el presidente Nicolás Maduro.
Todo lo antes mencionado, con el virtual triunfo de Biden, se pueden generar importantes cambios en la política Exterior estadounidense, no se puede ocultar que su política es netamente guerrerista, pero, como está la coyuntura internacional compleja no le queda otra que negociar ante sus adversarios internacionales para mantener su hegemonía mundial.