Por: Italo Urdaneta
Ya el mundo sabe que EEUU está viviendo una crisis enérgica y financiera que lo está llevando al colapso total, por ello el presidente Donald Trump, de manera indebida, grosera y persuasiva, la ha emprendido en contra de los demás países para obligarlos, en beneficio del propio imperio, a pagar altas tasas arancelarias.
Trump, tras el interés de buscar mayores recursos, para fomentar una acción que favorezca a la élite empresarial a la cual pertenece en EEUU, ha diseñado además un plan que le permita hacerse de las riquezas de Venezuela, sobre todo para tener control absoluto de las reservas probadas más grandes del mundo en materia petrolera.
Este plan, nada fácil para llevarlo a cabo, ha obligado a la «Casa Blanca» a crear una narrativa falsa y mediática, y por ello le a parecido perfecto decir que Venezuela es un Estado fallido, que promueve el narcotráfico y que su líder es el propio presidente Nicolás Maduro.
Pero hay algo que echa a la cesta de la basura todo el plan maquiavélico de Trump, y es que no ha tomado, al menos aún, la iniciativa de combatir el narcotráfico en el propio territorio estadounidense.
Si de verdad el presidente Trump desea que el mundo en pleno le crea que tiene las mejores intenciones de enfrentar a este terrible flagelo que tanto daño le viene ocasionando a la humanidad, sobre todo, a los propios habitantes de EEUU, debería empezar primero a combatirlo en su propia casa.
Así pues, que todo lo que hasta ahora Trump pregona en contra de Venezuela, es una burda farsa, que solo busca un pretexto, como soporte, para ordenar una invasión en perjuicio de la Patria del Libertador Simón Bolívar.
Dadas estas circunstancias, hemos indagado que ciertamente hay posibilidades de acusar a Estados Unidos ante foros u organismos internacionales por ser indiferente al uso de las drogas ilícitas y al narcotráfico en su propio territorio.
Pese a que «no existe un único organismo internacional específico para acusar a un país como EEUU por sus políticas erradas en contra del consumo de drogas, ya que las acusaciones de esta naturaleza suelen manejarse en foros políticos, y en el marco de organismos internacionales que abordan el problema desde diferentes ángulos, si es posible hacerlo a nivel diplomático», explica el material que hemos consultado.
Según lo investigado, » un país puede elevar el tema a través de la diplomacia bilateral o en foros internacionales donde se discuten políticas de drogas y crimen organizado, como el Consejo de Seguridad de la Organizacion de las Naciones Unidas (ONU)».
En el ámbito de los derechos humanos, también la acusación podría hacerse ante la Comisión de derechos humanos de la ONU.
La misma acción pudiera ser llevada, tomando en cuenta el ámbito de la salud pública, ante la Organización Mundial de la Salud (OMS) , aunque este organismo no tendría la facultad de «acusar» a ningún país en esta materia, dice la consulta.
Por cierto, de acuerdo a lo investigado, » no hay un tribunal internacional que juzgue a países por su política interna de drogas, salvo en casos muy específicos donde se puedan demostrar violaciones a tratados internacionales», como pretende hacerlo EEUU en contra de Venezuela.

















