Por: Níkolas Stolpkin
El problema no es el narcotráfico, tal como nos lo quieren vender; el «problema» es China. EE. UU. quiere volver a recuperar «su patio trasero» y con ello volver a aplicar en el continente la Doctrina Monroe («América para los americanos»).
La creciente influencia china en América Latina, EE. UU. la está viendo ahora como una amenaza. Siendo, por lo demás, un continente secundario en cuanto al total de lo invertido por China en el exterior. África y Asia Central son los continentes donde se concentran el mayor acento de las inversiones de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) de China.
Por lo tanto, no es el petróleo, no es el narcotráfico, es la creciente influencia china que sigue ganando terreno en América Latina.
¡No vienen los rusos, vienen los chinos!
Obviamente los Grandes Medios de Comunicación no nos venderán que todo se trate de la fuerte influencia china en América Latina. En cambio, venderán aquello de que es por el «narcotráfico» para tener una excusa más creíble; y más, si se trata de países que no se pliegan a los intereses de Washington. Es por ello que se han inventado aquello del «Cartel de los Soles» en Venezuela, «liderado» supuestamente por su presidente Nicolás Maduro y altos funcionarios del país, y con supuestos vínculos al Tren de Aragua (Venezuela) y el Cartel de Sinaloa (México). Y para sazonar aún más la propaganda, el gobierno de EE. UU. ha ofrecido la recompensa de 50 millones de dólares por la captura de Maduro y han desplegado significativas fuerzas navales en el Caribe para amedrentar principalmente a Venezuela.
Venezuela… ¿Y quién es el principal socio comercial de Venezuela? Pues China.
¡Vienen los chinos!
Que el presidente de Colombia, Gustavo Petro, ¿no estuvo de acuerdo con que se amenazara a Venezuela…? Pues EE. UU. ahora le acusa de ser un «líder del narcotráfico ilegal». Pero se preguntarán dónde está China acá, ¿verdad?
China acaba de superar a EE. UU. como principal socio comercial en cuanto a las importaciones. Pero, además, Colombia se ha consolidado como el quinto socio comercial de China en América Latina. Siendo Brasil quien lidera la lista; en segundo lugar, está México; tercero está Chile, y cuarto está Perú.
Sin embargo, con respecto a las directas acusaciones contra el presidente de Colombia (Gustavo Petro), lo único que se podría buscar con ese actuar es comenzar a influir en las futuras elecciones presidenciales a realizarse en mayo del próximo año y posicionar a alguien que esté acorde a los intereses de EE. UU., y que pueda tomar distancia de la influencia china.
¿Estamos bien hasta acá? Prosigamos.
¿Escucharon hace poco, por parte del gobierno de EE. UU., que a México «lo gobierna el narcotráfico»? China es el segundo socio comercial más importante de México después de EE. UU. ¿EE. UU. tiene temor de que China lo pueda desplazar?
No es de extrañar que se invente la excusa de que México «está gobernado por el narcotráfico», para de alguna forma presionar a México en favor de los intereses de Washington. ¿Acaso no se supo de Panamá, a principios de año, y el por qué no se habló más del tema del Canal de Panamá?
Los gobiernos latinoamericanos con significativos lazos con China deberían estar alertas ante las nuevas jugadas de EE. UU. dentro del continente.
EE. UU. está decidido a frenar el avance de la influencia china en América Latina. Así que, cuando sepamos de algunos problemas dentro del continente tales como en Perú, Brasil, Chile o México, no hay que ver los acontecimientos tal como los venden los Grandes Medios, sino que hay que verlos como una lucha por frenar la influencia china en América Latina. ¿Hay problemas en tal lugar? Bien, se podría especular de ciertos intereses que desean conservar sus fuertes lazos con EE. UU. (y con la ayuda de estos), eso, por una parte; y, por otra, desean frenar el avance de la influencia china.
Retomando lo anterior, con respecto a Panamá. ¿Todavía se tiene recuerdo de cuando Donald Trump, a principios de año, amenazó con tomar el control del Canal de Panamá, porque supuestamente estaba controlado por China? Poco tiempo después, ¿se supo que el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, retiró a Panamá de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) de China, complaciendo así a los intereses de EE. UU.? ¿Siguieron después los problemas con Panamá?
¿Seguirán los problemas con México? ¿Seguirán los problemas con Colombia? ¿Seguirán los problemas con Venezuela?
Con Venezuela seguirán los problemas, porque su actual gobierno no se ha doblegado aún ante los intereses de EE. UU.
Es de esperar que EE. UU. no pueda aplicar en América Latina, específicamente en Venezuela, las mismas tácticas que Israel ha utilizado últimamente en el Líbano o Irán: ataques selectivos contra dirigentes de gran importancia. Se encuentran muy cerca como para aplicarlas; y tienen toda la tecnología para hacerlo.
¿México y Colombia seguirán firmes con China?
Recuerden que el problema no es el narcotráfico, el problema es la imparable influencia china en el continente.
¡Vienen los chinos!
Así que no es de extrañar que, en América Latina, sobre todo en Sudamérica, surjan problemas debido a la penetración de la influencia china.
EE. UU. quiere recuperar la posición que tuvo en América Latina en el siglo XX. ¿Cuál fue la excusa en ese entonces para ejercer control sobre América Latina? ¿Cómo se vendió? Todos sabemos que la excusa principal utilizada por EE. UU. es la denominada y manoseada «seguridad nacional», para intervenir en ciertos países. Primero fueron los conflictos internos de ciertos países para ir a defender sus propios intereses; después, en plena Guerra Fría, sería el «comunismo», para así contrarrestar la influencia soviética. Cayó la Unión Soviética (Rusia), a finales del siglo XX, y se quedaron sin excusas para intervenir.
A partir de lo ocurrido con las Torres Gemelas (2001), en EE. UU., se empezó a utilizar una nueva excusa para las intervenciones estadounidenses: el «terrorismo». Pero curiosamente, el «terrorismo» estaba o en países petroleros o países contrarios a los intereses de EE. UU.: Irak, Afganistán, Libia…
América Latina, de cierta manera, había quedado fuera de los países a intervenir, ya que la atención se había desplazado a otra parte. La aplicación del nuevo producto (el «terrorismo») se estaba concentrando en países islámicos o con gran influencia islámica.
Y mientras América Latina comenzaba a estar fuera de la atención de EE. UU., lejos de la «amenaza soviética», algunos intereses alcanzaron a explotar la veta de moda del «terrorismo», para ejercer cierto control sobre grupos influenciados por agrupaciones subversivas.
Colombia sería quizá el último país en el continente que habían sobrevivido las guerrillas marxistas-leninistas.
Las FARC-EP fueron la mayor fuerza guerrillera en Colombia, y en todo el continente, que oficialmente se disolverían en el año 2016. Y obviamente su disolución le sentaba muy bien a los EE. UU.
Hoy no están las FARC-EP en Colombia, pero sí tienen a un presidente, exguerrillero urbano del M-19, que hace poco (mayo) adhirió a Colombia a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) de China –algo que obviamente debió incomodar a los intereses de Washington.
Gustavo Petro viene a ser el primer presidente de Colombia, no servil a los intereses de EE. UU.; muy contrario a sus predecesores.
En Venezuela, por otro lado, no había guerrillas, pero sí un gobierno revolucionario, contrario a los intereses de EE. UU. Desde Hugo Chávez a Nicolás Maduro, EE. UU. no ha podido doblegar a Venezuela a sus propios intereses.
Venezuela tiene las mayores reservas de petróleo del mundo y EE. UU. no tiene control sobre ello. Por eso las múltiples sanciones contra Venezuela por parte de EE. UU. y sus aliados de la Unión Europea.
Pero Venezuela no está sola. Tienen el apoyo de grandes potencias tales como Rusia y China… (Nota del autor: se desconoce cuál sería la reacción, por parte de estas potencias, en caso de una agresión directa contra Venezuela) ¿China? Por supuesto, China es el mayor socio comercial de Venezuela.
¡Vienen los chinos!
Entonces podemos ver ciertos puntos claves, candentes, dentro del continente: Venezuela, Colombia, México y Brasil. Sin embargo, dentro de los puntos candentes, Brasil no ha prendido todavía. Pero no se debe olvidar que Brasil es el mayor socio comercial de China en América Latina. Después existen otros puntos candentes, activos e inactivos. Perú parece ser un punto candente-activo. Chile está por verse (pronto habrá nuevas elecciones). ¿Chile pronto pasará de ser un punto candente-inactivo a un punto candente-activo? Bolivia y su nuevo presidente, Rodrigo Paz, está pasando de ser un punto candente-activo a un punto candente-inactivo. Y la razón principal es porque difícilmente Bolivia pueda darle ahora problemas a EE. UU.
Hay que recordar que entre Chile, Bolivia y Argentina conforman el «Triangulo del Litio», donde se concentra más del 50% de las reservas mundiales de este metal blando, muy apetecido por las grandes potencias, sobre todo por China. ¿China?
¡Vienen los chinos!

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