Alonso, Robert: De la gusanera cubana que consiguió establecerse en Venezuela en la época puntofijista dominada por la mafia de Carlos Andrés Pérez (el año de 1973). Personaje enraizado con los mayores terroristas del planeta, pagados y dirigidos por la CIA. Fue pieza clave en la conjura del 2002 contra el Presidente Hugo Chávez, y en su finca Daktari reunió a grueso número de paramilitares colombianos con el fin desatar una caótica y confusa carnicería en varios cuarteles de la República que le permitieran a los medios internacionales promover una atroz campaña en la que se mostrase una pavorosa sublevación contra el Presidente. Este repugnante asesino cogió las de Villa Diego (hacia la meca de los terroristas: Miami), al igual que los generales golpistas de Plaza Altamira.
Alonso, Robert: apodado “El Coronel”, llegó a ser jefe militar de la extinta Coordinadora Democrática; fue igualmente el jefe de la macabra operación montada con paramilitares colombianos en su finca Daktari. Fue el hombre creador de las llamadas “guarimbas”, con las que secuestró y torturó a las urbanizaciones del Este de Caracas durante semanas, a finales del marzo siniestro de 2004. Alonso, Robert: (hermano de la actriz María Conchita Alonso), es cubano de nacimiento, con estatus de residente en Estados Unidos, donde hizo estudios universitarios. En su finca Daktari, en Baruta, atendió a los 130 paramilitares colombianos que venían a Venezuela para provocar otra masacre, peor que la del 11 de abril de 2002.
Robert Alonso se trasladó de niño a los Estados Unidos bajo la Operación Peter Pan para protegerlo de los “filosos dientes” de los comunistas cubanos que con el triunfo de la Revolución se pusieron de moda; de quienes decían los gusanos que cuando se acabara la carne empezarían a comerse los niños de Cuba. ¡Una viveza criolla para ganarse la visa y el estatus en USA, país donde debería haber nacido![1]
Así, comenzó el desequilibrio en la personalidad de la familia Alonso; son notorios los escándalos de la hermanita farandulera en Caracas o en Miami, y la militancia del hermanito en las filas de la ultraderecha cubana Mayamera, la más rancia e intransigente, defensora de la futura anexión de Cuba a los Estados Unidos. El problema de los Alonso es bien complejo, refleja la mentalidad patológica creada en Miami contra todo lo que se llame Revolución socialista. Cuando en marzo de 2004 estallan los Guarimbazos, 74 paramilitares colombianos drogados previamente contactados por Carlos Melo, actúan en diferentes lugares de Caracas: bloquean con camiones las autopistas, queman cauchos, disparan desde algunos edificios del Este, ayudan a levantar barricadas, dan instrucciones para lanzar bombas molotov contra la Guardia Nacional.
Alonso, Robert: odia delirantemente a Fidel Castro; se cree un perseguido político de Cuba, ve fantasmas comunistas por cualquier lado. Sin dudas, Robert Alonso cumple los requisitos por la CIA para hacer el trabajo de desestabilización sicológica, estimular una respuesta violenta en los vecinos, crear el caos, la anarquía generalizada, en fin completar el escenario de ingobernabilidad en Venezuela que justifiquen tramitar en la OEA la intervención internacional.
Habría que preguntarle a Mr.
Robert Alonso, de dónde sacó tantos millones para tener una finca en Baruta,
donde el 9 de mayo se encontraron más de cien paramilitares entrenando para intentar
derrocar al gobierno de Chávez. ¿De qué vive? ¿Cómo hizo para pagarle 500 mil
pesos sólo de entrada para traer a este país a 130 paramilitares, alimentarlos,
entrenarlos, buscarles uniformes y armas?
[1] Tomado de un trabajo de Humberto Gómez García Publicado en Aporrea, el Lunes, 08/03/04 07:30pm).