Bernd Debusmann Jr
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, admitió esta semana que autorizó operaciones encubiertas de la Agencia de Inteligencia de su país (CIA, por sus siglas en inglés) en Venezuela, un reconocimiento poco usual de lo que es -por lo general- información clasificada para los más altos niveles del gobierno.
La autorización le puede dar a la CIA la capacidad de realizar operativos en la región, incluyendo ataques letales en contra de supuestos traficantes de drogas u operativos más amplios que puedan conducir a la caída del gobierno de Nicolás Maduro.
Estas autorizaciones, conocidas con el nombre técnico de «hallazgos presidenciales», en ocasiones anteriores han conducido en otros países a ataques con drones, financiación o entrega de armas a grupos insurgentes e incluso esfuerzos para cambios de régimen.
Sin embargo, la mayoría de estas acciones permanecen con carácter de clasificadas o secretas.
De acuerdo a las leyes estadounidenses, los presidentes pueden autorizar acciones encubiertas si esos operativos son «necesarios para apoyar objetivos identificables en política internacional, que son importantes para la seguridad nacional de EE.UU.».
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Una vez que esto se determina, la información debe ser compartida con los comités de inteligencia del Senado y de la Cámara de Representantes y, en casos importantes, con el «grupo de los ocho» que está compuesto por los líderes de ambos partidos y los miembros principales de los comités de inteligencia.
Pero esa notificación, que se espera que sea detallada y describa los riesgos legales, no significa que se necesite aprobación del Congreso.
El Congreso sólo puede bloquear esas operaciones a través de leyes o limitando su financiación.

En la práctica, la autorización puede ser tan específica -o tan amplia- como el presidente considere necesario.
«El parámetro que tienen las autoridades está establecido en la autorización», le explicó a la BBC Mick Mulroy, un exagente de la CIA.
«Pero realmente no hay limitaciones y no necesita aprobación del Congreso», añade.
«Pendiente resbaladiza»
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Cualquier restricción sobre las acciones de la CIA se hace a través de órdenes ejecutivas que, de acuerdo a Mulroy, «significa que el presidente puede simplemente escribir una nueva orden ejecutiva y cambiarla».
Una vez aprobadas por el presidente, las acciones de la CIA pueden tomar la forma de asesinatos selectivos, operaciones encubiertas, acciones para influir en la política local o ayuda para equipar grupos armados que intentan derrocar gobiernos de otras naciones.
En diciembre de 1979, por ejemplo, un hallazgo presidencial firmado por Jimmy Carter le permitió a la CIA financiar a las guerrillas afganas que luchaban contra la invasión soviética a su país.
Solo unos años más tarde, otro hallazgo -esta vez del presidente Ronald Reagan- le permitió a la CIA extender la ayuda encubierta a los contras, los rebeldes que intentaban derrocar al gobierno sandinista en Nicaragua.
Hallazgos recientes han revelado operaciones a nivel global contra al Qaeda después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, así como también la operación Timber Sycamore, un operativo llevado a cabo por la CIA para entrenar y apoyar rebeldes sirios para acabar con el régimen de Assad.
En otros países de América Latina -incluyendo Guatemala, Chile y Brasil- EE.UU. ayudó a acabar con gobiernos en el marco de su lucha contra el comunismo o impulsó gobiernos que eran opresores y cometieron violaciones a los derechos humanos.

«No tenemos un récord muy admirable», le explicó a la BBC Dexter Ingram, el exdirector de la oficina de lucha contra el extremismo violento en el Departamento de Estado.
«Hay una larga historia y no siempre es positiva. Creo que tenemos que mirar nuestra historia: es una pendiente muy resbaladiza», añadió.
El caso Venezuela
No queda claro si la CIA está llevando a cabo operaciones encubiertas, si las está planeando o simplemente las tiene como un plan de contingencia en la región o el país.
A principios de esta semana, Trump justificó la autorización a la CIA y los bombardeos contra embarcaciones en el mar Caribe, señalando que «grandes cantidades de droga» están circulando desde Venezuela hasta EE.UU.
Pero las operaciones serían encubiertas y tomarían diferentes formas contra una variedad de objetivos.

Presuntos miembros del Tren de Aragua y del cartel de los Soles, organizaciones señaladas por EE.UU. como terroristas, podrían ser objetivos de operaciones paramilitares o drones.
Marc Polymeropoulos, veterano de la CIA con 26 años de experiencia que sirvió en Irak y Afganistán y supervisó misiones clandestinas en todo el mundo, le dijo a la BBC que la metodología de «encontrar, arreglar y acabar» que la agencia desarrolló durante la «guerra global contra el terrorismo» podría aplicarse fácilmente a estas llamadas redes criminales.