*JUAN MARTORANO
Como lo indicamos en la entrega precedente. En esta entrega analizaremos el rol que juega la Federación Rusa dentro del ecosistema de resistencia que tenemos en la República Bolivariana de Venezuela, para poder afrontar las amenazas de la potencia militar más formidable sobre la faz de la tierra.
Mientras Turkiye como indicábamos casi al cierre de la edición anterior de esta columna teje redes financieras y sortea “sanciones” (para nosotros son más bien agresiones financieras), Moscú actúa en un nivel diferente. Uno abiertamente militar y simbólico mostrando que la resistencia en Venezuela tiene múltiples capas: Cada asesor ruso que llega, cada ejercicio conjunto o cada acuerdo tecnológico o de otra índole que se suscribe no es solo un acto de cooperación. Es un mensaje muy directo a Washington. ¿Qué significa ver a Rusia moverse nuevamente en el Caribe? Significa que Caracas no está sola. Tiene un socio que combina experiencia estratégica, capacidad tecnológica y poderío militar cuidadosamente calibrado para no escalar en un conflicto directo.
Y no subestimemos el valor de lo simbólico. Cada despliegue, cada maniobra rusa transmite una señal clara al mundo de que el poder estadounidense ya no puede imponerse sin considerar a otros actores con ambiciones y recursos propios. Es un recordatorio de que el orden global es ahora multipolar y Venezuela se encuentra en el centro de esa transformación.
La participación rusa no se limita al campo militar, también proporciona inteligencia, asesoramiento en defensa aérea, coordinación y cooperación tecnológica además de su transferencia, elementos que favorecen y fortalecen la capacidad de Caracas para resistir ataques, anticipar movimientos del enemigo y proteger sus infraestructuras críticas. Cada paso que da Moscú por pequeño que parezca multiplica la resiliencia venezolana frente a ataques externos y “sanciones”. Y aquí surge la pregunta crucial: ¿ Si Turkiye sostiene la economía y Rusia fortalece la defensa militar como puede Estados Unidos proyectar su poder con la misma facilidad que en conflictos anteriores?
Cada decisión tomada por Washington enfrenta una red compleja de aliados internacionales donde cada movimiento tiene consecuencias estratégicas que se mueven o se extrapolan más allá de las fronteras venezolanas.
Esto nos enseña algo fundamental. En la guerra moderna, el poder militar por sí solo no garantiza la victoria. La coordinación de inteligencia, tecnología, respaldo simbólico y alianzas estratégicas redefinen lo que significa resistir. Y Rusia al estar presente en el tablero convierte cada intento de intervención en un desafío que va mucho más allá de Caracas.
Es un mensaje sobre los límites del poder unilateral estadounidense y mientras Rusia asegura el respaldo militar y la resiliencia estratégica de Caracas, hay otro actor que actúa también de manera diferente, pero no menos poderosa: Nos referimos a la República Popular China.
Beijing no busca la confrontación directa, ni bases militares ni despliegues visibles, pero su influencia es profunda, silenciosa y sistemática. Cada inversión en energía, telecomunicaciones e infraestructura en Venezuela no son casualidad. Son parte de un plan mayor para asegurar que el hemisferio occidental ya no sea un polo de poder exclusivamente estadounidense.
¿Qué significa el hecho de que China invierta en refinerías y redes de telecomunicaciones venezolanas mientras en Washington observan?
Significa que Caracas se convierte en un punto clave de la estrategia global de Beijing, un eslabón en la red Sur-Sur que busca equilibrar el poder global.
No es solo dinero o tecnología, es influencia, capacidad de negociación y la certeza de que el orden unipolar que Estados Unidos impuso durante décadas ya no es absoluto. China aporta algo que va mucho más allá de lo visible: estabilidad económica y diversificación de recursos y relaciones comerciales. Cada barril de petróleo que llega a Asia, cada proyecto de infraestructura financiado por Beijing refuerza la posición estratégica de Caracas, y esto plantea otra pregunta clave: ¿ ¿Si Estados Unidos intenta presionar a Venezuela, como puede ignorar que un aliado económico de esta magnitud respalde silenciosamente cada paso de su resistencia, que además la relación no es unilateral? Porque China en su alianza con Venezuela tiene acceso a recursos críticos y asegura mercados estratégicos mientras que Venezuela fortalece su capacidad de resistir sanciones y aislamientos.
Esto es uno de los mejores ejemplos de interdependencia estratégica. Cada inversión, cada cooperación tecnológica, cada acuerdo logístico se traduce en poder político y económico sin disparar ni un solo misil. Y aquí es en donde viene lo más inquietante para Washington. Esta presencia china no solo se limita al comercio o a la infraestructura. Cada movimiento de Pekín envía un mensaje a otros países del mundo, en el sentido de que el poder global se está compartiendo y aquellos que buscan desafiarlo pueden encontrar aliados inesperados: Venezuela apoyada por China deja de ser un caso aislado y se convierte en símbolo de que un orden multipolar ya no es teoría sino realidad concreta.
Esto redefine la manera de cómo se percibe la resistencia. No se trata solo de un país pequeño frente a un gigante militar. Se trata de toda una red de alianzas estratégicas donde el respaldo puede igualar e incluso superar las presiones militares, y en esa red, China juega un papel silencioso pero determinante, un aliado estratégico que transforma la resistencia venezolana en un fenómeno global.
Y mientras China consolida su influencia a largo plazo, hay otro actor que opera de manera mucho más discreta que China pero no por ello menos significativa: India.
Aunque rara vez escuchamos o leemos de su participación en medios occidentales, Nueva Delhi ha incrementado sus importaciones de petróleo venezolano, incluso frente a sanciones estrictas. ¿Qué nos indica esto?
Nos indica que el comercio energético no es sólo cuestión de dinero, sino de poder estratégico y de autonomía frente a Washington. Detrás de cada barril que llega a la India, hay una declaración geopolítica muy clara.
Además, y este es un dato no menos importante, que hemos mencionado a tres de los cinco países fundadores del grupo BRICS, pero de esto seguramente nos referiremos en próximas ediciones de esta columna.
El comercio global no puede seguir siendo dictado por un solo país. Venezuela se convierte así en un nodo vital para la diversificación energética de una nación que busca independencia frente a los vaivenes en el Medio Oriente. Cada transacción es un acto de resistencia, una manera de asegurar que Caracas pueda sostener su economía y mantener viva su capacidad de resistencia frente a presiones externas y extremas.
Consideremos la dimensión geopolítica de la India. Porque India no solo compra petróleo, sino que envía un mensaje directo y silencioso a Washington y a los mercados internacionales. Cada barril comprado en Caracas representa un desafío directo a la narrativa de aislamiento. No es confrontación militar, no hay sanciones que puedan detener este flujo: Es un claro ejemplo de cómo la economía se puede convertir en una herramienta de poder político.
Y lo más relevante es que está relación se traduce para Venezuela en un respiro económico y de legitimidad internacional. Porque no depende únicamente de aliados visibles como Rusia, China, Turkiye, Cuba o Nicaragua. Venezuela tiene en India a un socio que actúa con discreción pero con firmeza, asegurando que la supervivencia del país no dependa de la buena voluntad de Washington. Es así que lo que pareciera un simple convenio energético forma parte de la estrategia de resistencia global, un mecanismo para mantener el flujo de recursos, sostener la moral interna y enviar un mensaje contundente, incluso frente a un gigante militar. Un país puede encontrar aliados que lo sostengan de manera invisible, pero letalmente efectiva si cabe este término.
¿No es realmente fascinante como algo tan silencioso como la compra de petróleo puede alterar el tablero geopolítico completo?
Venezuela apoyada por India sigue demostrando que la independencia no siempre y no solamente se defiende con las armas. A veces se protege con estrategia, misión y visión y con aliados inesperados y estratégicos.
Pero si esto les parece interesante, esto son apenas los aliados visibles. Estén pendientes de nuestras próximas entregas, porque nos referiremos y es importante que tengamos claro que esta batalla no solo se está jugando a niveles de los gobiernos o de los tratados oficiales. Resulta que existe un mundo silencioso, casi inimaginable donde realmente se está moviendo la resistencia venezolana: Nos referimos a las redes no estatales.
Pero de ello, nos referiremos en la próxima entrega de nuestra columna. Porque esto se está poniendo aun más interesante.
¡Bolívar y Chávez viven y sus luchas y la Patria que nos legaron sigue!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
* Abogado, Defensor de Derechos Humanos, Militante Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiteros y Tuiteras Socialistas. , [email protected], [email protected] , [email protected] , cuenta tuiter e instagram: @juanmartorano, cuenta facebook: Juan Martorano Castillo. Canal de Telegram: El Canal de Martorano
















