Por: Italo Urdaneta
Hay muchos lectores que intervienen, incluso, casi a diario en las redes sociales, que no terminan aún de entender cuáles son los verdaderas razones o objetivos que tiene EEUU para haber movilizado una flota completa de su armada a las aguas del mar Caribe.
No podemos dejar de mencionar que el despliegue militar que ha ordenado el presidente Donald Trump, frente a las costas de Venezuela, es grosero y desmesurado, pero al mismo tiempo injustificado, lo que hace preveer que hay toda otra intención, que dista mucho de lo que erradamente se dice, que es para enfrentar las operaciones que adelanta el narcotráfico en nuestro Continente.
Es inexplicable, entonces, y en este sentido, que Estados Unidos haya decidido movilizar el porta aviones nuclear «Gerald Ford», considerado el más grande que tiene la armada estadounidense, solo para salir a enfrentar o combatir lanchas y pequeñas embarcaciones, que presuntamente están dedicadas a transportar droga hacia territorio estadounidense.
La intencion de publicar esta nueva entrega, es revelar o terminar de poner al descubierto las verdaderas motivaciones que tiene el imperio para haber asumido el reprochable despliegue militar que viola el tratado internacional que reza que Latinoamérica fue declarada libre de cualquier intento de un conflicto armado, que pudiera desencadenar, incluso, una guerra nuclear, que ponga en riesgo la seguridad del Continente.
Es necesario aclarar, además, o más bien refrescar, que EEUU en los actuales momentos vive una situación compleja, por cuanto padece una emergencia energética y financiera, y se enfrenta también al descalabro económico que registra el país, por aparente culpa, dice Trump, del empuje comercial, cada vez más sólido y competitivo, que adelantan China y Rusia en nuestro Continente.
Está situación, ya ineludible, ha llevado al presidente Trump, desde la «Casa Blanca», a buscar estrategias que le permitan vencer estos avatares, en el menor tiempo posible, a favor de su nación.
Lo malo que el mundo aprecia, sobre todo el económico y financiero, es que el gobierno estadounidense apela a la hegemonía nuclear, al chantaje, y a la imposición de la fuerza, para lograr sus objetivos.
Esto ha hecho, que Trump y su gabinete se hayan ganado el repudio colectivo de toda la comunidad internacional.
Si Trump buscase, quizás, otras alternativas viables y razonables para sacar adelante a su nación, sin la necesidad de perjudicar a los demás paises, la solidaridad global hacia la «Casa Blanca» pudiera contribuir a salir del trance a EEUU, pero vemos que no ha sido así.
¿Qué ha hecho entonces EEUU hasta momento para enfrentar está crisis?
Apelando, como hemos dicho, al uso de la fuerza, acaba de invadir con sus marines, pero de manera diplomática, a Panamá, para tener el control absoluto de su canal y así controlar el flujo de los barcos que traen mercancías, sobre todo, desde China y Rusia, que llegan a toda América, incluyendo a los propios EEUU.
Este primer objetivo ya lo cumplió el gobierno de Trump, meses antes, sin que el gobierno de Panamá pudiera hacer algo al respecto.
Una vez más EEUU de manera humillante y altanera viola la soberanía de Panamá, que por cierto venía erróneamente apoyando al imperio ante las medidas coercitivas que le ha impuesto de manera injusta a Venezuela.
Entre tanto, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ni los organismos internacionales encargados de impartir justicia, como la Corte Penal Internacional (CPI), hicieron algo al respecto, en defensa de los intereses del pueblo panameño.
Pero el gobierno de Trump ha ido más allá. No conforme con la acción desmedida en que incurrió violando todos los preceptos internacionales en perjuicio de la soberanía de Panamá, escasos días después puso en práctica otro plan diabólico, en perjuicio de todas aquellas naciones, desarrolladas o no, para imponerles nuevos y grotescos aranceles, prácticamente sin ningún derecho a la protesta.
Está acción cumplida por el gobierno de Trump ha sido considerada «un asalto a mano armada» en perjuicio de todas esas naciones, incluyendo también a Venezuela.
Desde luego, los aranceles más altos le fueron aplicados a China y a Rusia, que son los grandes enemigos que busca destruir el gobierno de EEUU.
A Brasil, por ejemplo, por protestar su presidente, Lula da Silva, fue objeto de mayores aranceles y desde luego, surgieron graves amenazas.
Con Canadá, pese a que es su vecino y aliado, ocurrió lo mismo.
Y asi Trump, actuando como todo un «pirata», que no es otra cosa que un vulgar ladrón, fue sacándole a cada país de sus bolsillos cientos de miles de millones de dólares, para contrarrestar el déficit del flujo financiero que registra el imperio.
Trump aplicó aquel principio de Maquiavelo, que dice: » El fin justifica los medios», como si eso fuese legal.
Ya antes le había sacado provecho económico al conflicto armado que alentó y financió, en un principio, entre Rusia y Ucrania, tras la búsqueda que este último país pase a integrar la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), con el fin de poder atacar, en cualquier momento, desde el territorio ucraniano, a Rusia, con el apoyo de los paises aliados.
Es evidente entonces, que Trump no desmaya tratando de obtener recursos, así sea de manera ilegal, e incluso, a través del pillaje, para beneficio de la élite económica que representa y proteje en EEUU.
Ahora Trump ha ‘sacado un nuevo As debajo de la manga’, con la clara intención de incursionar también en contra de Venezuela.
Sin ningún tipo de escrúpulos, y mintiendo una vez más, ha señalado, sin mostrar ninguna prueba, que el presidente Nicolás Maduro es quien lidera el cártel de los soles que supuestamente opera en Venezuela.
Esta narrativa poco ortodoxa y seria, además ofensiva e irrespetuosa hacia un jefe de Estado, busca ser la excusa perfecta para que las fuerzas militares del imperio invadan a Venezuela.
Trump se ampara diciendo que EEUU tiene derecho a enfrentar el terrorismo y el narcotráfico, pero el mismo comisionado para los DDHH de las Naciones Unidas, Volker Turk, ha dicho que es inaceptable que continúen los asesinatos y las intenciones que tiene EEUU de querer invadir a Venezuela y a México también.
Hemos dicho en anteriores escritos que si Trump de verdad tuviera la intención de enfrentar el narcotráfico en el mundo, lo primero que debería hacer es comenzar a detener en el propio territorio estadounidense, a los jefes de los cárteles que operan libremente en ese país, pero nada hace al respecto.
Tampoco ordena desarrollar operativos serios, creíbles, para decomisar la droga que es distribuida libremente por todo el territorio norteamericano, sin ningún tipo de obstáculos.
Trump además nada ha hecho para rescatar a esos cientos de miles de jóvenes, que viven en situación de calle en las ciudades más importantes de su país, que no tienen como comer ni un lugar en donde vivir, dado que son víctimas del consumo de drogas, entre ellas del peligroso fentanilo, que fue creado por un químico norteamericano.
Según nuestras estimaciones, son tres los objetivos claros que Trump quiere cumplir si decide, finalmente, dar la orden para invadir a Venezuela.
La primera de ellas, es lograr el derrocamiento del presidente Nicolas Maduro, detenerlo, junto a sus más cercanos colaboradores, para exhibirlo luego como un trofeo, solo porque no ha sido sumiso ni se ha arrodillado ante sus demandas.
En segundo lugar, la acción belicista le permitiría acabar definitivamente con la Revolución Bolivariana, que ha sido considerada por EEUU como un mal ejemplo para otras naciones, dado que ha trascendido mucho más allá de nuestra fronteras, bajo el esquema del socialismo.
En tercer lugar, y es el propósito de mayor envergadura, la acción militar, reprochable desde todo punto de vista, le permitiría a EEUU apoderarse del petróleo y de las demás riquezas, entre ellas del oro y otros valiosos minerales, incluyendo las numerosas fuentes hídricas, ricas en agua potable y saludable para el consumo humano.
Para cerrar este análisis, haremos uso de lo que dijo hace escasas horas el diputado de la Asamblea Nacional (AN), Juan Romero, al asegurar que la política hegemónica del gobierno de EEUU hacia Venezuela, y por ello el asedio militar desplegado en aguas del mar Caribe, es en realidad una estrategia disuasiva dirigida a controlar el comercio marítimo global, debido a que el 85% del comercio mundial se realiza por vía marítima.
El analista agregó que la supuesta lucha de EEUU contra las drogas es una farsa, pero en realidad lo que desea el imperio es apropiarse, ilegalmente, de los recursos del pueblo venezolano.
Por cierto, un barco ruso cargado supuestamente de combustible para Venezuela, debió hace escasas horas desviar su rumbo, para así evitar sostener un encuentro con un buque de la armada estadounidense, que de seguro lo iba a interceptar.
Rusia, ante este hecho, de inmediato ordenó el despliegue de uno de sus poderosos navios de la armada para escoltar las naves que integran su flota comercial.
Veremos hasta donde se atreve a llegar el imperio…

















