Por. Italo Urdaneta
En reiteradas oportunidades nos hemos referido al rol que deben cumplir los Medios de Comunicación Social, no solo los que operan en Venezuela, sino también los que ejercen el periodismo, de manera libre y sin presión, en cualquier otra sociedad, apegada a los principios universales de la verdad, objetividad e imparcialidad.
Vale destacar que estos fundamentos del periodismo deberían de prevalecer por siempre y de manera muy especial, en un buen periodista, si estamos hablando realmente de un verdadero Comunicador Social.
Todos esos principios, que están implícitos en la carrera del periodismo, por desgracia, se han venido perdiendo a lo largo del tiempo, pues, al parecer, el ejercicio comunicacional que se desarrolla hoy en día está más alineado a los intereses de los mejores postores, que pagan muy bien, para ver satisfechas sus demandas o caprichos.
Esta conducta, de por si reprochable, no solo se ha convertido ya en algo tradicional y perjudicial para la sociedad en general, porque no solo evade o desconoce la justicia, que es algo muy importante, sino que también se ha convertido en una herramienta de hacer dinero de manera fácil, por mucho que cueste admitirse.
Estos Medios de Comunicación Social, en especial los que operan en Occidente, bajo el ala protectora de EEUU, por lo general están aliados a los intereses de la extrema derecha y del propio capitalismo, de allí que no se preocupan por realizar un periodismo de altura, confiable, veraz y objetivo, sino que por el contrario desarrollan estrategias, teorías y narrativas mediáticas, la mayoría falsas, en procura de que satisfagan, a su vez, los intereses de quienes están detrás de este cuestionado periodismo, que llegó, al parecer, para quedarse.
Ya no son solo especulaciones las que surgen en contra de esas empresas mediáticas de la comunicación, que en su gran mayoría responden a esquemas cuidadosamente diseñados para cuestionar, falsear o desestabilizar gobiernos, democráticos o no, que no responden a los intereses de Estados Unidos.
Por ello es sabido que desde Miami, por ejemplo, hay un sin número de Medios de Comunicación Social, incluyendo el grueso de las redes, que día a día preparan desde sus laboratorios mediáticos todo un arsenal informativo y comunicacional para desestabilizar, como ocurre en contra de Venezuela.
Ya hemos visto también que quienes están detrás de todos estos laboratorios comunicacionales, son en su mayoría periodistas ‘palangres’, que actúan como peones, pero que no se andan con rodeos para contribuir a desestabilizar a muchas naciones legalmente constituidas, promoviendo golpes de Estado.
No hay que olvidar que estos medios fascistas le hacen culto a la muerte, por ello alientan el magnicidio, como ocurrió en el pasado en perjuicio del presidente Nicolás Maduro, que es el caso más cercano que nos atañe.
Así pues, que la extrema derecha no deja ni dejará de actuar de la manera que lo viene haciendo, por ello seguirá aferrada a sus mejores aliados, que no son otros que los Medios de Comunicación Social, incluso con periodistas venezolanos, para lograr la desestabilización de Venezuela, la cual les ha resultado hasta ahora infructuosa.
No obstante a todo lo que ha venido ocurriendo, y pese a las amenazas constantes, estos medios corrompidos, alineados a los intereses de la extrema derecha venezolana, que representa aquí la diabólica Sayona, andan perturbados, nerviosos, incluso, llenos de pánico, porque a pesar de las campañas desestabilizadoras continuas que han emprendido desde hace tiempo, con fuerza y sin reposo en contra del país, no han podido convencer del todo al imperio invasor para que ejecute, de una vez por todas, como es su deseo, una operación armada con sus marines en suelo patrio del Libertador Simón Bolívar.
Lo que se creía era ya inminente, se ha venido revirtiendo, poco a poco.
El presidente Trump, quizás temeroso del alma y del espíritu de Bolívar, al parecer si le da uso a los sesos, pues por su actitud cautelosa da a entender que es mejor emplear esos esfuerzos bélicos en otras regiones distintas a su típica área de influencia, tal vez en Asia, África o en el mismo Oriente, que le pudieran reportar mejores dividendos a su país, como ha ocurrido con Ucrania.
Trump, tal vez piense además, que al fin y al cabo lo que pasa en Venezuela es un problema de diálogo y entendimiento, que no se ha resuelto aún, porque no ha contado con buenos negociadores.
Toda esta situación, redondeando el tema, mantiene de «pelo para’o» a esos medios de prensa fascistas, criminales y mediáticos, que no han visto aún que se concrete la acción militar descabellada en contra de Venezuela.
Esos medios tienen mucho que perder.
Temen, entre otras cosas, que no les vuelvan a renovar, por su trabajo sucio, anti ético y mal oliente, los futuros contratos para continuar con su actitud criminal desestabilizando gobiernos legalmente constituidos, pero que por desgracia algunos de ellos se mantienen vulnerables, quizás por poco tiempo, si alentamos de manera definitiva la Unión, como lo soñó el Libertador Simón Bolívar.
















