*JUAN MARTORANO
El 8 de octubre de 2019 entregaba a nuestro Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela sus Cartas Credenciales el Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la Embajada de Cuba, Dagoberto Rodríguez Barrera.
Pero recuerdo que, a este digno hijo de Martí, porque con Dagoberto Rodríguez Barrera se aplica aquello que Martí, en su breve estancia y a su llegada a Venezuela dijo “Déme Venezuela en que servirla, y tendrá en mí un hijo”.
Y entregó sus cartas credenciales, en un día que es muy especial no solo para Cuba sino para el movimiento revolucionario latinoamericano y mundial en general, en la conmemoración de la caída en combate del guerrillero heroico, Ernesto “Ché” Guevara.
Pero no me mueve, y disculpen que escriba en primera persona del singular, escribir sobre la trayectoria diplomática de este digno hijo de Cuba, sino un poco desde lo humano.
El entonces consejero y responsable de prensa de la embajada cubana en nuestro país, Marlon Estévez, una vez que llegó el Licenciado Rodríguez Barrera al país, recuerdo que me invitó a la residencia oficial del embajador, y a un grupo de compañeros y compañeras, porque quería conocernos. Recuerdo que esa invitación se concretó el 20 de enero de 2019.
Y este servidor, en una inusual puntualidad que no es propia de la mayoría de los venezolanos y venezolanas, llegué a la cita, y con una guayabera blanca y una sonrisa cálida, ahí conocía al Licenciado Dagoberto Rodríguez Barrera.
La reunión no tenía un carácter formal o de cooperación con las labores que el hermano Rodríguez Barrera haría en el país, la reunión tenía un carácter más personal, humano, y por eso, por lo menos quien esto escribe, enganchó inmediatamente con el compañero Dagoberto.
Además de que en dicha reunión más que hablar del tema político o económico, personalmente hablaba con Marlon y con el embajador Dagoberto de béisbol, porque justamente en esos días de enero de ese año, estaban jugándose los playoff de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional.
También en ese encuentro conocíamos a la esposa del compañero Dagoberto: Marisabel De Miguel, quien lo acompañó durante los seis años de misión que Dagoberto tuvo en el país.
Y lo llamó por su nombre y tuteándolo, porque pese a que en el momento en que nos conocimos yo le llamaba “embajador”, usted por su caballerosidad y bonhomía, por no tratarse esa cena y ese encuentro un carácter diplomático u oficial, usted en ese momento me dijo que le llamara “Dagoberto”, lo que dice mucho de su calidad como ser humano que nunca voy a olvidar. Indudablemente que en los actos diplomáticos y formales, si le daba el título por un tema de las formas como bien usted sabe.
A pocos días de retornar a la capital, les confieso que por una parte además de la modorra y cierto dejo de tristeza en estas vacaciones muy especiales para mí en lo personal, en la que necesitaba regenerarme, e indudablemente un tanto afectado de dejar el confort familiar, aunque no del todo porque en Caracas gracias a Dios tengo una familia que yo llamo extendida más allá de los lazos de consanguinidad, regresamos con cierto dejo de amargura no solo por el cambio de paisaje de nuestro colaborador, tocayo pero sobre todo un hermano de luchas como lo fue Juan Tovar. Ayer mientras cenaba con mi madre y Nino, me enteré de su partida.
Pero más allá del frío análisis de la coyuntura, quise escribir estas líneas desde el corazón y el sentimiento. Del afecto que siento por el amado pueblo cubano desde hace un poco más de nueve años, cuando empecé a reunirme y a colaborar con ustedes en la embajada de la mayor de Las Antillas, un gigante de la dignidad.
Y recuerdo nuestro reciente encuentro, del 14 de marzo que es Día del Periodista en Cuba, donde nuevamente se me concedió el honor de ser invitado a la residencia oficial de Cuba, y usted al llegar tuvo una deferencia especial de saludarme y recordar que lee los modestos aportes que producto de la disciplina e investigaciones realizó apoyado de todo un equipo. Nuevamente traslució ahí su calidad de gente, al igual que la de su esposa Marisabel.
3.- Les llega el frente frío y, por ende, requieren mayor energía. El imperialismo de Trump está en la cuerda floja y necesita del petróleo venezolano y no lo puede controlar con sus imposiciones y uso del pánico para negociar como ha hecho en otros ámbitos de su vida empresarial y política, y como a lo largo de su historia estaba acostumbrado a hacer los Estados Unidos.
Pero cuando escribo estas líneas, no es solo a usted a quien, en este día especial de la caída en combate del guerrillero heroico, sino a los hermanos cubanos y hermanas cubanas he tenido la oportunidad de conocer. Y que de alguna manera he tenido la oportunidad a lo largo de casi diez años de ir conociendo.
También sensibilizado porque la lectura de la obra “A Un Siglo del Despojo” escrito por el hoy diputado de la Asamblea Nacional por el estado Guayana Esequiba, Pompeyo Torrealba, más allá de la compilación documental, del estudio y las apreciaciones que tuvo este insigne venezolano, el que más sabe sobre el tema del Esequibo por su amor y dedicación durante más de cuarenta años a este tema, lo que más me agradó del libro fueron las entrevistas y testimonios que recogió el autor de muchas personas, pero en especial de su hija, porque han pasado por tierras, algunas también he tenido la oportunidad de recorrerlas. Por eso el libro de Pompeyo me sensibilizó y conectó. Seguramente en otra edición de esta columna me refiera a este tema desde la sensibilidad y seguramente la energía que el General Pompeyo transmitió y que por lo menos yo al leerlo sentí.
Pero volviendo al tema o al escrito de la persona a la que hoy rindo tributo y que más que una despedida esperamos sea un hasta luego, así como hace casi seis años de nuestro primer encuentro, quería expresarle en estas líneas a Dagoberto, a su esposa Marisabel y a los afectos que le acompañaron en su estancia por el país, decirle a Dagoberto que regresa a la patria mambisa, a la patria cubana con la satisfacción del deber cumplido. Este servidor por acá se le extrañará y le envía un fuerte abrazo, pero espero pueda seguir leyendo nuestros aportes desde las nuevas trincheras que le encomiende la hermana Revolución Cubana, porque más que la relación de un diplomático cubano con este servidor venezolano, es la relación de dos hermanos de luchas y caminos como la hermandad que hay entro nuestros pueblos cubano y venezolano.
Recuerdo a los más recientes embajadores cubanos en nuestro país: Germán Sánchez Otero por el papel que le tocó jugar cuando el Golpe contra el Comandante Chávez en abril de 2002, a Rogelio Polanco y ahora a usted. Pero como ya lo he expresado, no lo despido, sino que le doy un hasta luego y le deseo la mayor de las suertes en su regreso.
Buen viaje. Misión Cumplida, Dagoberto
Hasta la Victoria Siempre.
¡Bolívar y Chávez viven y sus luchas y la Patria que nos legaron sigue!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
* Abogado, Defensor de Derechos Humanos, Militante Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiteros y Tuiteras Socialistas. , [email protected], [email protected] , [email protected] , cuenta tuiter e instagram: @juanmartorano, cuenta facebook: Juan Martorano Castillo. Canal de Telegram: El Canal de Martorano