Guadi Calvo*
A toda velocidad, Egipto se aproxima a un conflicto armado con Etiopia, el que, desde
hace meses tras diferentes cruces diplomáticos, parece estar buscando el punto de inicio.
Más allá de los avatares económicos, el país que es el segundo mayor deudor del Fondo
Monetario Internacional (FMI) por detrás de Argentina y por muy poco por delante de
Ucrania, históricamente al igual que en la actualidad, no ha dejado de contar con uno de
los ejércitos más poderosos de la región.
Y esa preeminencia es la que utiliza, en este momento, para presionar a Etiopía, con
quien ha entrado en colisión tras la puesta en marcha de la Gran Represa del
Renacimiento Etíope (GERD) en el Nilo Azul, que con una inversión de China cercana
a los cinco mil millones de dólares, se convierte en uno de los emprendimientos más
importantes de Beijing en el continente y una posibilidad para resolver todos los
problemas energéticos de Etiopía.
En este contexto, a pesar de que todavía la GERD a no ha ocasionado mayores
problemas al curso superior del Nilo, Egipto, no por magnánimo, sino por interés
estratégico, ha comenzado a brindarle apoyo militar a Somalia, tras los choques
diplomáticos con Etiopía, después que esta nación, no solo hayan reconocido
oficialmente a la región separatista de Somalilandia, sino que también a firmado
principio de enero de 2024 un memorándum de entendimiento, con el que la región
rebelde de Somalia, que no ha sido reconocido, por ninguna otra nación del mundo a
excepción de Etiopía, a cambio de ceder una franja de veinte kilómetros sobre el golfo
de Adén, por cincuenta años, en la región de Berbera, muy próximo al encuentro de los
mares Rojo y Arábigo y a menos de trescientos kilómetros del Estrecho del Bab el-
Mandeb (de las Lamentaciones) el paso del golfo de Adén al Mar Rojo, para
establecerse una base militar y un puerto comercial, que le permitirán a Addis Abeba,
solucionar de una vez su acuciante condición de país mediterráneo. (Ver: El Cuerno de
África, se abisma hacia el desastre.).
Este acuerdo ha puesto en alerta a Somalia, que advirtió a su vecino, con quien
comparte una frontera de más de 1.600 kilómetros, acerca de las derivaciones que
podría tener si ese emprendimiento se consolida, dándole algún tipo de legalidad a la
región rebelde.
Es en este marco que el presidente egipcio Abdel Fattah al-Sisi decidió, en primer
momento, el envío de armas y más tarde de un contingente de diez mil hombres de su
ejército. Si bien es cierto que Somalia desde 1991, con la caída del expresidente Siad
Barre, ingresó en un largo periodo de conflictos armados tribales y clánicos, alentados
por señores de la guerra. Situación que a partir del 2006 derivó en surgimiento de la
Unión Tribunales Islámicos, de donde finalmente surgió el grupo al-Shabbab, que
desde entonces ha estado en guerra, contra todos los gobiernos somalíes y la infinidad
de efectivos internacionales que han pasado por el país, los que apenas han acotado su
poder, pero de ninguna manera ha sido derrotado.
En este marco es que Somalia se convierte en más débil de los cinco países costeros
fronterizos que tiene Etiopía, por lo que, para Addis Abeba, lograr un acuerdo con
Somalilandia era la opción más ventajosa, ya que en esa misma área también están
operando los Emiratos Árabes Unidos (EAU)
En agosto pasado, en vista del conflicto latente que mantiene con Etiopia por la GERD,
anunció un nuevo acuerdo de seguridad con Mogadishu, que preveía el despliegue de
soldados del Rais a Somalia, con el objetivo de reforzar la seguridad regional, en lucha
contra las khatibas terroristas de al-Shabbab, en consonancia con el relanzamiento de la
Misión de la Unión Africana en Somalia o AMISOM, por sus siglas en inglés, entre los
que se encuentran unos tres mil efectivos etíopes. Mientras, aproximadamente otros
siete mil de esa nación se encuentran desplegados en otras regiones en virtud de
antiguos acuerdos bilaterales.
En agosto pasado, el presidente somalí, Hassan Sheij Mohamud, visitó en El Cairo a su
par egipcio, Abdel Fattah al-Sisi, donde se reafirmó “el apoyo de este país a la unidad y
soberanía de Somalia, rechazando cualquier injerencia en los asuntos internos del país”.
Además, al-Sisi advirtió que “apoyaría a un país árabe”. Más allá de que los somalíes
son un pueblo multiétnico, con sus propias lenguas y costumbres, usan
mayoritariamente el árabe y son musulmanes. Lo que les permite formar parte de la
Liga Árabe.
Si bien es cierto que la cuestión hídrica entre El Cairo y Addis Abeba se prolonga desde
hace mucho tiempo, en 1925 y en 1959, recién independizado Sudán, se firmó el
“Acuerdo sobre las Aguas del Nilo” para regular el uso de las aguas del río Nilo, lo que
más tarde rechazaría Etiopía.
La actual situación respecto a la GERD, ha dejado a Egipto, en una posición de extrema
vulnerabilidad, ya que el menor descenso en el flujo del Nilo provocaría la pérdida de
miles de hectáreas de cultivo.
Buscando un lugar para una guerra
Más allá que parecerían estar alineados todos los factores para el estallido de una
guerra, es muy poco probable que esta tenga características convencionales, como
grandes maniobras terrestres, debido a que Sudán (envuelto en una sangrienta guerra
civil desde hace más de un año) opera como cuña entre ambos territorios. Contado que,
además, Etiopía no tiene costas, tampoco existe la posibilidad de una invasión por esa
vía, lo que convierte a las fuerzas aéreas de ambos países en la única posibilidad
concreta. A pesar de que, para realizar ese tipo de operaciones, ambos bandos tendrían
que cruzar el espacio aéreo sudanés o el eritreo. Lo que por el momento tampoco sería
una opción demasiado posible.
Por lo que convertir a Somalia como una cabecera de playa egipcia es la única
posibilidad real. Aunque la condición geográfica de Etiopia, que le ha permitido
históricamente mantenerse de incursiones extrajeras, sería también para El Cairo, un
reto extremadamente complejo.
De hecho, entonces, Somalilandia, se convertiría en el único teatro real para las
operaciones, que podría intentar Egipto, para debilitar a Etiopía, cuartándole la
posibilidad de una salida al mar a Etiopía.
En este contexto, posiblemente Etiopia cuente con un solo aliado: Somalilandia,
debiendo también cuidar sus espaldas, ya no de un agente exterior, sino también de
algunos Estados que componen la Federación Etíope, como Tigray, que después de la
guerra separatista, con el gobierno federal (2020-2022), si bien no está en condiciones
materiales para retomarla, con ayuda exterior, podría cambiar esa ecuación; mientras
que con Amhara, otro estado díscolo al poder central, donde desde hace meses existe un
enfrentamiento intermitente entre sus milicias locales y el ejército de Addis Abeba. Dos
territorios, que al-Sisi, podría intentar explotar contra el Primer Ministro etíope, Abiy
Ahmed, que deberá imprimir una escalada brutalmente represiva, para contener
cualquier intento en esa dirección.
Turquía, otro jugador con intereses en esa área, tiene acuerdos con Somalia, a quien
presta asesoramiento en el entrenamiento de la fuerza policial, y a la vez tiene buenos
lazos tanto con Etiopía como con Egipto, por lo que podría, resultar un mediador, para
que el conflicto por la GERD derive en una guerra.
Por su parte, los Emiratos Árabes Unidos, dados sus políticas expansionistas, que se
encuentran entrometidos en la guerra civil de Sudán a favor de los paramilitares de la
Fuerza de Apoyo Rápido, y también alienta a los separatistas del sur de Yemen,
enemigo de los Houthies, también tiene interés tanto en Somalilandia como en Somalia,
aunque su presencia en el puerto de Berbera (Somalilandia) podría obligar a los EAU a
elegir sí o sí un bando.
Mientras toda la región, en verdad el mundo, está expectante frente a la posibilidad de
una guerra de proporciones a orillas del mar Rojo y el golfo de Adén, un área con un
intenso flujo de barcos petroleros y cargueros en general, aunque ahora se encuentren
restringidos por los ataques Houthies, no deja de ser demasiado importante para permitir
que se convierta en otra zona de guerra.
Más allá de todo esto, Egipto sigue con su voluntad guerrera, ya que el pasado domingo
veintidós acaba de realizar su segunda gran entrega de armamento a Somalia. En el
embarque se incluyen cañones antiaéreos y artillería, transportes para tropa, entre otros
elementos.
Según fuentes somalíes, las fuerzas de seguridad mantuvieron bloqueado al puerto de
Mogadishu y sus vías de acceso terrestre entre domingo y el día lunes para realizar las
maniobras de descarga.
Tanto Egipto como Etiopía se han unido a principios de 2024 a los BRICS, la
organización económica conformada inicialmente por Brasil, Rusia, India y China, a lo
que también se acaban de sumar Sudáfrica, Irán y los Emiratos Árabes Unidos, lo que
alienta a que la crisis entre El Cairo y Addis Abeba, pueda tener otra solución a la
guerra por el Nilo.
*Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista internacional especializado en
África, Medio Oriente y Asia central. En Facebook:
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