Argenis Rodríguez
He estado releyendo a Pío Baroja por eso del estilo. Baroja escribe de la manera más simple y con dos o tres frases dice lo que quiere decir y lo dice muy bien. Y sin embargo de él se comentaba que no sabía escribir y aún continúan repitiéndolo.
Por mi parte pienso que Baroja y Valle Inclán son los dos más grandes escritores de su generación. Para mí Unamuno ha envejecido y Ortega y Gasset se quedó con la interpretación de El Estudio de la Historia de Arnold Toynbee. de Azorín suelo leer La Ruta de Don Quijote. Pero a Baroja lo leo siempre. Lo leo como leo a Simenón, a Hemingway y a Balzac.
Eso de escribir con sencillez como lo hace Baroja es cosa difícil. Yo leo esto: «Comí en compañía de mi amigo, de su señora y de una señorita; después cogí mi maleta y me fui a la estación». Leo eso, digo, y me quedo pensando en un hombre solitario que camina de espaldas a la gente y que es un poco triste y pesimista.
Lo que releo de Pío Baroja se llama Las Horas Solitarias y es un libro de compilación de notas que a lo mejor publicó en los periódicos. Baroja era esencialmente un novelista y vivía solo en una casa de Madrid o en su casa del País Vasco. A veces también se encerraba en algún hotel de provincias, caminaba por el pueblo, se fijaba en todo y luego regresaba, comía y subía a su cuarto a leer. Leía de todo y con nada estaba de acuerdo. Supongo que sólo admiraba a Dickens, a Shakespeare y a Dostoievsky.
Lo demás no le gustaba. Atacaba a los franceses y todo lo que se le pusiera a tiro. Atacaba a la gente de su tiempo y sus novelas son amargas. En El Arbol de la Ciencia insulta todo lo que sea español. Allí el que se salva es el que se suicida.
Recuerda Baroja:
«- Bagaria me suele decir:
– El porvenir de usted es el aeroplano. Tendrá usted que andar por el aire preguntándose para bajar a tierra: Dónde habrá un sitio por ahí del que yo no haya hablado mal?» Baroja era un solterón empedernido y escribía solo sin necesidad de nada. Yo hubiera sufrido mucho en su situación.

















