Por: JM. Rodríguez
Mientras escribía la segunda parte de mis reflexiones sobre eso que llaman el centro político, dos antiguos izquierdistas, Vladimir Villegas y Juan Barreto, coincidieron en hablar de su higiénico distanciamiento de los campos confrontados. Uno argumenta estar, desde hace rato, en el lado correcto de la historia… el otro habla desde su nueva centralidad política… Ambos tomaron el centro como un aliviadero de pugnacidades. Allí, para adquirir la levedad del ser, hay que abjurar de viejas pasiones.
Villegas llama al chavismo autoritarismo de izquierda… y a los contrarios “kamikazes”. Barreto, parece querer cobrar una deuda, los radicales de ambos sectores deben ser aislados y neutralizados… Villegas habla con languidez de encontrar una ruta hacia la paz con justicia… Barreto va directo al cliché electoral: una democracia legítima, una nueva Venezuela… En fin, formulan una ecuación que al hacer extremistas a los sectores que están a cada lado de ese centro, logra que una izquierda y derecha “liberadas” de dogmas, se arrejunten en el centro. La incógnita de tal ecuación es qué hacer con la confrontación socialismo-capitalismo.
No hay inocencias que valgan, saben que esa visión de nación equilibrada donde todos participen, es un sueño de la humanidad y se agarran de esa emocionalidad. Pero, no van a evitar que se les pregunte por dónde habita ese ideal de paz, justicia y democracia legítima de la que hablan: ¿Holanda, Bélgica, tal vez Inglaterra o Francia? Pudiéramos indagar con cualquier africano sobre esas virtudes europeas. Ellos han vivido las consecuencias del equilibrio y la centralidad de sus regímenes.
Al ocultar con tules la real confrontación mundial cualquier principado es un coro celestial. Bienvenidos al disimulo: apostamos a una solución negociada que nos lleve en la dirección de impulsar el cambio que el país reclama… Si me tengo que encontrar con sectores que adversé, lo voy a hacer… Pues bien, los que compartan tales ilusiones deberían, como ejercicio mental, buscar diferencias en las ejecutorias de Piñera, Bachelet y Lagos; de Macron y Hollande, o de cualquier gobierno de esa “comunidad internacional” que se atreve a amenazar a Venezuela. Háganlo y evalúen su democracia y sobre todo su paz y justicia.
2 Comentarios
Rodrigo López Oviedo
¿EMPADRONAMIENTO COMUNAL?
Por Rodrigo López Oviedo
Lo que parecía ser una buena noticia para el movimiento comunal se está convirtiendo en motivo de incomodidad. Para darle cumplimiento al CONPES de diciembre de 2018, el ministerio del Interior creó el Banco de Acciones Comunales –BAC- con el supuesto fin de participar en la financiación y ejecución de las iniciativas de desarrollo de las juntas comunales.
Esta iniciativa padece de dos dolencias que la despojan de su atractivo, el aspecto financiero y el informativo.
Con respecto a lo primero, el BAC solo manejará 10 mil millones de pesos, lo cual representa una migaja, escasamente el 0,53 por ciento del billón 900 mil millones que el Gobierno está en trance de pagarle al Grupo Aval, propiedad de Luis Carlos Sarmiento, por concepto de lo que el mismo Grupo, a través de Corficolombiana, perdió como concesionaria con Odebrecht en la Ruta del Sol.
Lo segundo es que todas las juntas comunales tendrán que inscribirse en un mal nacido Registro Único Comunal, manejado por el mismo Ministerio, en el cual deben consignar la más copiosa información de que disponga entidad pública alguna, y escanear los soportes respectivos para su envío a la misma Entidad. De este escaneo hacen parte los estatutos de las juntas, el RUT, las cuentas bancarias, el plan de acción comunal, los libros de afiliados, de tesorería, de inventarios y de actas -tanto de las asambleas como de las reuniones de dignatarios y de cada uno de los comités-, etcétera.
Pero eso no es todo, Lo peor es que deberán remitir también información igual de abundante de todos y cada uno de sus afiliados, como, por ejemplo, el grupo étnico al que pertenecen, si poseen alguna discapacidad, si hacen parte de la comunidad LGBTIQ, el nivel académico, la edad, dirección, teléfono y correo electrónico.
Ante lo anterior, nos preguntamos: ¿Para qué necesita un ministerio semejante prolijidad de información? ¿Qué irá a hacer con ella? ¿No tiene con la que ya reposa en las oficinas de vigilancia comunal de los distintos municipios? ¿Estará trabajando por encargo de alguna organización política con miras a eventos electorales? ¿No se habrán percatado del aprovechamiento ilícito que de este tipo de información hace uso la delincuencia de cuello blanco? ¿No habrán oído hablar de hakers, chuzadas y demás? ¿Tampoco de la forma como la violencia posconflicto ha golpeado a los comunales? ¿No se parece esto a un empadronamiento y no se sabrá en el Ministerio que este solo puede ordenarse mediante una ley y no con un simple instructivo?
Los dirigentes comunales deben reflexionar sobre esto y promover las acciones correspondientes entre los integrantes del movimiento, del cual son líderes naturales.
Tartufo
Barreto y Wladimir, son unos fracasados; ambos en los cargos que tuvieron fueron unos ineptos, pero para justificar «sus cagadas» se arriman con la traición al lado opositor. Tal vez engañarán a los disociados, ignorantes y a una cierta juventud que cambió el hipotálamo por un smartphone, pero no un viejo que a visto a politiqueros desangrar al país.
Este par de crápulas, no son diferentes a los HDP hijos de la maldita oligarquía, cuyos padres lanzaron al ruedo político con dinero y marketing, buscando una solución para controlar a sus engendros, que tanto daño han hecho a Venezuela, no por errores ó mala gerencia, sino por su incapacidad de entender la política, transformando sus acciones en una pandemia que el Estado no ha sabido combatir por hacer el papel de Gandhi.
Estoy seguro que en una supuesta invasión a nuestro terruño por el bárbaro imperio, estos ceporros saldrán con una pancarta que diga «Welcome marines»; son las verdaderas putas de la que se refería el presidente Roosevelt.