GRÁFICA: con el filósofo Germán Pinto Saavedra y el poeta Edmundo Aray
AUTOR Y COMPILADOR: Pedro Pablo Pereira
9 -7 -1990: Circula por la prensa regional y por papeles en la ciudad, un remitido de la Junta Directiva del Colegio de Médicos en la que se declara a José Sant Roz PERSONA NO GRATA. El fulano remitido dice:
“Haciéndose solidario del malestar suscitado en todos nuestros agremiados, protesta de la manera más enérgica por los términos cínicos, injuriosos y canallescos que emitió el profesor de la Facultad de Ciencias d la Universidad de Los Andes, Sr. José Rodríguez con el seudónimo de José Sant Roz, hacia nuestra profesión de profundo contenido humano y social, en el escrito titulado «CARNICERÍA H.U.L.A., S.A.» publicado el día viernes 6 de julio en el Diario Correo de Los Andes y el 09 de julio del presente año en el diario Frontera.”
«El mencionado ciudadano con su mediocre y perversa actitud llena de odio y malignidad lo que hizo fue lesionar profundamente como el profesor universitario que es, el patrimonio moral de la Institución a la que pertenece, afirmando con la misma la ausencia de valores morales de la cual adolece como ciudadano y como profesor universitario. Por lo cual la Junta Directiva de nuestro Colegio en nombre de todos los médicos que laboran en el Estado Mérida lo declaran PERSONA NO GRATA a nuestro gremio.”
“Atentamente,
Dr. Jorge Luis Volcanes – Presidente del Colegio Médico
Dr. Manuel Molina
SECRETARIO GENERAL(E) del Colegio Médico”
23 – 1 – 1993: Hoy me siento paralizado ante la necesidad de retomar uno de mis trabajos. Vacilo con un cansancio tremendo frente a la biografía que estoy haciendo de José María Obando (el asesino de Sucre), que vengo escribiendo desde hace unos diez años. La gran cantidad de documentos nuevos que he descubierto, las toneladas de hechos que debo añadir convenientemente sobre lo ya escrito; el inmenso esfuerzo para volver a retomar el hilo de la narración tomando en cuenta todos estos nuevos datos, constituyen un sin fin de detalles que me deja sin aliento… Ya sé que no será hoy cuando reinicie este penoso y fatigante trabajo, pero está ahí, pendiente y exigiendo mi presencia para ahogarme en su inmenso piélago de dificultades. Dios bendito, Jesús en la Cruz, apiádate de este pobre desgraciado. Quiero salir de este pesado trabajo, bajo el cual me siento a veces sin fuerzas y a la vez horriblemente condenado.
Alguien podría creer que lo que hago es una biografía novelada de José María Obando, y no es así, está muy seriamente documentada, y para lograrla lo mejor posible tuve que viajar a Bogotá y Popayán. Un trabajo tremendo, con entrevistas y un mar apabullantes de documentos. Por lo que he tenido que evitar caer en la acumulación de datos como lo que hizo Juan Bautista Pérez…. También batallo en otra novela que dejé a un lado hace ya dos años: “Mi reino”.
He hecho una larga visita al doctor Carlos Chalbaud Zerpa. Le pido prestado, de nuevo, los tres primeros volúmenes de la “Historia de amor en la historia de Francia”, a la cual le hecho un trabajo de resumen y selección que me ha resultado bastante exigente.
He estado pensando escribir un libro sobre Juan Félix Sánchez, que titularía Juan Félix Sánchez entre Dios y el Demonio.
Me dice el doctor Carlos Chalbaud que el nuevo arzobispo metropolitano de Mérida, monseñor Baltazar Porras Cardozo es demasiado ingenuo. Que es un niño grande y yo le respondo que por todo lo que he visto y conocido de él, hasta ahora, lo que me ha parecido es un pícaro. De niño nada. Este obispo quiere dedicarse a escribir, pero no tiene talento; me dice el doctor Chalbaud que Baltazar está leyendo mucho a Azorín porque le gusta su estilo, y que quiere hacer unas crónicas sencillas de tiempos y cosas como las que desarrolló este escritor español en su época. Le digo al doctor Chalbaud que Porras perderá su tiempo porque podrá aprender un poco el oficio de la escritura, pero que no tiene la altura ni la capacidad para decir nada propio, ni mucho menos talento, por ejemplo, como sí lo tenía el Cardenal José Humberto Quintero. “-Doctor –le digo- al obispo Porras no le quedará otro camino que dedicarse a la política de partidos, donde puede encontrar todos los reconocimientos que anda buscando, e incluso por esa vía llegar a cardenal, su máxima ambición.”