Queda claro que, si en estos tiempos vivieran un don Francisco Quevedo, un Marqués de Sade, un Henry Miller, un Paco Umbral, un Argenis Rodríguez o Camilo José Cela, y éstos trataran de enviar un mensaje en su estilo por Twitter, esta empresa de ipso facto los bloquearía, los censuraría, les suspendería sus cuentas. Tendrían que hacer cosas “decentes”, como hablar las pendejadas que todos hablan, de lo sabroso que es una hamburguesa o una coca-cola, lo rico que es ver las series de Hollywood o Netflix, lo que de pana resulta comentar las memeces de ciertos cantantes de la farándula o de algunos políticos de partido, todo dicho “decentemente”, es decir con las vulgaridades comunes y cotidianas de la gente que carecen de criterio propio. En cuanto usted piense o trate de pensar por sí mismo será bloqueado, su cuenta será suspendida. Esta es una nueva práctica de aquella empresa publicitaria ARS, que por cierto dirigía don Arturo Uslar Pietri, sustentada en la divisa: “Permítanos pensar por usted”.
¿Imagínense que Google-Twitter-Facebook…, bloquearan las estupideces que miles de millones de imbéciles publican diariamente en las redes, suspendiendo sus cuentas? Se quedarían sin publicidad, sin negocio, sin la ganancia de los miles de millones de dólares que reportan sus empresas.
Precisamente hay que recalcar que nada hay más vulgar, degenerado, aberrante, vil y rastrero que todo lo que Google-Twitter-Facebook… permiten difundir por sus medios, porque eso es lo que los hace poderosos, porque además, por lo general la humanidad siempre ha sido: un rebaño de sometidos, esclavos y tontos…
De modo pues, que el gran negocio de las redes es la difusión y la expansión de la memez de manera universal, porque es la manera más fácil y expedita para controlarnos.
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