JOSÉ SANT ROZ
Leyendo «El Vigilante» de hoy, hay algo que me llama sobre manera la atención. El titular del diario es: “ENCONTRARON LOS RESTOS DE FRAY RAMOS DE LORA”.
Toda la primera página con fotografías donde aparecen el rector Michel Rodríguez, el ex rector Néstor López Rodríguez y un tal ingeniero Rosendo Camargo, éste último profesor jubilado; más abajo otra foto: un hombre de sombrero con un pico. Otra foto en el salón rojo de la ULA donde aparecen el obispo Baltazar Porras, el vicerrector Administrativo, López Áñez, el propio rector Michel, inclinado, firmando una “histórica acta”; también figuran el juez Rector Carrero Mayorani y finalmente, otra vez, el ingeniero Camargo en otra fotografía. En una gráfica en el extremo inferior izquierdo se destacan unas bolsas de plástico que parecieran contener escombros.
La fuente del reportaje se lo atribuye Prensa Arquidiócesis MCAB CNP 6366, y allí leemos: «Durante la ejecución de la primera etapa de la investigación realizada por el Ingeniero Rosendo Camargo, profesor jubilado de la Universidad de Los Andes, quien con gran acuciosidad quiso realizar, con el fin de encontrar los restos del fundador de nuestra máxima casa de estudios y de la Diócesis de Mérida, se cumplieron todas las teorías planteadas por el investigador.”
«Desde el pasado jueves se venían realizando los trabajos de excavación en el teatro César Rengifo, donde, según las teorías se encuentran enterrados los restos de Fray Juan ramos de Lora, Primer Obispo de Mérida, y del Doctor Don Santiago Hernández Milanés, cuarto Obispo de Mérida, donde se encontraron algunos huesos, clavos y trozos de madera.”
«En los momentos de la excavación estuvieron presentes las autoridades universitarias, el Sr. Arzobispo Metropolitano Mons. Baltazar Porras, el juez Rector Carrero Mayorani y el ingeniero Camargo quienes luego de haber presenciado el descubrimiento procedieron a redactar el acta donde hicieron constar el hallazgo del día de ayer».
Estoy escribiendo esto en detalle, porque hay algo impresionante en la supuesta y ridícula ya mentada ingenuidad de Monseñor Baltazar Porras; ¿dónde se ha visto que ese señor Camargo de la noche a la mañana venga a resultar investigador de restos antiguos, y que por él se proceda a levantar un acta con tanta ligereza como si ciertamente estuvieran frente a los mismísimos restos del primer Obispo de Mérida?
Cuando me encontraba en la ciudad de Trujillo dictando un curso de postgrado, salieron publicados una serie de artículos del señor Camargo, cuatro en total, titulados «En la búsqueda de los restos de Fray Ramos de Lora». En el primero él dice: «En mi permanencia dentro de la familia universitaria, la cual se extiende a cuarenta años: cinco como alumno y treintaicinco (sic) como profesor, ha sido lugar común el citar u oír citar a Fray Ramos de Lora, magnifica semilla que se plantó en la meseta merideña para germinar en este árbol frondoso que es la universidad. Por eso ha resultado una tremenda sorpresa para mí, ¡confieso mi ignorancia!, el conocer que sus restos se hallan perdidos»
Sigue diciendo el señor ingeniero en su relato, que fue a visitar al obispo Baltazar Porras y que le comentó su interés por conocer sobre la vida de Juan Milla. Que en su deambular en busca de datos sobre si Juan Milla construyó la iglesia de San Francisco, en algún momento llegó a tocar el «tema de los restos perdidos del obispo Milanés (Santiago Hernández), porque él comentó que igual suerte habían sufrido los restos de Fray Manuel Antonio Ramos de Lora…»
En la parte final de su largo artículo el señor Camargo dice que sirva este artículo introductorio para interpretar un plano de un tal Juan Moreno hecho de 1790 por orden del primer obispo. Añade que espera ayudar a «estudiosos de la historia a una mejor lectura de su información aportando mi capacitación como ingeniero civil…. En los sucesivos artículos se tratarán de presentar los logros obtenidos y su correlación con el documento leído».
El día 23 de febrero de 1993, aparece la parte II de «En la búsqueda… «. Es un artículo más corto, y muestra dos planos que hablan de «la distribución de la propiedad en la manzana del edificio central de la ULA (1784) y otro de 1785”.
El día 24 de febrero aparece la parte III, en donde se hace una descripción de todo el edificio del Rectorado y se muestra otro plano que habla de la «ubicación del Seminario de Buenaventura».
El IV y último artículo sobre el tema, aparece el día 25 de febrero, con otros dos planos, esta vez sin leyendas de ningún tipo. Dice el señor Camargo que «un sitio de interés especial es la capilla porque allí fue enterrado el obispo Fray Ramos de Lora como lo prueba su partida de defunción y entierro». Añade: «Esta capilla sufrió daños con el terremoto de 1812 pero fue reparada como lo prueba el acta del Cabildo Eclesiástico de Mérida de fecha 2 de agosto de 1814. Se dispuso que estando ya terminada la capilla del Seminario se trasladen a ella los restos de IIImo. Señor Milanés… Si esta disposición se cumplió, estarían los restos de dos obispos en las proximidades del estacionamiento actual del automóvil del Rector de la Universidad. De no ser así probablemente estén sólo los restos del Fray Ramos de Lora…»
Es sorprende que un estudio tan somero conduzca a un hallazgo de manera precisa, en muy corto tiempo.
Lo que firmaron los eminentes señores, entre ellos el obispo Porras y el fulano rector de la ULA, y que ocupa toda la página segunda del diario «El Vigilante», es lo siguiente:
ACTA
El día de hoy, seis de marzo de 1993, reunidos en el Teatro César Rengifo, antigua Carlos Andrés Pérezilla del Seminario de Fray Juan Ramos de Lora, las autoridades universitarias Miguel Rodríguez Villanave, Rector, Hernán López Áñez, Vice -Rector Administrativo, Enrique Corao Febres, Secretario, el Excmo. Arzobispo Metropolitina, Monseñor Baltazar Porras C., el Juez Rector, Dr. José A. Carrero Maggiorani, el Dr. Néstor López Rodríguez, ex Rector de la Universidad de Los Andes, el ingeniero Rosendo Camargo, promotor del proyecto destinado a localizar los restos de Fray Juan Ramos de Lora y representante de los medios de comunicación social. Siendo las 10:00 a.m., se dio inicio al levantamiento del piso de mortero de cal que cubría el área previamente señalada por el Ing. Camargo, como resultado de sus estudios, basados en documentos fidedignos que condujeron a ubicarlo a ocho metros de la pared del fondo del Teatro y a dos metros con cincuenta de la pared lateral derecha que da hacia el estacionamiento del Edificio Central. A medida que se fue excavando, se encontró una primera terraza aproximadamente a sesenta centímetros de profundidad y en ella se encontraron restos de huesos humanos y la silueta de un cadáver, con la cabeza dirigida hacia el este. La excavación de esta terraza se detuvo para posterior labor especialista; siguiendo la excavación en la faja adyacente norte, la cual se profundizó hasta aproximarse un metro con sesenta centímetros. A este nivel aparecieron otros restos humanos que evidencian la presencia de otro cadáver, parte de los cuales se encuentran cubiertos por la terraza superior.
En este estado se paralizo totalmente la excavación en vista de que se confirmó el objetivo inicial.
Se acordó:
PRIMERO: que la continuación del trabajo quede en manos de especialistas. SEGUNDO: Que los restos encontrados queden bajo la custodia del señor Rector.
Se hace el señalamiento de que el material removido fue depositado ordenadamente en cuarenta y nueve sacos de plástico, rotulados con etiquetas que indican la ubicación original aproximada. Como constancia de lo actuado se levanta la presente Acata y en fe de lo cual firman:
Rector Secretario Juez Rector
Ex -Rector Vicerrector Administrativo
Arzobispo Metropolitano
Ing. Rosendo Camargo.
Siguen una serie de fotos en la pág. 3 en las cuales aparecen obreros con sombreros y gorras, el Padre Hugo Anzil observando los restos; el rector y Porras sonrientes, Néstor López R. sonriente; López Áñez sonriente, el señor Camargo sonriente.
(ESTA IMPRESIONANTE HISTORIA CONTINUARÁ…)