José Sant Roz
- Estados Unidos tiene un recio control sobre todos sus ciudadanos. Ejecuta a raja tabla lo que el filósofo Michel Foucault llama el Bio-Poder, un experimento que está poniendo en práctica los estados modernos, los cuales explotan numerosas y diversas técnicas para subyugar los cuerpos y controlar la población. En Estados Unidos hay control de las redes, usted no puede enterarse de todo porque hay un OJO que lo ve todo, tal cual como lo describe George Orwell en su novela “1984”. En Estados Unidos usted, incluso, no puede leer obras clásicas de la literatura, porque en muchos estados están prohibidas. ¿Puede usted creer que en algunos estados de ese imperio está prohibida la novela de García Márquez “Cien años de soledad”? En cambio, puede leer basuras horrendas, perfectas bazofias, por el simple hecho de llevar el sello de “best seller”.
- ¿Cómo puede ser catalogada de democracia una nación en la que solamente los muy ricos pueden ser elegidos presidentes? Es decir, en Estados Unidos existe una muy exclusiva clase de la super burguesía, que decide sobre millones de personas. Nunca un pobre o una persona de clase media, podría ser presidente en Estados Unidos. Entonces, ¿qué clase de democracia es esa?, insistimos. La inhabilitación política de millones de personas viene ejecutada por el sistema, no lo impone ninguna ley. No existe tampoco la igualdad ante la ley. Para uno enfrentar un proceso judicial tu verdad tendrá alguna validez en la medida que tengas suficiente capital para pagar un buen abogado o un buen bufete. Por otra parte, los presidentes así elegidos, por el poder de la fuerza del imperio se dedican a hacer guerra a diestra y siniestra en el mundo, también en función del capital, por lo que, por lo tanto, todo gobierno que Estados Unidos apoye en el mundo tampoco puede ser democrático. No hay democracia en Europa, vean el caso de Francia donde ganó la izquierda, pero no dejan gobernar a Jean-Luc Mélenchon, sencillamente porque a Macron no le da la gana. Y en Europa todos los gobiernos tienen que ir entubados contra Rusia, por ejemplo. Eso allí es ser democrático.
- Para Estados Unidos son democráticos gobiernos como los de Dina Boluarte, aunque sea de hecho una dictadora y haya asesinado cientos de peruanos que han salido a protestar su tiranía. Igual sucede con el miserable gringo Daniel Noboa, quien gobierna de la manera más burda y arbitraria a ese país, que incluso dio la orden de invadir la embajada de México, algo que nunca protestó Estados Unidos, como tampoco la Unión Europea. O como sucede con el títere Zelenki quien se ha negado a hacer elecciones en Ucrania desde hace años; este personaje sencillamente maneja como un dictador a su país, pero es “demócrata” y recibe ayuda por miles de millones de dólares para atacar a Rusia, apoyado fuertemente por Occidente. En cambio, países como Venezuela, Cuba, Nicaragua o Bolivia están siempre en la mira de Departamento de Estado y de la Unión Europea, sufriendo permanentemente sanciones y amenazas terroristas, y de golpes de Estado.
- En una nota de prensa firmada por José Luis Ávila nos informamos que en Estados Unidos las prohibiciones de libros están creciendo a niveles espeluznantes. En los sencillos cursos escolares, por ejemplo, 2023-2024, los libros prohibidos, pasaron de 3.362 a más de 10.000, según el reporte de PEN America (una organización que defiende los derechos humanos y la libertad de expresión con foco en el acceso a la literatura). Dice la nota: “A la cabeza de las restricciones se encuentran Florida y Iowa, con alrededor de 8.000 prohibiciones derivadas de leyes estatales. Distritos escolares de otros Estados también limitaron un mayor número de libros este año, como Elkhorn en Wisconsin, con un veto de 300 títulos en solo unos meses”. ¿Se puede llamar eso democracia?
- Hay que añadir que allí no se incluyen las numerosas denuncias de “censura blanda”, por motivos ideológicos en la compra de libros por parte de los centros escolares. Por ejemplo, libros sobre la revolución en Venezuela o Cuba están prohibidos y en los últimos años las purgas en bibliotecas han sido tremendas, se han retirado de colecciones enteras de las aulas “y la cancelación de visitas de ciertos autores y otras actividades vinculadas con la promoción de la lectura”.
- El informe de PEN America, expresa: “Siguiendo las tendencias de años anteriores, las prohibiciones de este último año incluyen de forma abrumadora historias con personas o personajes de color y personas LGBTQ+. También observamos cómo los casos de prohibición de libros se dirigen cada vez más a historias sobre mujeres y niñas que incluyen representaciones de violaciones o abusos sexuales”.
- Dos factores promueven estas acciones: la legislación estatal y la influencia de grupos conservadores. Dice el informe de PEN America: “Las campañas coordinadas de una minoría de grupos y actores individuales ejercen una presión indebida sobre los consejos escolares y los distritos, lo que se traduce en la toma de decisiones excesivamente cautelosas con respecto a la accesibilidad de los libros en las bibliotecas de las escuelas públicas. Los ataques a la literatura en las escuelas persisten a pesar de la impopularidad de estos grupos que defienden los derechos de los padres y de las encuestas que muestran una amplia oposición a la prohibición de libros”. Escribe el investigador Ávila: “Este 2024, la legislación estatal también ha sido especialmente decisiva en esta problemática. La ley SF 496 de Iowa, que entró en vigor en julio de 2023, prohíbe los libros con cualquier contenido relacionado con el sexo, y posee disposiciones similares a la ley de Florida, que impide decir la palabra “gay” en las aulas. En este sentido, la ley HB 1069 de Florida creó un proceso estatutario para la prohibición de libros, y demanda que cualquier libro impugnado por conducta sexual sea retirado de la biblioteca durante el proceso de revisión”.
- Sigue diciendo la nota de prensa: “Utah también aprobó este año la ley de prohibición de libros más extrema actualmente en vigor (la HB 29), que impone lo que PEN America ha denominado una lista negra de libros en las escuelas de todo el Estado, y Carolina del Sur votó a favor del Reglamento 43-170 este verano, que veta los libros de contenido sexual y otorga al consejo de educación estatal la facultad de retirar títulos de escuelas y bibliotecas públicas. Por último, Tennessee amplió la Ley de Materiales Adecuados a la Edad de 2022, y pide el retiro de libros que contengan desnudos, exceso de violencia o describan actos sexuales. Además, faculta a una comisión estatal para evaluar determinados títulos cuestionados.
- En lalista negra de autores prohibidos encontramos los siguientes:Raíces: La saga de una familia americana, de Alex Haley; Un árbol crece en Brooklyn, de Betty Smith; Reconstrucción negra en América, 1860-1880 de W.E.B. DuBois; Muerte en el Nilo, de Agatha Christie; La mujer del dios de la cocina, de Amy Tan; Cómo las chicas García perdieron su acento, de Julia Álvarez; Buscando a Junie Kim de Ellen Oh; Cuéntalo en la montaña, de James Baldwin; El verano pródigo, de Barbara Kingsolver; Puddin, de Julie Murphy; Blade Runner (Sueñan los androides con ovejas eléctricas), de Philip K. Dick; y Cold Sassy Tree de Olive Ann Burns.
- Los escritores iberoamericanos tampoco se salvan – reporta José Luis Ávila. La casa de los espíritus y Más allá del invierno de Isabel Allende; Crónica de una muerte anunciada, El amor en los tiempos del cólera y Cien años de Soledad de Gabriel García Márquez; La maravillosa vida breve de Óscar Wao de Junot Díaz; La casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca, y Tinísima de Elena Poniatowska, están vetados en condados de Florida como Orange y Escambia. Muchos de los libros prohibidos durante este año escolar han estado en el punto de mira desde el inicio del movimiento de prohibición de libros en 2021, como El color púrpura, de Alice Walker; Diecinueve minutos, de Jodi Picoult; y El ojo más azul y Beloved, de Toni Morrison. Los catálogos de Sarah J. Maas, Stephen King y Ellen Hopkins siguen bajo el efecto Letra escarlata que se ha extendido por todo Estados Unidos, concluye José Luis Ávila…