EN LA GRÁFICA, EL DEL MEDIO ES SIMÓN ALBERTO CONSALVI, uno de esos adecos que se chupó completico viviendo del cuento, los cincuenta años del Puntofijismo. Era tovareño, y ensayista de bazofias del diario El Nacional. En esta fotografía lo vemos en un abúlico acto d aquellos tiempos al lado de aquel otro ministro adeco (a la derecha) llamado José Ángel Ciliberto, ministro de Relaciones Interiores de Jaime Lusinchi, metido hasta los calcañales en horrorosas estafas de un lote de jeeps… LOS JEEP DE LA DISCORDIA
Según se hacía constar en el oficio del MRI número 4027000-58, fechado el 11 de julio de 1988, dirigido al coronel Ramiro Zambrano, sub jefe de la Casa Militar (Guardia pretoriana que brinda seguridad al presidente de la república y al palacio presidencial) el despacho ministerial a cargo de José Ángel Ciliberto, hacía entrega de un lote de 15 vehículos rústicos marca Jeep. Al día siguiente, por medio del oficio número: 4027000-61, se entregaban al edificio militar otros 5 jeep que sumaban un total de 20.
Jorge Mogna fue encargado por Ciliberto para adelantar la operación de la entrega de los vehículos a la Casa Militar que, para ese momento, servía a Jaime Lusinchi. Coincidencialmente este funcionario había sido nombrado adjunto a la secretaría de finanzas del partido de gobierno, Acción Democrática (AD).
Los jeep fueron comprados por Ciliberto, como comprobó el Tribunal Superior de Salvaguarda pero de eso hablaremos más adelante; para ser utilizados por los secretarios de organización de la tolda blanca, en el área metropolitana de Caracas para la campaña electoral de Carlos Andrés Pérez.
Aunque la prensa nacional obtuvo copia de los oficios mediante los cuales MRI entregaba los jeep a la Casa Militar, el destinatario de tales documentos, coronel Ramiro Coromoto Zambrano declaró el 22 de junio de 1989: «nunca vi los jeep en Miraflores«.
Hasta ese momento, nadie parecía haber visto nada y por supuesto, nadie sabía nada acerca de los jeep. Pero lo cierto es que el entonces ministro Ciliberto, había utilizado el dinero de la partida secreta de dicho ministerio (unos 337.060 dólares americanos entregados por el presidente Lusinchi) para la adquisición, no sólo de los 20 jeep denunciados por la prensa, sino de un total de 65 que fueron repartidos luego por la Secretaria Privada del presidente, señora Blanca Ibáñez.
Los mencionados jeep fueron comprados a través de «El Pao. CA..», una constructora que estaba en quiebra y que al reabrir sus puertas se vincula a las transacciones que derivan en esta venta destinada, supuestamente, «para una operación de defensa y seguridad nacional«. Más adelante se conocería que el propietario de la constructora era el dirigente adeco, Omar Camero quien declaró que «por amistad al gobierno recibía las órdenes de Ciliberto, para la entrega o venta de los jeep«