Zuloaga Mosquera, Nicomedes: empresario corrupto, fuertemente comprometido en el llamado Affaire del Trigo, y por el cual estuvo preso, como un rey, unos 136 días en el retén de El Junquito. Nació en Caracas en 1926. Se graduó de abogado en la Universidad Central de Venezuela con mención Summa Cum Laude. Fue ensayista y articulista sobre temas económicos y políticos desde 1960. Fue articulista en “La Esfera”, “La Verdad”, “El Nacional” y “El Universal”. Publicó “El poder legítimo” y “6 propuestos para rehacer a Venezuela” junto con otros cinco colaboradores en 1999. Se inició en la vida pública como presidente de la Corporación Nacional de Hoteles y Turismo (Conahotu) a la caída del régimen de Pérez Jiménez en 1958, cargo que ejerció hasta 1959. En 1963 se postuló como candidato a diputado por Caracas, con la tarjeta independiente que apoyó la candidatura presidencial de Arturo Uslar Pietro, y salió. En 1961, junto con el doctor Joaquín SánchezCovisa, promovió, fundó y presidió el Instituto Venezolano de Análisis Económico y Social (precursor de Cedice) que editó por muchos años la revista “Orientación Económica” (circulación continental). En 1985, dice él que por insistencia del doctor Gonzalo Barrios, aceptó la representación diplomática de Venezuela en Argentina, cargo que ejerció por algo más de un año. El doctor Zuloaga desarrolló una intensa actividad profesional y empresarial, dirigiendo el bufete de abogados que fundó su abuelo en 1887. Asimismo fue un importante directivo de varias empresas privadas en Venezuela.
Zuloaga Mosquera, Nicomedes: empresario ladrón, empantanado con el asunto de Recadi. Fue la época cuando en Venezuela se registraban empresas fantasmas para solicitar dólares baratos. Fue Zuloaga, Presidente de la empresa Gramoven, y cuando fue detenido en 1989, comenzó a amenazar al gobierno diciendo que si no lo ponían en libertad habría una estampida de inversionistas extranjeros[1]. Inmediatamente salió Carlos Andrés Pérez a defenderlo, y salió en libertad.
[1] Véase revista AUTÉNTICO, Nº 763, pág. 14.