Sosa, Arturo (hijo): El 14 de octubre de 2016, la 36.ª Congregación General de la Compañía de Jesús, la orden religiosa más numerosa de la Iglesia católica, lo eligió como el trigésimo primer Prepósito General de la Compañía de Jesús. Un pavo metido a cura. Le encantaba figurar como político de izquierda y como seudo-comecandela, hasta que llegó Chávez al poder, el hombre que exigió definiciones y mostró quién es quién. Formó parte del denominado Grupo Cinco, que estafó horriblemente a Juan Félix Sánchez[1]. Poco antes y después del golpe del 11-A 2002, sostuvo que había que “deschavizar” al país. Dice Aliana González, periodista de El Universal, que este jesuita es de rancio abolengo. Hijo de un banquero, ministro y empresario, se codeó desde niño con la crema de la sociedad caraqueña. Pero también lo conocen en el bloque 22 del 23 de Enero, donde oficiaba misa cuando era superior de los teólogos. Se trata del sacerdote jesuita Arturo Sosa, quien a sus 58 años, pasó a ser el único venezolano en integrar el equipo de gobierno general de la Compañía de Jesús. Caraqueño, formado en el colegio San Ignacio de Loyola, estudió tres años de Teología en la Universidad Gregoriana, director del Centro Gumilla y de la revista SIC. La nueva responsabilidad le obligará a recorrer buena parte del mundo, y a pensar en realidades muy diferentes a las de América Latina. Todo un sesudo, pues.
Sosa, Arturo (hijo): De la misma Central de la hipocresía jesuita, que hijo de banquero, caza ratón y también se presta para trabajarle a la CIA. Se paseaba por toda Venezuela como un cabeza caliente de la Iglesia católica. Dirigió la revista SIC. Dijo el 13-A: “Hay que “deschivar” al país[2]”. Ingenioso. Agudo. Que es como decir: “hay que volver a lo que éramos antes”. Para justificar la participación de la CEV en el golpe de estado, nos vino con el argumento de que la iglesia tiene una unidad real que es la fe y después de allí, “debe haber pluralismo”. Véase también Grupo Cinco.Sosa, Carlota: Véase Sociedad Civil Golpista.
[1] Léase “La Cultura como sepultura, Vida de Juan Félix Sánchez y Epifania Gil”, de Sant Roz.
[2] Vespertino El Mundo, 17 de abril de 2002.