Smith, Roberto: siendo ministro de Transporte y Comunicaciones entre 1990 y 1992, se autoadjudicó una concesión para manejar la empresa DIGITEL. Durante el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, nada menos que después del Caracazo, hizo caída en mesa limpia con todo lo que el Estado le facilitaba para hacer negocios. En la campaña electoral se presentó como una alternativa frente a Hugo Chávez; a este Roberto Smith, Teodoro Petkoff, el gran ex comunista, lo definió como una monja rodeada de putas en uno de los gabinetes de CAP. Se ve que Teodoro Petkoff estaba en el Güiro de las tajadas que aquél lice manejaba. En sus falacias de Teodoro Petkoff sobre esta supuesta monja, aseguró haber caminado 1.000 kilómetros de “esperanza”. Roberto Smith se vanagloriaba de haber privatizado la CANTV, siendo ministro de CAP. Inventó una taguara partidista llamada “Venezuela de Primera”, y comenzó a dar alaridos por toda Venezuela contra la inseguridad, proponiendo decretos de guerra a muerte contra los asesinos. Un empresario que no encontraba cómo superar sus amaneramientos cuando hace poco, con motivo de la pre-venta, lo entrevistaba Globovisión en EE UU, y batía las alas diciendo que estaba con Rosales. La forma como Smith se hizo adeco ocurrió de esta manera: siempre había soñado con curtir su piel de mil kilómetros electorales de sol, agua y viento. Nació, dice, “derechista por modernidad y eficiencia, pero izquierdista por solidaridad humana”, y su pasión es “conducir a la gente de uno a otro sitio”. Como su familia era de clase media acomodada, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicit), le otorgó una beca, para hacer un doctorado en políticas públicas. En Boston, un grupo de venezolanos le propone integrar un comité que invitaba al ex presidente Carlos Andrés Pérez a dar un foro en Harvard, pero “YO NO QUERÍA NADA CON PÉREZ POR HABER COMETIDO ERRORES GRAVÍSIMOS Y EL PROBLEMA DE LA CORRUPCIÓN”. El gobierno de Luis Herrera Campins había reivindicado en cierta forma la imagen de CAP y, animado por la energía de Pérez, terminaron de convencerle. En un cara a cara con el ex presidente socialdemócrata, Smith le expuso con crudeza el desastre que había sido su primer gobierno. “Joven, véngase a trabajar conmigo”, fue la inesperada respuesta del mandatario. “ME DESARMÓ Y ACEPTÉ”, y en ese instante fue cuando decidió hacerse lo que es y había sido siempre con toda su alma… loca…loquísima.