Vivas Terán, Abdón: Copeyano. Uno de esos Dientes Rotos más mimados (por adulante) por Rafael Caldera, que en política “sabían de todo”, y que ocupó cuanto cargos quiso y muchos que no quiso también. Fue de todo porque no era nada. Hizo además muy mal todo, claro.
Vivas Terán, Abdón: Tuerto, albino y soberbio. Nació en la población de Lobatera, Estado Táchira. En sus primeros pasos en la política, por recomendación del Padre Ubierna, Párroco de Lobatera, fue llevado de las manos de los diputados Rodolfo José Cárdenas y Valmore Acevedo Amaya a cuidar la casita de COPEI en San Cristóbal, donde comienza sus estudios secundarios. Nos refiere la historiadora Gloria Quinteros Luengo, que para el joven Abdón pagar el favor del abordaje capitalino, el «Capino» (albino, en gocho), además de atender y mantener limpiecita la sede partidaria,fue encargado de realizar algunos trabajitos personales para los diputados como los de pararse todos los domingos en la puerta de la iglesia vestidito de verde clarito con un «capirucho» que imitaba una lanza para repartir panfletos copeyanos y portar una «buchita» (bolsita, en gocho) para recoger los diezmos y lochas sobrantes de los feligreses para financiar las francachelas de los diputaditos. Mientras aprendía a engañar a la gente y solícitamente atendía sus estudios secundarios, el Capino hizo estudios de secretariado «Greg» costeado por Valmore.
Vivas Terán, Abdón: Tuerto, albino y soberbio. Nació en la población de Lobatera, Estado Táchira. En sus primeros pasos en la política, por recomendación del Padre Ubierna, Párroco de Lobatera, fue llevado de las manos de los diputados Rodolfo José Cárdenas y Valmore Acevedo Amaya a cuidar la casita de COPEI en San Cristóbal, donde comienza sus estudios secundarios. Nos refiere la historiadora Gloria Quinteros Luengo, que para el joven Abdón pagar el favor del abordaje capitalino, el «Capino» (albino, en gocho), además de atender y mantener limpiecita la sede partidaria,fue encargado de realizar algunos trabajitos personales para los diputados como los de pararse todos los domingos en la puerta de la iglesia vestidito de verde clarito con un «capirucho» que imitaba una lanza para repartir panfletos copeyanos y portar una «buchita» (bolsita, en gocho) para recoger los diezmos y lochas sobrantes de los feligreses para financiar las francachelas de los diputaditos. Mientras aprendía a engañar a la gente y solícitamente atendía sus estudios secundarios, el Capino hizo estudios de secretariado «Greg» costeado por Valmore.
Vivas Terán, Abdón: Nos refiere la historiadora Gloria Quinteros Luengo que al graduarse Abdón de bachiller y secretario de secretarios, los futuros dirigentes nacionales socialcristianos lo traen a Caracas y lo ponen a trabajar para ellos en su oficina entre las esquinas de Jesuitas a Maturín. En tan noble recinto recibían, entre otros siniestros personajes, al recién llegado de España, Luís Ugalde, Sacerdote Jesuita que ejercía como capitán de «Los Requetés», es decir, del ejército franquista, en el que se dedicaba a bendecir los fusilamientos fascistas en contra de los patriotas republicanos. Una vez instalado, Valmore Acevedo Amaya lo lleva a la UCV y junto con Gonzalo García Bustillos lo inscriben en la escuela de Economía y lo incorpora allí al frente juvenil copeyano.
Vivas Terán, Abdón: Y seguimos mostrando lo que no trae la historiadora Quinteros Luengo quien nos refiere la historia que Abdón fue picado por el sarampión izquierdista muy de moda en la década de los sesenta y setenta, pero débil ideológicamente rápidamente fue neutralizado por Valmore quien lo presenta a Rafael Caldera, su consejero espiritual de por vida. Caldera le obsequia las obras completas de José Primo de Rivera, de quien no asimila nada. Graduado de economista, sus mentores Acevedo Amaya-Cárdenas lo imponen como candidato a diputado por el Estado Táchira. Obtenida su curul por amplia mayoría, regresa a la Caracas y abre paso a su segunda vocación: el dinero y sus mañas como traficante de influencias. Instalado en su nueva oficina de la equina de Pajaritos, es invitado por sus conmilitones y mentores a participar en reuniones de la comisión de defensa del senado, en la cual presencia las conversaciones entre Acevedo Amaya y el Comandante General del Ejército de la época en torno a la «necesidad» de comprar carros de combate franceses (tanques AMX) y presencia como sin dignidad militar alguna, el Comandante General alaba el amable tratamiento de la industria militar francesa con los intermediarios. Después participa en la reunión donde el Comandante de la Aviación justifica a Acevedo la «imperiosa necesidad» de adquirir aviones del mismo origen, los famosos y paralizados Mirages, para lo cual cursa las invitaciones correspondientes a Francia. Las palmaditas que entonces recibía Acevedo Amaya en su hombro serían su bautizo como intermediario bélico. Las comisiones correspondientes se transaron en el edificio del desaparecido Banco Miranda sustituido por el también desaparecido Banco Consolidado de la familia goda valenciana Álvarez Stelling. Concretadas las primeras adquisiciones, Acevedo Amaya es confirmado como «perro de la guerra» autorizado por el gobierno de COPEI y desde esa época ya es multimillonario ahora en euros socialcristianos.
Vivas Terán, Abdón: había comenzado su aprendizaje –añade Gloria Quinteros Luengo – como trajinador de cuello blanco bajo la guía de un gran maestro, insigne mangante y traficante de influencias, su otro mentor, Rodolfo José Cárdenas. El «Capino» Vivas Terán, entra en éxtasis, ve el dinero fácil al alcance de sus manos, se dice «muy buebitas Doña Rosa» y, de inmediato, emprende su marcha sin barreras por lo crematístico, interviniendo en cuanto sarao de repartidera de dineros públicos: dólares fáciles, Fondo de Inversiones de Venezuela, bonos Brady, quiebras y rescate de bancos; aprende rápidamente a utilizar la figura de las «testaferras» designando inicialmente a la pseudoperiodista Maky Arenas (compartiendo favores especiales, primero, con el «Tigre» Eduardo Fernández y, luego, con Manuel Felipe Sierra desde el momento en que la palangrista adscrita a la SIP y Globovisión decide cambiar de patrocinante). En febrero de 1999, con la llegada de la revolución, huye despavorido hacia España, donde es recibido por el fascista José María Aznar, que le extiende una alfombra roja de bienvenida y, desde ese momento, inicia sus acciones conspirativas en contra del Gobierno venezolano. Su primoroso recibimiento es coronado con el otorgamiento de la nacionalidad española y Aznar lo designa como director de su Partido Popular para los asuntos relacionados con Venezuela, con un sueldo de 50 mil euros mensuales y le habilita como oficina un piso completo en pleno centro madrileño donde es permanente anfitrión de Nitu Pérez Osuna, Teodoro Petkoff, Milos Alcalay, Timoteo Zambrano, Marta Colomina, Jesús Eduardo «Lalo» Troconis, Marcel Granier, Alberto Federico Ravell, Patricia y Rafael Poleo, Julio César Pineda, Miguel Henrique Otero (Bobolongo o Bobo Man), Andrés Mata, Nelson Mezherane y, por supuesto, de la obesa Maky, entre otros viajeros frecuentes y clientes del jamón de jabugo. En la oficina actúan permanentemente Joaquín Marta Souza y un hermano del cura jesuita Ugalde como consultor jurídico, y es asesorado periódicamente en asuntos militares por los Generales Raúl Salazar (el gordo traidor que fuese Ministro de Defensa y Embajador en España) y González González (prófugo de la justicia venezolana por su brillante actuación tanto en el golpe de abril de 2002 como en la Plaza Altamira).Vivas Terán, Abdón: “Provisto de un pasaporte de la Unión Europea, como buen español, Abdón Vivas Terán viaja con frecuencia a varios países a dictar conferencias, siendo las más recientes una en Nueva York, donde se entrevista con John Negroponte (el mismo del «Irangate» y la provisión de armamentos a los contras de Nicaragua y que actúa como 2º de «Condolencia» Rice en el Departamento de Estado); la otra fue en Bogotá, donde fue recibido por el Ministro Juan Manuel Santos que le concede protección y morada. En esa virreinal ciudad sostiene entrevistas con Pedro «El Breve» Carmona, César Pérez Vivas (recién electo Gobernador del Táchira), Antonio Ledezma (flamante Alcalde Metropolitano), el Jefe de la Brigada Militar del Norte de Santander (estado fronterizo cuya capital es Cúcuta), el Jefe del estado mayor el Ejército colombiano, el ex Cónsul neogranadino en Maracaibo, y los militares venezolanos retirados General Huizi Clavier y su secretario Andrés Rolando Huizi, así como con el General de apellido Camejo y otros efectivos caliches. El objeto de esas reuniones fue el de que las autoridades colombianas recibieran en forma «graneadita», a los mercenarios venezolanos entrenados en Israel que progresivamente en compañía de un numeroso grupo de paramilitares que conjuntamente con los ya radicados en el Táchira, deberán iniciar los primeros días del próximo un «campaña admirable» de invasión y desestabilización estableciendo su primera parada en la población de Libertad en el Estado Táchira. Abdón Vivas Terán, por su inexperiencia conspirativa (antes de su viaje a Nueva York se dijo a sí mismo, «de esto no sé nada, pero en el camino se enderezan las cargas»), no ha medido las consecuencias que le acarreará la traición a su Patria venezolana que por el mero de hecho de poseer la nacionalidad española, no lo exculpa del delito que está cometiendo y que se suma a la inmensa cantidad de tropelías que cometió a su paso por la administración pública. La pena prevista por Traición a La Patria es de 30 años o será que el «Capino» Vivas Terán, como todos los farsantes que se han burlado de las leyes nacionales, también se librará de esta condena.