Emilio Hernández / Correo del Orinoco
En días pasados, el presidente Nicolás Maduro ordenó el relanzamiento de nuestra industria siderúrgica. Una buena noticia, pero ojalá que no se traduzca en simple exportación de hierro sino en sentar las bases de una industria metalmecánica.
No hay desarrollo industrial sin desarrollo eléctrico. Con redundancia, con sistemas de generación eléctrica interconectados a través de una sólida red de distribución.
En estos momentos Ecuador está sufriendo una de sus peores sequías en mucho tiempo. La generación hidroeléctrica de este país está teniendo severas consecuencias y se han programado cortes de electricidad de hasta 10 horas diarias en el sector industrial. En el 2010 sufrimos de un problema similar con la reducción del nivel de agua del embalse del Guri a niveles críticos.
Para nosotros es un asunto de Estado la generación eléctrica en base a nuestras enormes reservas de hidrocarburos. Como ya las tenemos, nos saldrá relativamente económico el megavatio/hora de generación termoeléctrica. También debemos abordar el desarrollo de centrales nucleares de nueva generación, por las reservas de torio que tenemos.
No significa que debemos abandonar el desarrollo hidroeléctrico, al menos el mantenimiento y la recuperación de todas las plantas hidroeléctricas.
Lo que sí es un contrasentido, teniendo tanta energía potencial en hidrocarburos y torio, es importar paneles solares y turbinas eólicas, al menos desde el Estado. Si es tan «rentable», que lo haga el sector privado, sin subsidios y para auto generación en zonas industriales.
El capitalismo “verde” anuncia que si no avanzamos hacia el uso de energías “limpias” (que no son limpias), no podremos detener el cambio climático.
Nos proponen energía solar y eólica, lo cual en principio, parece razonable. Sin embargo, el ciclo de producción de estas tecnologías consume más energía que la que pueden generar en su vida útil, lo que es un contrasentido energético. Y se hace con electricidad proveniente de hidrocarburos. Además, los minerales que utilizan son contaminantes.
Recientemente en Nebraska, EEUU, una sola tormenta de granizo destruyó 14.000 paneles solares, con valor de millones de dólares, dejando una pila de desechos tóxicos que filtran elementos como cadmio y plomo al suelo. Aunque aquí no hay granizadas de esa magnitud, hay inundaciones que podrían producir efectos destructivos similares.
En la práctica, nos quieren vender “espejitos” a cambio de los hidrocarburos… ¿por qué será? Toda la transformación industrial hacia energías no dependientes de hidrocarburos tiene una razón geopolítica más que ambiental.
No debemos unirnos a ese juego, especialmente porque tenemos las mayores reservas de hidrocarburos del mundo. No caigamos en la trampa y ¡venceremos!