(EN LA GRÁFICA PEDRO LEÓN ZAPATA JALANDO DE LO LINDO…)
José Sant Roz
- El presidente Isaías Medina Angarita jamás fue un reaccionario. Estaba realmente luchando contra las imposiciones despóticas y explotadoras de las empresas norteamericanas en nuestro país. Era lo contrario de Rómulo Betancourt en su lenguaje y en su posición nacionalista, sin ambages ni medias tintas, nada de promesas etéreas y rimbombantes. Mucho menos procuraba esas sinuosidades apocalípticas con las palabras, con agites de manos y con muecas sobrexcitadas.
- Ya, a falta de algo mejor, los POLITICOS DE PARTIDO caían en la cuenta de que el pueblo deliraba ante estos temblores, no ante las verdades, ni ante los sentimientos auténticamente expresados, con devoción sincera. El máximo líder adeco, absurdamente, quien sí estaba trabajando con agencias norteamericanas para confeccionar un Estado dependiente de las grandes compañías petroleras (contra las medidas nacionalistas y justas que estaba proponiendo Medina), lograba aparecer como todo un socialista revolucionario. Cuando en la década de los sesenta ciertos dirigentes de la izquierda conozcan los vericuetos por los cuales Rómulo se hizo del poder, vendiéndose a los gringos, estos dirigentes darán sus «oportunas volteretas» y se pasarán a la derecha (eso sí tratando de conservar la fachada de revolucionarios).
- Entre estos fenomenales tránsfugas que irán surgiendo como consecuencia de la gran Casandra que Rómulo Betancourt tendré que mencionar a Teodoro Petkoff, Pompeyo Márquez, Américo Martín y Gumersindo Rodríguez, entre otros, todos betancouristas de corazón.
- Viendo el drama por el que pasó Medina Angarita, cabe preguntarse entonces, ¿por qué cuatro personajillos prácticamente desconocidos y sin peso en la opinión pública pudieron echar por tierra a un gobierno tan popular y nacionalista? Todo se explica porque la conjura se estaba urdiendo desde el exterior, y con poderes que Medina no podía controlar ni conocer. El viaje realizado a Washington por Betancourt, con el pretexto de reunirse con Diógenes Escalante, el posible sucesor de Medina, tenía que ver con el plan para derrocar al gobierno.
- La oposición a Medina no quería una solución que le diera el menor viso de autoridad y de respeto al gobierno. En realidad, tampoco los opositores a Medina querían al denominado candidato de consenso que era Diógenes Escalante, y cuando éste diplomático llega a Venezuela, se arrecian los planes para eliminarlo.
- En un agasajo que se le hace a Diógenes Escalante éste se vuelve loco y comienza a hablar solo y a decir barbaridades. Existe la seria hipótesis que fue envenenado. Descartado Escalante se entró en una espiral de vaguedades en las que los políticos y militares más ambiciosos iban a definir el rumbo de la nación. Seguía tomando fuerza ese humorismo chabacano y perverso, cultivado por unos bebedores de licor más o menos fino, para los que el mundo era menos que una cazuela de chirigotas. Era la escuela satírico-burlesca que estaban inaugurando, hay que decirlo, Gonzalo Barrios, Valmore Rodríguez, entre otros intelectuales, y de la cual emergerán degradados y degradantes personajillos como Pedro León Zapata, Caupolicán Ovalles, Adriano González León, Elías Pino Iturrieta, Claudio Nazoa, Laureano Márquez, Manuel Caballero y Orlando Urdaneta, wntre lo más dilecto y mejor elaborado del pensamiento vendepatria en Venezuela.
- De aquella irresponsable manera de burlarse de todo y de todo hacer un chiste, aún de las cosas más graves y trágicas, va a surgir aquella sentencia que reza: en Venezuela nada se toma en serio, y así se vive mejor. Es por lo que un grupo de intelectuales para evitar asumir responsabilidades con su obra y con el país fundarán un club llamado «República del Este». Este club comprenderá un sector de bares de Sabana Grande, donde se consumirá licor sin control ni medida, pagado por ministros banqueros como Pedro Tinoco. Al tiempo que se van hundiendo estos supuestos representantes de la izquierda venezolana en una filosofía del conformismo y de la vagancia; en medio del envilecimiento general irá surgiendo en AD y Copei una generación ultrafascista, más radical, cada vez más vendida al imperialismo norteamericano.