Estados Unidos ha estado muy pendiente de la situación interna de Colombia, el fluido negocio del narcotráfico que le da sustento a tantas tramas: las masacres, las terribles protestas contra Uribe y su pupilo Duque, y el posible debilitamiento de su control geopolítico en la región. Biden viene con una estrategia de aproximación indirecta más peligrosa que la de Trump, y el punto neurálgico de toda su preocupación es VENEZUELA. ¿Cómo hacer para que Venezuela vuelva a su redil, encontrándose ahora en un terreno tan próximo a los enemigos naturales de Estados Unidos como son Rusia y China?
Se ha estado produciendo un movimiento muy peligroso: la CIA mueve piezas claves cerca de la frontera con Venezuela, se agitan las banderas del Comando Sur, y se le da plazo perentorio a los encargados de esta situación para buscar “soluciones duras e inevitables”.
El pasado jueves aterrizaron en Colombia, en la base militar de Rionegro, Antioquia, seis aeronaves de combate pertenecientes a la Fuerza Aérea de los Estados Unidos.
El Ministerio de Defensa Nacional informó que estas aeronaves visitan el país como parte de los ejercicios y tareas de entrenamiento y capacitación a tripulaciones militares colombianas pertenecientes a la Fuerza Aérea.
Por su parte la Fuerza Aérea explicó, a través de un comunicado, que estos aviones o aeronaves de combate estarán varios días en territorio nacional en el marco de los “ejercicios internacionales relámpago en su sexta versión, que recibe a los escuadrones de superioridad aérea y tripulaciones de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (…) con el objetivo de fortalecer la interoperabilidad”.
Según la Fuerza Aérea Colombiana, son seis aeronaves F-16 con hombres y mujeres que intercambiarán experiencias y conocimientos en el marco del desarrollo de ejercicios combinados, que también permitirá que equipos de vuelo colombianos se capaciten y puedan exponer las capacidades adquiridas en la ejecución de operaciones reales en territorio nacional.
Pero todo esto sólo tiene un objetivo: VENEZUELA!