Tovar, Manuel Felipe: Presidente de Venezuela. Tuvo a su servicio a militares, ladrones y asesinos peores que Boves, como Capó; recalcitrante godo, magnate de toda la vida, de rancio abolengo. En 1821, a los 18 años de edad es enviado a Francia para que se eduque en el Colegio de los Inválidos, y luego a Inglaterra. Llega a Venezuela convertido, por su saber y su dinero en un hombre imprescindible para ocupar altos cargos en el gobierno. Con Páez en el poder, y convertido en todo un orondo representante del partido conservador, es presidente del Ayuntamiento de Caracas, diputado y senador. Fue vicepresidente del espantoso gobierno dirigido por Julián Castro. Después formó un triunvirato con Castro y Fermín Toro, tres hombres tan lerdos, bandidos y necios que los llamaron las Tres Topias. Cuando Julián cae, Manuel Felipe de Tovar huye a Puerto Cabello. La Presidencia para la que es elegido comprende el período de 1860 a 1864, pero en medio de tantas calamidades políticas, guerras y conspiraciones clama porque Páez regrese al poder; dice que Páez es la única tabla de salvación. Así que coge un velero para Francia para hacerse una docena de chequeos médicos. Su supuesta condición de hombre pacifista era puro cuento. Como todos los magnates y al estilo de Manuel Antonio Matos, avala la compra de armas en la isla danesa de Saint Thomas para hacerle la guerra a José Tadeo Monagas; incluso, para esta operación le entrega dinero al monstruo de Julián Castro. Manuel Felipe de Tovar murió en Francia en 1866.
Un Comentario
Antonio Nava
Manuel Felipe Tovar firmó en Caracas, el 21 de noviembre de 1.861, la famosa solicitud dirigida al gobierno británico para ceder al Reino Unido la Guayana venezolana a cambio de apoyo militar para su facción política oligarca (Ver Federico Brito Figueroa. Tiempo de Ezequiel Zamora. Páginas 644-645). Me sorprendió ver un artículo publicado en el portal de VTV, el 1 de enero de 2.019, (https://www.vtv.gob.ve/datos-manuel-tovar-primer-presidente-voto-directo/), dando loas a este personaje. Los medios oficiales del estado tienen la obligación de hacer revisar, por expertos historiadores patriotas, los contenidos históricos, antes de su publicación para no reproducir las falsedades contenidas en la abundante historiografía apologética cuarto republicana.