Por: Alberto Salazar
Por estos días, otro bochornoso escándalo, conocido con el mote de “los primados” sacude a algunas universidades venezolanas. Unas autoridades elegidas principalmente por los profesores -el voto no paritario les atribuye a ellos la principal responsabilidad-, descaradamente les han vuelto la espalda a sus peticiones de auxilio económico, mientras se aprovechan de un muy cuestionado esquema de beneficiarse por medio de jugosas primas salariales que en modo secreto y por su propia mano, se otorgaron.
Semejante bochorno está siendo presentado como la traición de una cúpula directiva, con un claro matiz autocrático, absolutista y claramente ventajista. Pero, tiene además dos trasfondos inquietantes: el de un pérfido ejemplo para la comunidad estudiantil que supuestamente están formando, al igual que la revelación de tener una enorme miopía para identificar acertadamente el peligro que, según sus sostenidas y altas declaraciones, los amenazaba sin misericordia alguna. Y es que las autoridades que ahora son rechazadas y tildadas de nefastas para el mundo académico, hasta ayer eran objeto de su amplia devoción.
Aclaramos que para nada estamos defendiendo a las perversas autoridades que convenientemente se han aprovechado del conflicto político nacional -el cual a menudo han atizado- ya que si algo las ha caracterizado, es su profundo desprecio por aquellos que poseen menor poder que ellos. Es que estos nefastos seres, fueron colocados en tales posiciones de poder por estos mismos profesores que ahora, reiteradamente les claman que los auxilien y los rechazan al reconocer haber sido usado como algo desechable. Y es que con una consecución de erróneas lecturas y decisiones los atornillaron en sus cargos, a tal modo que es frente a la caída del techo sobre su cabeza, que empiezan a advertir finalmente el foso en que se hundieron. Algo que tristemente resulta paradójico, si se considera que el oficio de esa comunidad de universitarios es la búsqueda de la verdad y la devoción al conocimiento científico. Ahora detestan a quienes ellos mismos eligieron, pero ayer los idolatraban de un modo, que hasta de elevados jueces electorales los designaron para unas primarias de la oposición política venezolana.
Fue así como por años se equivocaron en un grado tal, como lo podría haber hecho un conjunto de seres humanos que nunca transitó por universidades ni palacios de la sapiencia. Su supuesta superioridad intelectual fue burlada tal como le sucedería a trabajadores de tareas manuales y rutinarias. Incluso podría pensarse que ha sido peor aún, ya que las universidades se supone reúnen conglomerados de “estudiosos”, dedicados a escudriñar todas las ramas del saber, pero nada de eso les evitó tal caída. Se supone que tras profundos niveles de investigación, que desarrollan como parte de su formación, alguna resistencia deben adquirir como para evitar la racionalidad pierda su privilegio ante cada decisión que toman. Pero la realidad muestra otra cosa diferente. Años tras años, el pueblo viendo a notables politólogos y consabidos expertos en derecho, gritando a diario que venía el lobo, que había que correr sin vacilación y ahora resulta que el lobo les llegó primero a esos mismos “sabios”. Y es que estos supuestos “doctos” se dejaron engañar, por sus emociones y pasiones políticas, cuál ciudadanos comunes, por embaucadores profesionales surgidos de su mismo gremio profesional; seres que les juraron defenderlos ante un gobierno que decían odiaba a muerte el conocimiento y la ciencia. De forma que torpemente rememoraron los conflictos de Cicerón y la Roma imperial, y se apresuraron a designar a sus representantes como modernos defensores de la sabiduría ante un opresivo poder dictatorial que se las tenía jurada.
Y fue así como, por ejemplo, lentamente la rectora de la Universidad Central de Venezuela (UCV) ha acumulado tres períodos en ese mismo puesto, más otro como secretaria de esa universidad y venía de varias estadías consecutivas como decana de una facultad. Toda una vida universitaria dedicada a la gestión universitaria y casi que evitando hacer, lo que principalmente se supone debería haber efectuado, dedicarse primordialmente a la docencia e investigación, y es por ello que ahora, falsa y torcidamente, hace privilegiar esa labor ante las otras. Y es que bajo su mandato los mejores sueldos son para aquellos que forman parte de su equipo administrativo, desestimando claramente la meritocracia que por décadas aseguraba defender. No le importa ni un poco, hace meses haberse tomado fotos y declarado su apoyo al político opositor que se “autoproclamó presidente”, desconociendo así al presidente Maduro, para ahora correr a atender al ministro que el mismo Maduro designó y al que le indicó que debe ayudar a reparar el techo del pasillo caído. Es el dinero lo que les mueve y si hay una cámara de TV o un teléfono inteligente que les grabe, les veremos diciendo que ellos en su rol de rectores y el ministro designado por Miraflores, en el suyo, es el modo como se deben hacer las cosas. Es tan clara su determinación, que no la inmuta en nada lo que podría pensar su base comunitaria que les creyó como jurados seres opositores al chavismo.
Mientras, sus electores, que son los que realmente llevan la carga académica institucional, la razón central de la universidad, sobreviven con salarios miserables y son objetos de su ira por atreverse a criticarla. “Los primados” se sienten tan seguros de no poder ser desalojados de sus puestos, que hoy se permiten desechar sus máscaras y mostrar abiertamente su fealdad de ambiciosos y manipuladores que siempre los definió. De poco le sirve a la comunidad haber defendido sus instituciones ante cualquier renovación o ligero cambio, al igual que negarse a alterar sus propias estructuras por sí mismos, ya que una estructura universitaria sin divisiones de poderes y con marcada separación de grupos entre sus miembros -profesores, estudiantes, administrativos y obreros- contribuye hoy para que “los primados” gocen de un poder absoluto al igual que para rechazar cualquier intento de subversión, sin importar lo justo que esta sea. Y para colmo del desenfoque de los letrados, eligieron a sus ahora superiores como adalides y guías en cuestiones de democracia, conduciendo estos las elecciones institucionales a un callejón sin salida, de forma que hoy estos poderosos permanecen estáticos e inmutables en sus puestos. Pusieron a “zamuro a cuidar carne” diría el pueblo con sarcástica sonrisa.
En resumen, las maestrías, los doctorados, los ascensos, los artículos indexados, los libros y las publicaciones internacionales, de poco sirvieron a esa comunidad intelectual al momento de hacer una lectura correcta de las verdaderas amenazas que se les aproximaban. Tales esfuerzos no influyeron en su modo de pensar para proveerles de suficiente precaución, escepticismo y objetividad que suponían debían poseer. Fueron engañados a modo de aquel viejo cuento del falso doctor, con una medicina milagrosa, que llegaba en una carreta destartalada a un pequeño pueblo del oeste estadounidense, ofreciendo curar con un tónico sorprendente casi todas las afecciones de salud.
Semejante equivocación debería imponer una cuidadosa reflexión y en especial, admitir que pueden ser tan víctimas como aquellos que a menudo menosprecian. Y es que se entramparon bajo la contagiosa ilusión de ser defensores de la civilización contra la barbarie, un espejismo clásico de aquellos que se juzgan como superiores. No fueron capaces de considerar una ruta de escape y en este momento, las autoridades que allí colocaron, no solamente aplican todas las triquiñuelas y farsas para aprovecharse de ellos, sino que usan las circunstancias para mantenerse en el puesto indefinidamente. Semejante burla a su vanidad pocas veces se ve. Un maestro que es traicionado tan tristemente, difícilmente puede dar lecciones a nadie.
Para aumentar la tragedia de esta pobre gente, pobre económica e intelectualmente, uno puede sospechar que su diagnóstico sobre lo que podría descalabrar a la nación, también puede estar completamente equivocado. Y es que ahora cabe una pregunta seria que pida evidencia sólida ante cada pronunciamiento que acostumbran a hacer y evite creer que nuevamente están interpretando mal el momento histórico que atraviesa Venezuela. En definitiva, nuestro profesorado universitario, tiene ahora dos tareas urgentes y primordiales, la primera es luchar para sacar legalmente a “los primados” y la segunda, es demostrar que aprendieron la amarga y dura lección, conduciendo sus instituciones en un modo tan bueno que este contraste con el actual rumbo y ofrezca también, una alternativa clara, con firmes resultados, ante aquellos gobiernos a los que diga oponerse. Tal vez si dejan de juzgar y etiquetar todo lo que les rodea con las palabras que tan duramente acostumbran de usar, como “oficialista”, “foca”, “ignorante”, “enemigo de la democracia”, “chabestia” y otros epítetos más, que enmarcan cada discurso y doctrina que enuncian diariamente y vuelven a abrazar, aquel humilde lema socrático de “sólo sé que no sé nada”, puedan entonces restaurar sus casas de estudios, ahora ensombrecidas hasta los tuétanos.
4 Comentarios
No where man
Y eso hay que agregarle que «LaCeci» y su combo rectoral por años no rinden cuenta de las entradas por alquilar el estadio universitario, la sala de conciertos y hasta el aula magna. Bajo su supuesta autonomía, maneja el presupuesto de una universidad pública como si fuera su caja chica.
Tartufo
¡Coño! Anoche tuve un sueño extraño, me hallaba en la Plaza Bolivar de Caracas donde se juzgaba a Julio Borges por un Tribunal Popular donde el suscrito era miembro. Y adivinen, el primero era el asesino de niños y el próximo era el Presidente Intrauterino Guaidó, y su abogado defensor era la versada Solorzano.
No les refiero la sentencia, porque allí se convirtió en pesadilla.
Tartufo
«La Reptora» de la UCV, la casa donde las sombras se cagan en su comunidad, tiene los gastos «cubridos» hasta sus tataranietos.
Nuevos requisitos para optar ser «reptor» de una universidad pública.
1) Ser miembro de Voluntad Popular
2) Comprobante de un siquiatra reconocido de que es sociópata.
3) Ser ladrón, apátrida y traidor, aunque son sinónimos de VP.
4) Contrario a la votaciones posteriores a ser electo.
5) Certificado que su madre no lo parió, sino lo cagó.
6) No importa el doctorado, eso lo logra después con un titulazo «Honoris causa»
7) Tener recomendación del fascista e HDP incitador del terrorismo Luis de Ugalde.
8) Poseer un coeficiente intelectual mas bajo que la Solorzano.
Tartufo
«La impunidad estimula al delincuente.» Galeano.
La nueva ley es para «los pensantes y decentes»: dejar que se cocinen en su salsa. Para el lumpen que se roba un gallina: los ganchos, fotos y la humillación total. Recuerden la foto de la humilde señora que hurtó alimentos por el hambre que padecían sus hijos. Así que no tengan esperanzas para expulsar los pranes de las universidades públicas, nadie tiene los cojones para atreverse.
¡Coño! Tanto que se nombra a Fidel, pero es pura hipocresía. No se donde vamos a parar; en Venezuela es el «mundo al revés».