(EN LA GRÁFICA, SANT ROZ CON EL DOCTOR CARLOS CHALBAUD..)
23/11/1993: A partir de hoy creo que tampoco podré escribir en el diario “El Vigilante”. Su director Eurípides Moreno estaba haciendo un juego que parece extraño. La semana pasada le llevé una nota de prensa, para que se anunciara el cambio de lugar del foro: “¿Tiene Salida Venezuela?” y en mi presencia le ordenó a una joven periodista que le diera curso a la noticia para que saliera en la segunda página del periódico. Luego observé al día siguiente que no apareció nada; más tarde me llamó Edgar Alfonzo Arriaga para contarme que se había encontrado con Eurípides y que éste me mandaba a decir que la nota saldría al día siguiente. Sobre la marcha de estos acontecimientos David Fermín ha hecho lo que corresponde: hacer lo imposible para que no se dé el foro. Ha amenazado con meterle candado al auditorio de la sede (sin saber que ya nosotros hemos decidido cambiar de lugar); llamó a la doctora Elizabeth de López (una de las ponentes), esposa de Hernán López de Áñez para que no participe en él y ella ha acabado por excusarse y decir que no puede asistir; lo mismo ha hecho el profesor Elder, encargado de la Cátedra 2.000; más tarde, Fermín envió a Ernesto Pérez Batista como emisario ante el vicerrector académico Leonel Vivas para que se declare suspendido el acto. Leonel afortunadamente se indignó, y dijo que el foro se llevaría a cabo fuese como fuese. Insólito que Pérez Batista se haya prestado para esta inconcebible acción. Y pensar que el señor Ernesto Pérez Batista que adopta en todas partes un aire de revolucionario, que anda como gallito en todas partes hablando de cultura y de castigo a los corruptos, haya resultado ahora, pues sometido a la égida de un mandón sin cultura.
De modo que tampoco el jueves 18 de noviembre apareció por “El Vigilante” la nota de prensa que le había enviado al doctor Eurípides, lo cual evidencia la forma solapada como se pliega a los jeques de APULA. Ya desde el principio de semana Fermín había convertido a El Vigilante en un mero boletín de APULA. Millonarios avisos salían cada día; avisos pagados con el dinero de los profesores, donde se harían los reconocimientos, de los cuales ya he hablado.
Ya en el pasado se venía comentando en ciertos sectores de la universidad, cómo era posible que en “El Vigilante” los artículos contra mí se resaltaran obscenamente, mientras los míos eran presentando en letra minúscula y apretada, casi ilegibles y colocados en lugares pocos consultados. Hubo artículos de una vulgaridad impresionante en mi contra que el propio director de El Vigilante permitía publicar, lo que me daba a entender que ya este medio estaba embanderado con los poderosos del Don Dinero. Por lo cual, decidí enviarle un artículo a Euripides Moreno donde le reclamo su parcialidad, y le critico su falsa posición de luchador contra la corrupción, pues durante un tiempo él mismo estuvo escandalizando a la ciudad con sus denuncias contra las irregularidades administrativas en la ULA, y ahora pacta en secreto con quienes cometen esos delitos.
Esta es una ciudad de caballeros ladinos, y definitivamente ningún diario local quiere que yo siga escribiendo. Y en verdad que también he venido perdiendo todo interés de hacerlo en esos periódicos vendidos al más nefasto capital, y cuando aquí por otro lado carecemos de verdadera opinión pública. Nadie reacciona, a nadie le pareciera importar la injusticia. Mierda, cabrones y cobardes por doquier. ¡Ah, de veras, si uno pudiera vengarse!
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Hoy he mandado a retirar del Vicerrectorado académico, mi libro Sandemonio. Leonel nunca me dio una respuesta. Creo que lo publicaré con un préstamo particular.
24-11-1993: Hemos tenido una reunión en la Facultad de Ciencias para considerar la posibilidad de visitar al Comandante Hugo Chávez en la cárcel de El Rodeo y llevarle el libro “El espíritu del 4-F” que hicimos aquí en Mérida (y que yo escribí poco después del 2 de febrero de 1992 en apenas tres días). Yo le puse como autor de este libro al Capitán Domingo López de Matute, del Regimiento Granaderos de la Guardia. Este fue un famoso personaje, negro, guariqueño, que peleó en la Guerra de Independencia, y se distinguió sobre todo en la Batalla de Ayacucho. El Mariscal Sucre solicitó que se le ascendiera a Coronel, pero los oligarcas se opusieron, y López de Matute se retiró con sus soldados a las pampas argentinas donde se convirtió en un terrible “bandolero”. Cuéntase que llegó a derrotar a las tropas de Facundo, el notable personaje que fue inmortalizado por el genial Domingo Faustino Sarmiento.
Asistieron a la reunión Pedro Pablo Pereira, José Zambrano, Aristides Arellán, José Rivas, Pedro Solano, Jesús Alberto López, Roger Vilaín, entre otros. La historia de este libro “El espíritu del 4-F” fue toda una aventura y lo imprimimos, refilamos, compaginamos y encuadernamos, en la Imprenta de la Facultad de Ciencias trabajando hasta altas horas de la madrugada. Luego la DISIP comenzó a perseguirnos. En algunas cajas las llevamos hasta la Urbanización El Roble, al apartamento del profesor Pedro Solano, pero corrió el rumor de que ahí no estaba seguro porque la policía política tenía planes allanarle la vivienda al profesor Solano. Por ello, los sacamos de allí y se los entregamos al poeta Adelis León Guevara quien los escondió en una iglesia mientras se encontraba la manera para sacarlos y llevarlos a Caracas. El fin era venderlo y recabar fondos para pagarles a los abogados que estaban ejerciendo la defensa de aquellos rebeldes militares bolivarianos.
27 -11 -1993: El doctor Carlos Chalbaud tuvo una larga conversación con Eurípides Moreno y debo hacerle un reconocimiento a Eurípides, porque finalmente ha tenido el valor de publicar el artículo donde lo critico severamente.
Por allí anda Jiménez Ure repartiéndole a todo el mundo la fotocopia de un artículo que yo escribí sobre él (hace cinco años) donde hice algunos reconocimientos a su trabajo y a su postura intelectual. Este tipo está mal. Ahora ha aparecido otro frente en mi contra y se trata del periódico El Correo de Los Andes (que ahora dirige el ultra -derechista Fernando Báez) ha permitido que se publiquen contra mí unos artículos que firma un tal Federico Ruiz….
28/11/1993: Para que se vea la triste calidad de nuestros pensadores y políticos, hoy en El Nacional leo la entrevista que una periodista le hace al presidente Ramón. J. Velásquez. Le pregunta la periodista que si él llegó a Miraflores por sortario o por andino, y don Ramón le contesta que los andinos tienen mucha suerte. Es decir que este pobre hombre considera que llegar a ser presidente es cosa de suerte. ¡Qué zonzada tan grande, Dios mío!
29/11/1993: El Consejo de la Facultad de Ciencias rechazó darle curso a un préstamo que había tramitado a Fomento para editar mi libro Sandemonio.
(Como nota final debo decir que Carlos Andrés Pérez llegó a enterarse por medio de sus sabuesos del libro “El espíritu del 4-F”, y que en un arranque de indignación preguntó: “¿Y quién ese gran carajo capitán Domingo López de Matute, y por qué no está preso?”)
30/11/1993: Me entero que a mi hermano Argenis le han impuesto la Orden Andrés Bello en primera clase, en Miraflores, y que lo mismo ha pasado con mi hermano Adolfo. Coincidencialmente, aquí acaba de salir de los Talleres Gráficos el libro de Argenis “El hombre y su imagen, la mujer y su imagen”, el cual yo he editado y pagado. Algunos profesores de la ULA me han pedido que lo invitemos y presentemos su libro el día 10 de diciembre. Se están haciendo las gestiones para que también dé una conferencia sobre la tragedia del escritor en la Casa Juan Félix Sánchez.
He visto al profesor José Vívenes hablar con mucho calor sobre el asunto de las elecciones que se avecinan en Apula. Pasa horas en los pasillos conversando con un grupo de profesores; el tema es siempre el mismo: los corruptos, las burlas que hacen los gobernantes al pueblo, la miseria y la desgracia de la educación nacional, y la pavorosa situación económica. Y a mí me parece que él evidentemente apoya a David Fermín y es íntimo amigo de Claudio Valentino, y para nada puede verme como su aliado. A la gente en este país le da pánico ser radical, ser frontal y directo, y a eso lo llaman ser un “sindérico político”. Yo recuerdo que cuando el profesor Vívenes llevaba y traía por todas partes el asunto de la contaminación de mercurio que ocurrió en la Facultad de Ciencias, y donde los más afectados resultamos ser quienes laborábamos en el Departamento de Matemáticas, APULA mostró el mayor desdén hacia este problema. Esta es una realidad que debe calibrar muy bien Vívenes.
El profesor José Vívenes llegó de Caracas (de la UCV) con una aureola de comecandela y no sé porqué se me ha estado pareciendo tanto a Jóvito Villalba.
Cruzaba el patio de la Facultad, cuando vi al profesor Aristides sentado en uno de los bancos de cementos de una de las jardineras. Me detuve a conversar con él e inmediatamente me espetó: «-Andrés Velázquez ya ganó. Va a arrasar. El gringo Secretario de Estado Adjunto para Asuntos Interamericanos, Alexander Watson, lo que vino fue a decir que cuando Andrés ganara, le entregaran su vaina completica». Percibí pues, que Arístides estaba fervorosamente emocionado con el inminente triunfo de Andrés Velásquez.
Agregar algo a este anuncio, que se presentaba del todo pueril, en el sentido de que me parecía que el señor Andrés no ganaría sencillamente porque para ganar hay que tener bolas, y Andrés lo que tiene es jeta. “ -Ese gordito -le dije a Arístides-, si lo llevan a Miraflores es para darle un palo cochinero, y hacer con él morcillas…”. En eso se aparecieron Vívenes y otros tres profesores que le acompañaban, con caras de encontrarse muy ufanos. Vívenes al igual que Arístides llegó defendiendo la candidatura de Velásquez y diciendo que en el programa de Marciel Granier el cacique Taparita había estado brillante. Yo les respondí que todo lo contrario, que lo había visto muy torpe, y ambivalente, que ese hombre no tiene ñeque para enfrentarse a la oligarquía. Que el mismo Andrés hará lo imposible para decir que le robaron las elecciones “-Escríbanlo”. Entonces Vívenes me respondió: » -Pues serás tú, que ves con ojos muy pesimista la cosa, pero en la masa no existe esa opinión». Le contesté: » -Claro, yo no sabía que usted interpreta las cosas según como las ve la masa».
Lo vi desconcertado ante la respuesta, procuró no alterarse, aunque lo notaba incómodo; entonces desvió el asunto hacia el problema de la educación, su fuerte, y cuando se despedía le dije:
- Mire don José, aquí, en esta universidad, quizás en todo este siglo, el único que ha tenido bolas para decir las cosas con cierta claridad he sido yo; he intentando ser crítico, y han pretendido condenarme a través de un Consejo de Facultad de Humanidades que pidió en pleno que yo fuera sancionado, y en el fondo muchos colegas lo han estado celebrando en su fuero interno. Después se elevó esa exigencia ante el Consejo universitario; se pagaron remitidos costosísimos por la prensa local pretendiendo amedrentarme; yo repliqué con fuerza y todo el mundo se calló. De modo señor Vívenes que no creo que se tenga derecho a criticar nada cuando no se han tenido el valor para luchar frontalmente contra tanta mierda en esta ULA. Usted sabe cuál es el problema nuestro; el problema nuestro es que lo único que sabemos hacer es aplaudir y repartir reconocimientos como quien le echa maíz a las gallinas. Nuestro delirio, nuestro medio más sublime y explícito delirio es dar aplausos y desgañitarnos pidiendo libertad y aumento de salario; para eso sí somos valientes. Yo creo que ha llegado la hora de callar, hasta cuando seamos capaces de ejercer acciones que puedan cambiar esta vaina.
Yo le noté los ojos un poco aguados a Vívenes. Me retiré, porque se me hacía tarde, y en nuestro Taller hablaría esa tarde Fredy Yepez, sobre el problema de lucha guerrillera en Colombia.
Y el sentimiento que tengo ahora de todo este lío de la corrupción en Venezuela es que los corruptos son más contundentes en su acción que los que se creen virtuosos. Al menos el corrupto se atreve, se arriesga, agrede, se compromete, roba, falsifica, manipula, miente, promete, distribuye y mueve el capital; provoca aliento o desaliento, amenaza, adultera oficios y documentos, cheques y órdenes de pago; es capaz de levantar un séquito de seguidores, de inspirar amor, odio, recelo o confianza en muchos seres que han perdido toda fe en sí mismos…; pero en cambio los llamados buenos o virtuosos, ¿qué hacen?: criticar a las espaldas de los corruptos, susurrar intrigas, murmurar cobardemente, pero cuando ven a los fulanos corruptos entonces van y les besan las patas; los anodinos, los neutros o virtuosos no actúan, parecen o son putas de poca cuantía; frágiles y remolones. Se aterran con sólo pensar que un día cualquiera el corrupto venga y les niegue el saludo y les sabotee el ascenso o el cheque que puede firmar para algún préstamo. Coño, ¿ustedes saben lo arrecho que sería para un profesor que ni huele ni hiede, el que pasara un corrupto por su lado y no le saludara?
Cuando critican a los corruptos, los neutros, les llaman por teléfono para solidarizarse con ellos y con palabras sibilinas, como susurros les van declarando sus horrores contra ese hijo de puta que los critica, el tal ese Sant Roz, por ejemplo. Se lamentan, lloran, les prodigan comunión con todos los proyectos a los ladrones ultrajados y calumniados. Los corruptos pretendidamente vejados o humillados (siempre por el tal Sant Roz), aceptan comedidamente la solidaridad expresada, y retribuye con esa frase tan cristiana: “cuenta conmigo”, y suelta alguna promesa, algún obsequio burocrático, una “ayudita” en forma de cheque solidario, o un empujoncito para acelerar unos viáticos, un año sabático o una beca en dólares… ese don de sacrificado que lo puede casi todo “desinteresadamente”, y lo hace con esa voz tierna y melosa de los ultrajados. El corrupto en este momento es breve, seco, vago en la retribución del cariño que se le dispensa y argumenta que a todo el mundo le consta que él nunca ha hecho nada malo y que es totalmente incapaz de cogerse una locha…
No hay nada más triste e inspirador de lástima para los cobardes, para borregos y eunucos que un corrupto vejado, ultrajado, herido en lo más íntimo de sí mismo, vituperado en su trono intocable, en la aureola sublime e infinita de su mando sagrado.
¡Oh!, cuánta solidaridad es capaz de inspirar en ese latrocinio propio de los vagos togados un corrupto que ha sido cruelmente atacado; la gente que le conoce, que le «debe» algo, que en alguna ocasión estrechó sus manos, que fue bien atendido por él, que le agilizó un trámite o le sonrió en medio de los finos esteros de escritorios y poltronas delicadas…, en la que le hizo una visita, en la que se acordó de su nombre en una acto, en momentos especiales de su vida; esta gente sufre depresiones terribles, se vuelve taciturna, siente una ofensa irresistible en su pecho cuando no le reconocen sus obras; y el corrupto es quien estará alerta para poner de relieve sus mediocres dones, sacándolo del frío abandono de sus almas. Por eso Sant Roz es un violento y un grosero que no respeta a nadie y que por simple odio persigue dañar la imagen de gente honorable.
Pero así y todo, un velo de duelo cubre el ambiente donde trabaja el corrupto acorralado; un aire de pesadumbre brilla en los rostros de sus serviles, cuando aparece en medio de las sombras un cuchillo de claridades.
Hay que reconocer también, que el corrupto siempre tiene quien le defienda; siempre se ha preparado para que en el futuro haya quienes le amen, y por eso no faltará quien salga en su defensa y diga: » – Qué injusta es la gente; ¡meterse con un hombre tan decente, tan bueno, tan cariñoso y bondadoso, al que le debemos los cheques que se nos paga, los bienes y reivindicaciones arduamente conquistadas por sus inmensos talentos, por el sacrificio inconmensurable con que le dedican tanto tiempo a las ilustres instituciones que le dan saber y progreso a una nación».
El corrupto a veces se siente herido y desea vengarse; pero él desearía que fueran los demás quienes lo hagan por él; aquellos a quienes él tantos favores les hizo, pues sería desdoroso el tener que hacerlo él mismo. Y que además lo hagan, claro, públicamente. Pero ocurre que también los neutros, los virtuosos, no se atreven a defender declaradamente a nadie; defender a quien tanto ha hecho por ellos no es cosa tampoco para los neutros. Los neutros sólo murmuran. Los neutros nacieron sólo para quejarse de lo que a ellos más duele. Los neutros son asquerosamente egoístas, y por lo general muy llorones y débiles. Los neutros parecen menos que trsites rameras; ese es un sentimiento que acude a la mente del corrupto cuando está deprimido: “Dios mío, todo lo que hice por tanta gente, y que existan quienes no son capaces de reconocerme nada”. Los neutros, también están a la caza de que los llamen virtuosos y ecuánimes. El corrupto también comprende la soledad en la cual se encuentra. Descubre la fragilidad del mundo que le rodea. Entonces llega al convencimiento de que es poco lo que ha dado y que debe luchar muchísimo más para volver a robar y sacrificarse por sus compinches; compartir mucho más de todo aquello que a bien pueda coger; sacar de donde no haya cuando vuelva a robar; romperse las uñas arrancando el último filón de la mina que se le vuelva a entregar… enhorabuena.
El corrupto podría vengarse de los neutros no firmándoles los cheques, y esto los aterraría, ¿pero qué sería de él sin estos pobres seres? Cuando un corrupto firma cheques o de él depende los pagos de nóminas, diseña inconscientemente estrategias para que los neutros queden a su merced para siempre; que sientan que merecen toda su adhesión de por vida; que comprendan cuán infinitamente poderosa y necesaria puede llegar a ser su ayuda. La gente idolatra a los corruptos; ¿qué sería del mundo sin ellos, siendo que son los que les dan cursos a todas las vainas terrestres? ¿Qué sería de la humanidad, del futuro de todas las instituciones sin ellos?
Jamás se piensa que cuando un corrupto administra dinero, ese dinero pertenece al pueblo; “-¡no sean tan pendejos ustedes, señores, ubíquense!”, piensa siempre el corrupto; él piensa que ese es un capital que sólo un buen hombre estar destinado y condiciones para repartirlo como se debe; que lo que él tiene a su cargo es para joderse repartiéndolo, lo cual de veras es un acto bien sacrificado, duro, amargo, terrible, agobiante y tormentoso. Si ese hombre, por algún motivo, se retira de todos los cargos, estaríamos perdidos, el mundo se vendría abajo, los neutros se desconcertarían y entrarían en desintegración total, y sin él, a fin de cuentas, nadie recibiría nada, y se perderían todos los hilos excrementicios de la sabia colocación de lo que nos es de nadie. Así funciona el sistema capitalista.
Por lo que quienes protestamos en este sistema a los corruptos también hacemos de putas. Por lo que la vida en este país es un círculo vicioso de lacras y no hay modo de salir de él.
ZZZZ