(GRÁFICA: quién aquí tenían los cojones de atacar en un artículo al poderoso mafioso Gustavo Cisneros?)
AUTOR Y COMPILADOR: Pedro Pablo Pereira
26 -1 -1983: Desde Cumaná, he enviado una carta al doctor José Ramón Medina, director de El Nacional, con la intención de que la haga pública. Allí le digo que es imposible pedirle soluciones a una democracia que se encuentra dirigida por una banda de mafiosos congraciados con el propio presidente de la República. Resulta que el ex presidente del Banco de los Trabajadores, culpable de una pavorosa estafa, Eleazar Pinto, ha salido en libertad y se ha dirigido a vivir en su residencia de la Lagunita Country Club. Se le ve todas las mañanas jugando golf, acompañado de un grupo de caddies. El tal Eleazar Pinto era un adeco con mucha labia que nunca había trabajado, pero de la noche a la mañana se volvió dirigente sindical, una muestra de que los sindicaleros nuestros sí pueden alcanzar el Paraíso. Gozan de una millonada que se han robado a los ojos de todo el mundo, y sintiéndose protegido nada menos que por los mismos altos dirigentes de la CTV; sobre todo por su actual presidente el señor y proto-mayamero Antonio Ríos.
He visto en esto días, una larga entrevista a Ríos por parte del periodista Alfredo Peña, repugnante, porque no me explico por qué a un miserable como el tal Ríos se le toma en cuenta, como si de veras fuese un político de altura que con su ejemplo y preparación estuviera en condiciones de orientar moralmente al país. Alfredo Peña siempre me ha parecido buscador de parapetos para edulcorar ladrones de alto pelaje. Pero no se admiren que este señor Antonio Ríos prosperará en nuestro ambiente, el único lugar del mundo donde hablar sandeces de un medio poderoso resulta una profesión altamente rentable. No tenemos gobierno mucho menos Estado. ¿Cuándo veremos a un gobierno con carácter? El gobernante que no sea inexorable frente a los delitos es porque algún favor le debe al crimen.
Al tiempo que se acerca la fecha del Bicentenario del nacimiento del Libertador aumentan los delitos con la cosa pública, y acabaremos por celebrar tan loable fecha en medio del derroche más escandaloso, con el goce que provoca entre nuestros sindicalistas, muchachos, maestros y profesores las interminables huelgas de nuestros gremios y sindicatos; bochinche y siempre por delante la panacea asfixiante de la nuestra especiosa corrupción. Himno nacional todas las mañanas mientras los bandidos enhebran sus planes de estafas y desfalcos; himno nacional al medio día, ahogado los conductores en medio de infernales trancas porque nuestras vías están deshechas y porque además incomunican: huecos, matracas de fiscales, estridencia y desorden. La mentira de los símbolos patrios a cada instante mientras nada se hace. A falta de voluntad para el trabajo, un himno nacional no les parece mal. Majarete de democracia, aderezado con el mejunje de líderes adecos, masistas y copeyanos apareciendo en pantallas de televisión diciendo que carecemos de reflexión y coraje para cambiar. El hampón mayor se llama Gonzalo Barrios, pero lo tienen como a un buda al que sus niñitos mimados, como Héctor Alonso López, le hacen cumpleaños sorpresas. Este anciano malvado que se las da de ingenioso, por sus raras mañas quiere convertir en posible presidenciable, digo a su pupilo Héctor Alonso López, un imbécil de siete suelas. No olvidéis tampoco que este cínico anciano graduó a toda la promoción de canallas que hoy nos gobiernan y sus acólitos lo ven genial, agudo y sarcástico en sus comentarios políticos, siendo en verdad un cobarde, un cómplice monstruoso de cuanto nos desangra y nos envilece. El único «bien» que parece haber producido esta democracia es el de hacernos participe a todos del derroche, de gran lujo de los viajes en primera clase; del derroche, del infortunio del caos, de la irresponsabilidad con el trabajo. Jamás hemos practicado nada virtuoso porque la jarana de los derroches y de las improvisaciones nos impiden la razón y el buen juicio. La democracia ha hecho que el delito que antes estaba reservado a unos pocos, arrope hoy a toda la población. Y don Rafael Caldera, frente al horrible desfalco del banco de los Trabajadores se ha mostrado lo más ambiguo posible. Ha dicho que el que se crea libre de pecados que lance la primera piedra, y él se ha metido la suya en el fundillo.