AUTOR Y COMPILADOR: Pedro Pablo Pereira
7- 2- 1996: Tengo en mis manos un recorte de prensa con la foto de Américo Martín y Teodoro Petkoff jalándole de lo lindo a Carlos Andrés Pérez. Estos personajes vienen de esos líderes de izquierda que se formaron en la UCV, con las ideas filosóficas del modernismo. Un par de traidores que llevaron a la tumba a miles de jóvenes que fueron asesinados en las calles, en las cárceles, en las montañas, por los gobiernos de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni. Hoy este par de sinvergüenzas le solicitan ayuda al patriarca Gonzalo Barrios de AD, uno para fundar un nuevo partido y el otro para regresar a las filas de la tolda blanca. Si llegara aquí, de veras, una verdadera revolución, merecerían ser fusilados.
8 -2 -1996: De nuevo cunden por doquier rumores de golpe de estado: se habla de robo de armas en los cuarteles, de movimientos militares en Puerto Cabello; el doctor Carlos Chalbaud me dice que al contrario de lo que piensan muchos, rumores no tumba gobierno. Le contesto que sin embargo los debilita, y como estamos nosotros, hasta un trueno puede sacar de sitio al pobre anciano de Caldera. Pero razón tiene el doctor Chalbaud porque lo que sostienen a los gobiernos son las fuerzas militares y hasta ahora se percibe en los cuarteles calma chicha. Sacaron de allí a casi todos los bolivarianos.
En cuanto a la ciudad de Mérida, continúa el bochinche entre policías y estudiantes (que nunca han estudiado). El raquítico gobierno del doctor Caldera no existe y camina por la fuerza del mimetismo que le imprime todos aquellos cimientos cuadrados con los gringos; sueña Caldera con vaguedades como un moribundo al que no se le puede pedir nada.
En el centro de la ciudad de Mérida todo el mundo camina lloroso por el efecto de las bombas lacrimógenas, y lleva pañuelos en las narices. La fiesta más atroz de los disturbios se encuentra en la Avenida Don Tulio. Veo en un titular que el dólar da un salto de 26 bolívares en un sólo día; en dos meses ha aumentado más de cien.
5:30 p.m.: Amada es aquella señora que vivía en casa del profesor Andrés Zavrotsky, quien la atendía como un padre, madre soltera muy pobre que tenía dos hijas. A la muerte de Zavrotsky, Amada quedó en casa del conocido matemático ruso, a quien en su testamento le dejó una habitación de su vivienda para esta pobre mujer. Resulta que ahora al profesor Zavrotsky después de muerto le están apareciendo hijos y parientes que quieren todas sus pertenecías. Me llama la hija de la señora Amada, y me dice que la abogada Álidina (ahora supuesta hija del profesor Zavrotsky) y su familia se han presentado con un tribunal para sacarla de la casa. Y yo estoy de por medio, porque la abogada Alidina que me parece una tigra, va y me hace una visita en la Facultad de Ciencias para darme una larga explicación de sus derechos sobre los bienes que dejara Zavrotsky. ¡A mí, coño!
6:30. Llama Jesús Alberto López, y le cuenta a mi mujer (pues yo estaba en el centro) que a Amada le han sacado los peroles a la calle, y hay un escándalo en plena vía. Desgraciado de mí, que tengo que salir a dar la cara también por esto.
A las 8 de la noche mi mujer me cuenta estas cosas, pienso en otra guerra que tendré que encarar. Seguro que se vendrá otra demanda en mi contra, porque nuestros malditos jueces se venden como lo miserable que son, siempre apoyando al rico, al poderoso. Y me tocará sobrellevar una batalla doble porque el abogado que está asesorando a Amada tiene sus agallas y busca lo suyo. Influenciada por el abogado que la asesora, Amada introdujo un documento ante un tribunal declarando que ella había sido concubina del profesor Zavrostky, cuando esto es absolutamente falso y estúpido. También recuerdo, cómo esta pobre mujer me llamó antenoche, solicitándome que no siguiera escribiendo sobre su caso, porque ella debía ser de ahora una “señora seria”, porque indudablemente yo le estaba perjudicando los proyecto y la defensa que le estaba montando el abogado.
Si hay que luchar contra alguien, tiene que ser contra los malditos jueces de este país.
9 -1 -1996: 9:00 a.m.: doy declaraciones en radio 1560, durante una hora, sobre la “corrupción universitaria dentro de la actual crisis del país”. La entrevista la hace el periodista Celis Euclides. Denuncio, durante esta entrevista, el desalojo de que ha sido objeto la pobre señora Amada, y en este momento no sé si se habrá molestado por lo que dije.
Otro día de artificiales disturbios en la ciudad. Artificiales porque los está provocando la policía de Mérida junto con sus cuatro malandros a los que llaman por teléfono para que se ubiquen a nivel de las residencias Cardenal Quintero donde vivo. A las 11 de la mañana, se han visto a grupos de policías colocar obstáculos (enormes piedras y troncos) a la altura del Parque La Isla.
A la 1:00 p.m. fue incendiado un camión de la Pepsi-Cola, en la Domingo Salazar (este camión pertenece a un señor que traslada las cargas de refresco y carece de seguro). Hay un plan extraño de los cuerpos de seguridad con cuatro perturbadores de las Residencias Salazar para impedir el normal funcionamiento de la universidad.
A las 2:30 p.m. cuando intento ir a la Facultad por la vía Panamericana me cierran el paso otra vez los mismos cuatro policías del otro día. Todo está normal y de nuevo producen un espantoso congestionamiento en la ciudad. Me hacen tomar el camino de Las Américas y cuando llego al sector de los semáforos que llevan a La Hechicera, todo se encuentra normal. De modo que nuevamente se suspenden las clases en la Facultad de Ciencias.
Aunque logro llegar a la Facultad ésta está desierta. No puedo dar clases.
Llega de nuevo el Papa Juan Pablo II a Venezuela. Centenares de miles de personas en Caracas se agolpan para verlo y encontrar el milagro de la salvación. Es decir que venimos a este mundo como simples condenados, y el Papa está aquí para advertírnoslo. En la Casona, el presidente Caldera recibe al Santo Pontífice con un lloroso discurso, donde uno presiente que no podrá concluirlo, la voz quebrada, la respiración jadeante, como sugiriendo que con la presencia del Papa, se conjurarán los peligros contra el país y llegará el milagro del orden y un bienestar general.
Triste mentalidad de muchos venezolanos que siempre están considerando que la salvación nos caerá del cielo, no del propio trabajo, del propio sacrificio, del esfuerzo creador, de la tenacidad, de la constancia y de una paciencia y voluntad realmente heroicas.
El Papa ha llegado con su plan de pedirnos algo también. Vaya Dios a saber qué busca de nosotros: es una figura extraordinariamente oscura, un caballero de la Edad de Piedra, un tremendo agente de la CIA, íntimo amigo de Ronald Reagan, válgame Dios; hombre infatigablemente calculador. Por segunda vez visita varios países de Latinoamérica. Es un rey de macacos albinos y ambivalentes con un gran carisma, pero como todo en el Vaticano, penetrado y dominado por cuanto sostiene el poder más vil y degenerado. Todavía cuesta entender que el espíritu de Cristo se encuentre entre los pobres cuando este bandido es un títere del más criminal de los imperialismos; anoche toda la élite de los magnates ocupaba los pasillos de la Casona, y recibieron al consabido Santo Padre con una cursi parafernalia de ritos satánicos.
9:00 p.m.: Me llama por teléfono Rómulo Aranguren. Me dice que la orden de desalojo en contra de Amada la ha estado ejecutando el abogado Rolando Peña, un tipo sin escrúpulos que ha cometido desmanes en el sector de El Arenal. El tal Peña se presentó con un tribunal y un piquete de la Guardia Nacional, y le quitaron la llave a Amada. Introdujeron a vivir a la fuerza a un tipo, en el segundo piso de la habitación, que es familia del “administrador”, supuesto heredero de los bienes del profesor Zavrostky. Rómulo me dice que está organizando una reunión, para ver qué podemos hacer por Amada. Me pongo a investigar un poco y encuentro que el tal Peña fue juez. Vainas.
12 -2 -1996: Día Lunes: Converso con el profesor Heber Sira en el cafetín de la Facultad de Ciencias. Hablamos de la situación de la Amada, quien había sido adoptada por el profesor Zavrotsky. Le hablo de la tontería de esta señora (quizás por consejos del abogado que tiene) de decir que fue concubina del profesor Zavrotsky. Heber Sira fue alumno de Zavrotsky y compartió desde 1970 a 1973 el mismo cubículo con don Andrés en la Facultad de Ingeniería. Me contó Heber, que don Andrés estuvo casado y que su esposa murió en un naufragio.
Día extraordinariamente agitado: voy a Caprof, luego a la Facultad de Ciencias; bajo con Pedro Pablo hasta el banco, luego me dirijo al Consejo de Publicaciones; llevamos seis cajas de libros hasta Ciencias que se las obsequio a Pedro Pablo. Hago mi almuerzo porque María está en una agencia comprando los pasajes para ir a España. Busco a las niñas. Voy a la Oficina de Asuntos Profesorales de la ULA; saco varias fotocopias a los pasaportes y visados; llevo a las niñas al taller de arte en Santa Rosa; vuelvo a la Facultad. Me reúno de nuevo con Pedro Pablo para colocarle precios a las seis cajas de libros que venderá en su puesto de libros usados en la Facultad de Ciencias.
Debo decir, sin necesidad de que esto amerite consideración alguna para mí, que desde que he estado planificando mi viaje a España he sentido la gran necesidad de dejarle al poeta Pedro Pablo Pereira un medio de vida. Él se siente muy triste con mi partida, y desde hace algún tiempo ha venido trabajando conmigo y con lo poco que hace se ha estado ganando la vida. El que yo me vaya por un año como profesor visitante a Cádiz le ha pegado. Entonces, conseguí con el Decanato de que se le concediera un lugar en la Facultad para que pueda vender allí sus libros. Ahora le he estado dotando el puesto de una buena variedad de libros sobre todo científicos: he ido a Caracas y le he traído una buena porción comprados a buen precio de los que rematan debajo del Puente de las Fuerzas Armadas.
Voy ahora a la Facultad de Ciencias Forestales a buscar a mi esposa María para luego irnos juntos nuevamente al banco. No hay dólares en los bancos para nadie. En el banco me echo en una silla a pensar que cuando a uno le falla el corazón, es por la enorme presión a que se somete el cuerpo; y el día de ayer me sentí mal, creo que por un resfriado que tomé al bañarme al mediodía. Recordé la muerte repentina del pobre Jorge Santos, el librero, quien vivía bajo una tremenda presión buscando remates de libros y trasladando pesadísimas cajas desde distintos lugares de Venezuela y de Colombia. Ayer también fue un día de intenso trabajo, pues hube de repetir 26 páginas de un trabajo de matemáticas que debo enviar a un Congreso de matemáticas en Sevilla; añádase a eso que desde el sábado estoy corrigiendo 400 páginas de un libro de Algebra Lineal que debo dejar listo para la imprenta la semana que viene.
Se detectan algunos defectos en el asunto de los pasajes, y ¡no hay divisas en el banco!, y las prometen para el jueves, lo que aumenta nuestra preocupación acompañado de los insistentes rumores de que vendrá una nueva devaluación y un dólar en el mercado Brady que habrá de alcanzar la cifra de 429 bolívares.
Nada se puede hacer, y hay que salir del banco sin respuesta ni solución. Subo a la Facultad de Ciencias y me entrego a corregir el trabajo de matemáticas que debo enviar a Sevilla. Apenas puedo dedicarle una hora porque debo salir a buscar a las niñas al colegio para llevarlas a casa.
Llego a casa extraordinariamente cansado; hasta sin apetito. Leo algunas páginas del libro de Tomás Alcántara sobre Bolívar. Después me echo a ver un poco de televisión pero sin verdadero interes ni atención al fulano cajón de las mentiras…
14 -2 -1996: Frente a las residencias Domingo Salazar lleva varios días el camión de la Pepsicola que fue incendiado hace una semana. Es un armatoste de hierro retorcido, como un esqueleto viviente de una de las pocas victorias que realizan de verdad contra el sistema. Pero me dicen ahora que el camión no pertenece a la empresa de la Pepsi-cola sino, como dije arriba, al pobre conductor y que la Pepsi-cola se ha lavado las manos. Lo que quemaron el camión destruyeron sobre la vía todas botellas del fulano refresco, haciendo un impresionante promontorio de vidrio. Fue el mismo día en que la policía, para contribuir al caos, colocó troncos y piedras a lo largo de la avenida Panamericana.
Ayer escuché por la radio de que los vecinos están indignados con la Alcaldía porque no les quita de allí el camión.
Los encapuchados a nivel nacional cogen terreno en la protesta popular; ayer un grupo de ellos fueron entrevistados por Venevisión, dentro de la UCV.
Lo que me preocupa de estos comecandelas es que si aquí llegara a triunfar algún gobierno verdaderamente reaccionario y de derechas, entonces serán los primeros en presentarse para ser policías, soplones, torturadores, verdugos de todos los verdaderos revolucionarios, y además capitaneados por personajes como Petkoff y Américo Martín.
En el pasado ha sido así: grandes dirigentes estudiantiles a los que se le ha descubierto que eran miembros de Inteligencia de la Policía; cobraban por un servicio infame, y portaban carnet de un organismo de seguridad.
Y estos sapos eran los grandes directores de los tirapiedras; así pues que el futuro que les espera a algunos de esos encapuchados es volverse sapos, policías, por eso les gusta tanto jugar y entablar torneos de piedras con los tombos.
¿Cuándo hemos visto a los estudiantes revisar este pasado? ¿Cuándo hemos visto a la masa estudiantil reclamar dignidad por la juventud echando al basurero a los seres dobles y mercenarios como Petkoff y Américo Martín?
7:30 p.m. En este momento me llama Arístides para decirme que acaban de allanar a la UCV.
La historia de la universidad venezolana se reduce a la historia de sus allanamientos; porque a partir del último gobierno de Betancourt, la universidad se convirtió en un bastión de la resistencia izquierdista. Todos los años la allanaban; todos los meses suspendían las clases en nombre de la defensa de la autonomía.
15 -2 -1996: La ciudad se congestiona por el asunto de la feria. Aquí en Las Américas, a un lado de las residencias El Viaducto, han deforestado un hermoso sector de árboles centenarios para construir un centro de diversión.
La ciudad se empelotona de borrachos, caballos y caravanas.
Leo en Volney (Ruinas de Palmira): “En algunos países, los jefes iguales en fuerzas temiéndose mutuamente, hicieron pactos leoninos y asociaciones atroces; y repartiéndose las facultades, los empleos y los honores, se distribuyeron privilegios e inmunidades; se erigieron cuerpos separados, en clases diferentes, avasallaron al pueblo; y, bajo el nombre de aristocracia, se vio al estado afligido por las pasiones de los grandes y de los ricos.
“En otros países, proponiéndose igual fin por otros medios, ciertos impostores sagrados abusaron de la credulidad de los hombres ignorantes. En la oscuridad de los templos, y tras los velos de los altares, hicieron hablar y obrar a dioses, pronunciaron oráculos, exigieron ofrendas, prescribieron fundaciones; y bajo el título de teocracia y de religión, fueron martirizados los estados por las pasiones insaciables de los sacerdotes”.
“A veces, cansada una nación de sus desórdenes, o de sus tiranos, se dio un solo dueño para disminuir la suma de sus males, y entonces se limitó el poder del príncipe; él tuvo, por el contrario, deseos de extenderlo, y si lo dejó absoluto, abusó enseguida del depósito que se le había confiado, y bajo el nombre de monarquía, se vieron despedazados los estados por las perversas pasiones de los reyes y de los príncipes.
“Aprovechados entonces algunos facciosos del descontento de los espíritus, lisonjearon al pueblo con la promesa de un dueño mejor; esparcieron dádivas y promesas: derribaron al déspota para colocarse ellos; y sus disputas sobre la sucesión y división desolaron los estados con los desórdenes y las devastaciones que acompañaron constantemente las guerras civiles.
…
“Valiéndose del espíritu de egoísmo que perpetuamente divide a los hombres, supo el ambicioso fomentarlo diestramente: lisonjeó la vanidad de unos, excitó la envidia de los más, halagó la avaricia de éste, inflamó el resentimiento de aquel, e irritó las pasiones de todos; oponiéndose entre sí los intereses o las preocupaciones, sembró las discordias y los rencores, prometió al pobre, amenazó a un hombre con otro, a una clase con otra; y aislados todos los ciudadanos por medio de la desconfianza, formó su fuerza de la debilidad, y les impuso un yugo de opinión, cuyos nudos se estrecharon recíprocamente. Con el ejército se apoderó de las contribuciones; con éstas dispuso de aquél; y por medio del resorte poderoso de las riquezas y de los empleos, encadenó fuertemente a todo un pueblo con un lazo indisoluble, y los estados cayeron en la lenta consunción del despotismo”.
Pero entre nosotros ocurre algo peor: vivimos en “democracia”. No hay tiranos; no hay verdugos, y sin embargo padecemos un sofoco generalizado: nada funciona, no hay respeto por nada. No hay ley, no hay justicia. Una idiotez y cobardía y debilidad generalizadas. Es inútil gritar, estremecerse como lo he hecho yo, durante diez años escribiendo con sangre mis dolores y temores.
Sigue Volney: “…los recargos hicieron onerosa la posesión de la tierra; el humilde propietario abandonó su campo, o lo vendió al hombre poderoso, y los bienes se reunieron en un número menor de manos. Y favoreciendo todas las leyes y las instituciones tal acumulación, se dividieron las naciones entre un grupo de ociosos opulentos, y una multitud de pobres mercenarios. El pueblo indigente se envileció; los grandes saciados, se depravaron, y disminuyéndose el número de los interesados en la conservación del Estado, su fuerza y su existencia se hicieron tanto más precarias.
“A más, como no se ofreciese a la emulación objeto alguno de utilidad, ni al saber ningún estímulo, cayeron los ánimos en una ignorancia suprema.
“Y la administración secreta y misteriosa que fundó el despotismo, produjo la imposibilidad de establecer medio alguno de reforma ni de mejoramiento; y como los jefes regían por la violencia y el fraude, los pueblos sólo vieron en ellos una facción de enemigos públicos, y desapareció toda armonía entre los gobernantes y los gobernados.
“¿De qué sirve la verdad si no es creída?”
17 -2 -1996: Se anuncia un nuevo paro de universidades para el 22 de febrero. Se percibe que será muy largo, que podría durar meses porque el Ejecutivo no da ninguna muestra ni de tener dinero para las universidades ni importarle que hagan lo que hacen cada año que es paralizarse por varios meses. Ya la gente, los estudiantes y el país en general, se han ido habituando a que haya más días sin clases que con clases. Por esta razón carreras que deberían durar cuatro años se prolongan hasta por cinco, seis y hasta ocho años.
En Venezuela la gente no cree en los partidos, no cree en el gobierno, no cree en Constitución, no cree en Dios pero vive como esclava, dominada y presa de temores muy grande, creyendo en la brujería, en la lotería y en los medios de comunicación. La gente aquí vegeta, espera que otros se arriesguen para defender sus derechos, no tiene confianza en sí misma, y sus valores los ha tomado de otras culturas que les desprecia. La mayoría de nuestros investigadores investigan, no por el bien de país, sino para cobrar más y para recibir reconocimientos. Nada es más triste que estos investigadores vacuos y petulantes que se creen reyes en este desierto de cabezas y de pensamiento.
En APULA la situación se ha ido tornando cada vez más horrible. Me encontré en el Consejo de Publicaciones de la ULA, con el profesor Leonardo Mujica y me dice que yo no debería estar perdiendo mi tiempo enfrentando esas estupideces que ocurren en los gremios y sindicatos. Añadió que vivíamos en un asco de derrotismo muy grande en el que no se ve salida para nada: “Imagínate que ahora si hiciéramos una revolución en nombre de los derechos humanos no se pueden usar las guillotinas que tanta falta hacen”.
Pero apenas terminaba de hablar con Mujica, viene una tropa de profesores desesperados que quieren que yo diga algo sobre el horror que se vive en APULA. Les pregunto si están dispuestos a matar a unos cuantos, y se quedan sorprendidos de mi pregunta. No saben qué pensar, pero después, uno de ellos explica que viendo el rey zamuro ha estado reforzando sus desafueros y hay pérdidas multimillonarias en Trujillo (más de 34 millones), desvíos inexplicables en los fondos de jubilación y en el HCM. Es ya ocioso escuchar los inmensos desafueros que hace este delincuente en las barbas de todo el mundo.
Los escucho. Les pregunto sin pueden manejar una ametralladora. Sin sonríen, pero les digo que la cosa es seria. Pero es tan fácil cambiar a un país y la gente no se da cuenta. Y un colega comienza a echar espuma por la boca: “Es un desquiciado sin ninguna coherencia, pero apoyado por todos los canallas de partidos. Me acaban de informar que al Tesorero Nelson Urdaneta lo han destituido, exactamente como destituyeron a Claudio Valentino, cuando ya nos les servía para sus fines. Si lo han hecho muerto de la risa, es porque seguramente el tal Nelson es cómplice de los desastres, lo mismo que ocurrió con Valentino, que después quiso mostrar unas pruebas sobre la corrupción del Rey Zamuro, pero no se las tomaron en cuenta, porque él resultaba ser el primer culpable. La táctica del Rey Zamuro es inhabilitar a sus secuaces mediante prácticas injuriosas y degradantes por la prensa, para luego darles el tiro en la nuca. Así ha hecho con el chileno Ponsot (que es uno de sus melcocheros más volubles y voluminosos), con Melvin Castillo, y con todos los izquierdistas como Adelis León, que se vendieron por el plato de lentejas, y que acabaron haciéndole poemas apologéticos por sus descaradas y vulgares componendas.”
Otra noticia espantosa es que la Librería Universitaria quiebra por enésima vez, como ya es recurrente, acaban de saquearla unos académicos; se llevaron todo, e inmediatamente el Consejo de Fomento está llamando a una reunión donde se solicitará un presupuesto multimillonario para “salvarla”. Esta Universidad de Los Andes pretende darle consejos morales al gobierno cuando es de lo más corrupto que quepa imaginar. No existe una sola empresa de la ULA que no haya quebrado por mal manejo de sus recursos.
Todo es horrible aquí en la ULA: el año pasado, había que gastar urgentemente casi mil millones asignado a un proyecto para la docencia llamado CODEPRE; se entregó desesperadamente una cuantiosa suma a la Editorial Alfa, para que editara varios libros, aun cuando los libros no estaban terminados todavía. Uno de esos libros era mío, “Algebra Lineal”, que está listo para la semana que viene; me ha dicho un colega, que la editorial exige ahora un incremento tal que no podrá pagarse, por lo del incremento del salario mínimo. Y piden que se postergue su edición para dentro de seis meses.
Visito al doctor Carlos Chalbaud y me entrega un documento sobre su padre don Eloi; me habla sobre la posibilidad de que extraterrestres estén aterrizando en la zona de Pueblo Llano, pues él ha visto una explanada realmente extraña en este sector y a alturas muy elevadas en el páramo. El doctor Carlos no sé por qué cree en esas cosas. Yo le digo que desde hace bastante tiempo me vengo sintiendo extraterrestre y que muy seguramente lo soy. Cuando digo estas cosas estallan unos cohetes en una barriada cerca de su casa. Mire usted, le digo, esa gente no tiene nada que ver con uno, ellos sí son terrestres, doctor.
Nos acercamos a ver, y vimos una procesión que llevaba en andas a San Benito, el santo negro. “Ese santo, doctor, tuvo que ser un extraterrestre, porque aquí no hubo santos negros. Qué cursilería, ¿cree usted que la santa e inquisitiva iglesia católica iba a permitir santos negros o indios?”
El doctor Chalbaud me dice que los pueblos fanáticos católicos son los más proclives a una guerra civil interminable como España, Irlanda, Colombia, Méjico, El Salvador.
Me despido del doctor Chalbaud con quien resulta muy agradable conversar. Me presta varios libros sobre Antonio Guzmán Blanco. Me dirijo al centro de la ciudad, hay disturbios, veo a unos muchachos empujando un camión para quemarlo. La policía está a una cuadra pero no se mueve. Un grupo de viandantes se acercan para ver el espectáculo del incendio. Pronto se produce una explosión y la llamas devoran al camión. Oigo aplausos, gritos de unos trabajadores de un taller que alinean carros. Bochinche, amigos. Bochinche.
Me informan que el programa de mayor audiencia del año pasado para TAM, fue la entrevista que me hizo el doctor Juan Pedro Quintero, en noviembre.
18 -2 -1996: Me llama Octavio Briceño Monzillo, porque quiere contarme cosas importantes. Me invita a su apartamento y voy en compañía de los profesores Pedro Solano y Arístides Arellán. Octavio y su esposa Delfina refieren otros desquicios del Rey Zamuro. La señora Delfina pertenece en este momento a la Junta Directiva y me cuenta que por orden del RZ se tomaron 250 millones de bolívares para la línea blanca y 120 millones de un préstamo que hicieron a Merenap para pagar lo de El Crucetal. Querían ahora tomar 800 mil bolívares del HCM para pagar unos muebles adquiridos en San Cristóbal. A los profesores los obnubilaron con unos préstamos que se dieron a través de Comercial Tibisay, y pocos días antes se vio a la protegida del RZ, Ana Carina López, haciendo una gran selección de artículos en este comercio, lo cual sugiere que fue un negocio muy dudoso el que se ha hecho con el árabe de Tibisay, porque a los profesores no se les permitió acudir a ningún otro comercio a comprar artículos.
Octavio me pasó un memorando de Merenap donde se le advertía a APULA que debían cancelar intereses de mora al 39.10%, ya vencidos en diciembre de 1995, y que suman más de veinte millones.
Se gastan más de un millón de bolívares por el uso de celulares.
También me dijeron que el RZ, poco antes de las elecciones, había dado la orden de repartir carnets para que compraran en la Proveeduría de APULA, con el beneficio del 10%, a todos los jueces y defensores públicos de nuestra ciudad. Se sabe que la Proveeduría de APULA no tiene firma registrada, de modo que no hay quien responda por los desastres que allí ocurran.
Que el desfalco enorme habido en la Librería Universitaria, que viene siendo recurrente cada dos años, ya estaba previsto por el Consejo Fomento; es decir que el presupuesto aprobado por esta institución para reponer lo perdido, se hizo pocos días antes de ocurrir el robo.
Confirmado que en Trujillo ocurrió otra pérdida multimillonaria (se habla de 34 millones que se evaporaron).
Que APULA en la persona del RZ se aferra en que la compañía auditora debe ser aprobada el Consejo Directivo, y no decidirlo únicamente el Tesorero. Que esta ha sido la repugnante pelea habida con el profesor Nelson Urdaneta.
Pero lo extraño de todo esto, en lo cual no pienso meterme, es que el doctor Aníbal Musa y el profesor Nelson Urdaneta, no dicen ni pío públicamente. Todo el mundo sabe el íntimo compromiso que adquirió el RZ apoyando a la candidatura de William Dávila Barrios. De modo, que es posible que todo este tinglado sea un acuerdo tácito con los propios adecos, para que salga el señor Nelson, como salió Claudio Valentino, de la Junta Directiva de APULA. Todo esto es horrible, porque con las deudas descomunales adquiridas por APULA con el evidente propósito de sacar dividendos personales (como lo de Tibisay), se está proponiendo que un 25% del aumento para los profesores que recibiremos en junio, le sea traspasado para cumplir compromisos de APULA.
Poco antes de despedirme de la casa de Octavio, éste me dijo: “ -José, préstame tu seudónimo para escribir un artículo”. Delfina, su esposa, se molestó por esta escabrosa e insólita proposición.