AUTOR Y COMPILADOR: Pedro Pablo Pereira
24 -5 -1993: He pasado por el Rectorado y observé que un grupo de hombres que parecen choferes de la lujosa flota de vehículos de nuestros decanos y el equipo rectoral, reían escandalosamente. Me he acercado para preguntarles sobre los adelantos que se hacen en la busqueda de los restos de Fray Ramos de Lora; me han dicho jocosamente que eso ya fue paralizado; que echaron cemento al inmenso hueco y que «no seguirán sacando huesos de gallina y de vaca» que era cuanto allí había. Pues, ese lugar fue cocina de un potrero, propiedad de un cura, y que allí no se encontró un sólo hueso humano. Me retiré y al alejarme escuché que en son de broma, uno decía que en su casa guardaba una clavicula de Fray Ramos de Lora, otro un fémur de famoso fundador de la ULA.
El profesor Jaime Perfau (de la Facultad de Ciencias) me dice que tiene en su oficina el supuesto cráneo de Fray Juan Ramos de Lora, y que lo piensa enviar a un museo británico en Londres.
Cuando el científico Mario Sanoja entró y vio el inmenso hoyo hecho a los trancazos, preguntó: «¿Quién hizo esta cochinada?»
La plana mayor del rectorado (Michel Rodríguez, López Áñez, Enrique Corao Febres, el juez rector) junto con el ex rector Néstor López Rodríguez y el arzobispo Porras, quedaron como los imbéciles que son.
Esa es parte de la ULA “científica”, rectoralmente cursi y moralmente degenerada que vive echándose palos y entregada a la tauromaquia y al futbol, hablando pendejadas de academicismos raquíticos y, a la cual el noventa por ciento de los profesores universitarios se le inclina servil y cobardemente.
- El doctor Carlos Chalbaud me dice que tiene en su casa un hueso de megaterio que es la segunda clavícula perdida de Fray Juan Ramos de Lora, y que piensa enviarla con una etiqueta al Consejo Universitario, para que la declaren la reliquia superior de la academia de la ULA.
“Se imaginaban que yo podía escribir por oficio como todos los demás hombres de letras, cuando lo cierto es que jamás supe escribir más que por pasión.”
Rousseau.
- Nos encontramos haciendo la segunda revisión de la traducción que Zavrostki ha hecho del libro de Loski.
6:00 p.m. Junto con Pedro Pablo he ido a ver al padre Santiago. Al abrirnos la puerta el propio padre lo vemos con la segunda edición de mi libro MALDITO «DESCUBRIMIENTO». Lo lleva por la mitad. Siempre uno sufre cuando ve a alguien que lo lee. El padre nos invitó a pasar y cuando tomaba asiento, fue diciendo: «Serías el mejor escritor de Venezuela si pusieras un poco más de cuidado en lo que escribes». Lo cual no fue un elogio, ni… una burla o expresión irónica… Nada de eso.
25 – 5 -1993: Hemos estado revisando el libro traducido por Zavrostki. Hoy le he hemos hecho una visita.
Después he ido con Pedro Pablo a descopar unos árboles en casa del padre Santiago. Lloviznaba tenuemente. El padre, en medio del patio, recibía la lluvia; estaba pálido, mirando hacia la parte más alta de un guayabo donde Pedro Pablo daba machetazos. Pese a su terrible enfermedad, el padre no deja de leer, no deja de cumplir con todos sus deberes de hombre amante de la naturaleza; atiende su jardín, a su gata Diana, y responder a las distintas consultas que le hacen sus amigos. Ayer estuvo investigando sobre colombianismos por una pregunta que le hice sobre la palabra andonear, pandeo o tongoneo. Como nota vácua y fastidiosa, tengo que recordar, que aún el libro del padre no lo han terminado de publicar.
Estoy metido en mil quehaceres y no hago nada; y eso que no participo en vainas de reuniones, que harían la inutilidad mia más fatal todavía. Quisiera hacer un poco de investigación matemática, pero no encuentro el tiempo disponible. Estoy fatigado del infierno de papeles por corregir; de tantas ideas dispersas.
“El amor tiene la virtud de desnudar no a los dos amantes uno frente al otro, sino a cada uno de los dos ante sí.” Pavese.
26 -5 -1993: He pasado un rato conversando con José Zambrano, en su cubículo. Mientras veíamos la lluvia, él me preguntaba por el sentido de esta vida; ¿qué debíamos hacer para sentir que no estamos perdiendo el tiempo?, pues llegaban noticias de que el Ministerio del Ambiente había concedido permiso para construír siete Resorts, en el sector de El Valle, en La Culata, donde se encuentra el agua que se consume en Mérida. Le contesté, que cualquier cosa que hagamos con fe y confianza en nosotros mismos era útil para los demás. Yo había tomado, en tiempos de la gobernación de Orlando Gutiérrez, el sector de la Vuelta de Lola con ayuda del estudiante de la Facultad de Ciencias Carlos Castillo. Enfrenté a los ganaderos destructores de la zona de El Valle; a los campesinos vividores de la zona, pagados por el gobernador Orlando Gutiérrez, y que me acosaron con machetes, azadones, palas y otros instrumentos llevados exprofeso a la plaza Bolívar, para agredirme, para tratar de amedrentarme. Fui rodeado por ellos y gracias a mi calma, no ocurrió un desastre. Luego vinieron las agotadoras campañas en defensa del Mucujún, realización de conferencias en las que acompañé a muchos lugares al profesor Ernesto Palacios Prü, confección de afiches; marchas, protestas, largas e interminables discusiones… Un solo estudiante me acompañó en estas luchas, insistió, el joven Carlos Castillo[1]. Todo para acabar en burla; una burla que fue hecha en parte por los mismos líderes que encabezaban estas protestas (por ejemplo un súper farsante que se la pasa todos los días frente a la Gobernación, llamado Pedro Benito León).
Conclusión: los ganaderos aún continúan violando las normas de la zona de protección de la Cuenca del Mucujún; las instituciones del Estado no lograron impedir la construcción del Hotel La Culata (el cual bendijo el obispo Porras); se ha intensificado el mar de construcciones que llenan de horrible contaminación la zona protectora del río Mucujún… Pero aún, así la lucha debe continuar cada vez con mayor ahínco y determinación.
En Venezuela en cien años han desparecido más de tres mil ríos y ahora algunos ilusos han constituido un movimiento denominado AMIGO DE LOS RIOS; todo para hablar largamente; el vicio de hablar para nada. Yo le dije a José Zambrano que aquí se le teme ir a la cárcel cuando se lucha por una causa, y que a los ministros como Colmenares Finol es necesario llamarles por su nombre: Hijos de Puta. Yo llamé hijo de puta a un viceministro del MARN, que a lo único a que venía a Mérida era a vacionbar, a pasarse fines de semana en su mansión situada en El Valle. Después este ministro en avión del gobierno de regreso a Caracas, llegaba a El Nacional a declarar la gran obra que había hecho en su visita a los andes. Se vanagloriaba de haber participado en unas comisiones interinstitucionales, las cuales dirigía un anodino adeco llamado Mora Izarra.
A ese Viceministro en presencia de un grupo de personas le dije: » -¿A usted no le da vergüenza venir con ese traje, solo para darse la gran vida en su mansión? ¿Por qué no trajo unas bragas, unas botas para así recorrer parte del Mucujún, del Valle, Tabay, El Chama…, y ver en la horrible situación en que se encuentran nuestros ríos? Una señora, dirigente del MAS, me preguntó si yo padecía úlceras o males biliosos por la manera de hablar, y le respondí que los males de la estupidez y de la cobardía era un cáncer que minaba el alma de los indiferentes.
Cuando salía del cubículo, le dije también a Zambrano, ya con una sonrisa: «Mientras haya alguna mujer que nos acoja en su corazón y en su amor sincero, yo creo que lo tenemos todo. No habrá sequía, tendremos abrigo; los árboles crecerán, los bosques se regenerarán; habrá buen sol y buena cosecha… en ese sentido tanto tú como yo de momento vamos viento en popa…»
“Las mujeres tienen una profunda y fundamental indiferencia por la poesía. Se asemejan en esto a los hombres de acción. Las mujeres son todas hombres de acción…” Pavese.
3 -6 -1993: Envío esta carta al doctor Walter Bishop:
José Rodríguez R. -Facultad de Ciencias
Mérida, 3 de junio de 1993
Doctor Walter Bishop (y demás miembros de Directorio del CDCHT).
Distinguidos señores:
Acabo de recibir su carta del 22/4/93, la cual encontrándose su oficina de la mía sólo diez cuadras, tardó un mes y 11 días en llegar a mi buzón. Trae anexa un informe de un Evaluador. Este señor, muy dado a «planteamientos del problema, «definiciones claras de objetivos», «metodologías» y «métodos no impresionistas» y con «carácter de selectividad (sic, ¡bárbaro y cursi, Señor!) y sensible a la comprensión del tiempo histórico y local» y con conocimiento de las normas básicas y elementales en el terreno de la investigación humanística», probablemente ha llenado los anaqueles de nuestras bibliotecas con brillantes resultados filosóficos.
Para mí no es más que un policía del intelecto – cancerbero de bóvedas y humedales oficiales – quien imagina que el trabajo creador está reducido a sus fórmulas escolares, de algo que denomina, pedantemente, «terreno de la investigación humanística». ¿Es que acaso sus recetas son las únicas para elaborar un proyecto como el que he propuesto?
Sepa una cosa, señor Bishop: no me cabe la menor duda de que tengo talento para escribir, sin lo cual es inútil pretender estructurar ningún trabajo de creación, aunque se llenen formularios con palabritas y denominaciones que hablen de «objetivos», «métodos», «metodología», «disciplina», «fundamentos», «planteamientos de problemas»… Esas palabras se han hecho comunes entre ciertos orondos personajes que escriben «muy bien» pero… no dicen ni producen nada.
Estas palabritas, se lo digo con toda claridad, son muy buenas para pedir plata, no para forjar, necesariamente (intelectualmente), algo que valga la pena. Mi libro sobre HOMBRES NOTABLES DE MERIDA, no es una excusa para solicitar dinero, sino algo que siento (aunque no, como se ve, con la «sensibilidad del tiempo histórico local»).
De modo pues, que existen maneras muy académicas y decentes para solicitar plata en esta universidad, recurriendo a frases «muy bellas», aunque luego lo que se haga no tenga valor alguno y luego resulte pura bazofia.
Ya no haré el libro, como el proyecto que me había propuesto, pero le aseguro que voy a trabajar en él, y se lo dedicaré a usted, a su Directorio, sobre todo al señor Evaluador, para eternizarlos, como los hizo el Padre Santiago López Palacios con ciertos académicos que se opusieron a la publicación de una de sus obras.
Después de todo no lo culpo a usted, sino a la fatalidad, en esta clase de decisiones: es una vieja moda en este país, el que despreciemos lo nuestro. Sobre esto, en el diario El Globo, usted podrá enterarse un poco más la próxima semana, donde hablaré del ESPANTOSO DERROCHE DE NUESTRAS UNIVERSIDADES, algo irremediable por la inmensa cobardía de la mayoría de sus profesores.
Atentamente,
José Rodríguez Rodríguez
¡Oh, maldición, cuánta gente ramplona y universitaria que oculta su mediocridad con frases!
4 -6 -1993: Me encuentro con el siguiente párrafo de Dostoievski: «Afirmo que la conciencia de nuestra impotencia para ayudar o para aportar el menor alivio a la humanidad sufriente, pese a estar profundamente convencidos de ese sufrimiento, puede transformar en nuestro corazón el amor a la humanidad en odio a la humanidad».
Anoche he ido a un acto organizado por la Secretaría de Cultura de APULA. El orador de orden fue el doctor Carlos Chalbaud Zerpa. Conocí al padre Ecio Rojo Paredes a quien la Secretaría de APULA le hizo un homenaje. Oí dos definiciones dadas por Rómulo Betancourt sobre eminentes venezolanos: Arturo Uslar Pietri y Ramón Escovar Salom; el primero es un mar de cultura de un centímetro de profundidad; el segundo un compota de mierda con citas de Ortega y Gasset.
Este diario ha sido difícil de llevar, pues casi todas las vivencias del día las escribo por lo general en mis artículos.
Y la salvación no consiste ni en saber que todo lo que ocurre es inevitable, ni en la virtud que, habiendo reconocido lo inevitable, se somete a él de «buen grado»; la salvación está en la fe de Dios, para quien todo es posible, que creó todo por su propia voluntad y comparado con quien todo lo que es increado no es sino una Nada miserable y vacía. Esta es la significación del Absurdo… Kierkegaard.
6 -6 -1993: Ayer visité al padre Santiago. Lo encontré en la cama, desnudo del dorso para abajo, con varías agujas que le había colocado (una en la barbilla, otra a nivel de la vejiga) el profesor y estudioso de la acupuntura Pedro Solano. Lo noté muy pálido; no obstante, ordenó a su amiga Rocío que le buscara el libro APARICIONES de Carlos María Staehlin, donde estaba la razón de por qué no cree en la aparición de Salette. Cuando me despedí, púsose de pie y anduvo hasta la puerta que da a la calle. Le dije que visitaría a Zavrostki para mostrarle esta observación que hace Staehlin.
Al ver al doctor Zavrostki y contarle la posición del padre Santiago en relación con las apariciones, él se muestra totalmente sorprendido: “¡un sacerdote que pone en duda la aparición de la Virgen de Salette!”
Para las mujeres no existe la historia. Murasaki, Safo, Madamme Kafayette son contemporáneas entre sí. Y, sin embargo, para ellas existe la moda. Pavese.
9 -6 -1993: David Fermín el presidente de APULA, está indignadísimo con Edgar Alfonzo Arriaga porque se le ha hecho un homenaje a un «borracho». Así define Fermín al padre Ecio Rojo Paredes. Aclara en una carta Fermín que los homenajes en APULA los decide él, y sólo él.
Me cuenta el profesor José Zambrano, que quien rechazó el proyecto sobre HOMBRES NOTABLES DE MERIDA, fue el profesor Alí López.
12 -6 -1993: Anoche se le hizo un homenaje a Ednodio Quintero en APULA. Cuando Edgar Alfonzo le fue a colocar en la solapa el «boton del artista», Ednodio, dijo que no le ponían una medallita desde que había hecho la primera comunión. Estaba presente el periodista Héctor Mujica, completamente ebrio. Llevaba don Héctor un bastón y hablaba en medio del acto interrumpiendo a todo mundo; cuando pasaba una mujer decía: » -Está bien buena». Sin estar invitado a hablar pasó al estrado y se lanzó un discurso que no estaba mal pero que fue muy atropellado. A mi lado estaba Amable Fernández quien me comentó: “Él es muy bueno pero sólo cuando le da la gana”.
Luego de la colocación de medallas y de la entrega de unos pergaminos, salió don Héctor Mujica al patio y comenzó a hablar solo; luego se topó conmigo y me dijo: » -Mira, dile a Rubén que lo espero afuera», sin saber yo de qué Rubén se trataba. Después se dirigió a una sala y comenzó a subir unos cortos escalones los cuales fue contando uno a uno.
Me quedé pensando en este hombre, Héctor Mujica, que fue uno de los más talentosos periodistas y comunistas de Venezuela, que termino con su hígado destrozado por el alcohol. Héctor se vino a Mérida a morirse, ya sin otro destino que despedirse de un mundo destrozado por la incuria y la maldición de los partidos. Fue fundador de la Escuela de Comunicación Social de la UCV, participó en todos los hechos culturales de relieve de nuestro país, y después cuando ya no le quedaba aliento para seguir en su lucha creativa recibió una condecoración de Carlos Andrés Pérez.
Me fui a casa y estuvimos hablando, a la luz de la luna, hasta la media noche en compañía de Roger Vilain, Alirio Pérez Lopresti, Daniel, Pedro Pablo, Antonio José y Julio Carrillo. ¿Qué tal?
13 – 6 -1993: He ido con Luis Vargas, Edgar Alfonzo Arriaga y Oli Grisolía a visitar a Juan Félix Sánchez. El viejo me había mandado a llamar por el eterno problema de su casa paterna, insistía en que el gobierno mantenía su terquedad en no querérsela entregar. En el camino nos encontramos con un tiempo lluvioso, nublado y muy frío; el río Chama se encontraba casi salido de madre, amenazante, y ya había inundado todo el sector de San Antonio de La Vega, en el Arenal. Llegamos a San Rafael al mediodía, y el viejo estaba en su cama, arropado. Visitamos la casa paterna, y estaba desolada, nadie no pudo darnos información. Cuatro borrachitos y unos tres niños pedigüeños deambulaban de la capilla a la casa paterna a la caza de cualquier turista que llegara para recitarle el poema de la Loca Luz Caraballo. Pasamos un rato con Juan Félix y Epifania, meditando un plan para llevarlo a Mérida y persistir en esta lucha tan terrible y larga que pareciera que a nadie le importa ya. Así ha estado últimamente Mérida, poblada de gente indolente, sorda y resignada a toda clase de males.
De regreso nos paramos en la Mucuy Baja, para visitar a Jean Marc de Civrieux. Luego, cayendo la tarde fuimos e hicimos una visita al padre Santiago.
14 -6 -1993: Envío esta carta al decano de la Facultad de Ciencias y demás miembros de Consejo de Facultad:
Distinguidos Señores:
Me dirijo a ustedes con honda preocupación y urgencia para que se intervenga, por graves y degradantes actos de irresponsabilidad al Departamento de Publicaciones de esta Facultad. Es increíble que se estén invirtiendo grandes sumas de dinero en equipos para que los trabajos allí realizados se tengan que repetir una y mil veces porque no se le presta atención debida, y porque se carece de la debida profesionalidad para atenderlos. Es insólito que en un Departamento que se supone debe conocer los mecanismos elementales para la edición de un libro, se realicen malos montajes ocasionando a la universidad enormes pérdidas de papel, planchas, negativos, uso de electricidad y mal funcionamiento de las máquinas, además de la multitud de sueldos que se pagan. No hablemos de las grandes pérdidas que ocasionan a quienes solicitan los servicios de este Departamento. Demasiado silencio había guardado para no indignarme, pero ya es imposible seguir de cómplice ante el modo aberrante y brutal como he sido burlado, no sólo también a nuestro Taller de Literatura, sino a la universidad toda: El récord mundial de desidia, de incompetencia, de falta de cuidado se ha aplicado en la edición del libro traducido por el padre Santiago López Palacios Y ELLOS NO SE AVERGONZABAN. El 9 de marzo, luego de muchos sufrimientos, cuando se suponía que el libro estaba listo, éste apareció con problemas de montaje, y sólo me entregaron 244 ejemplares, de los 500 que estipulaba el contrato.
Le pedí al señor Carlos Colmenares, en vista de que no los tenía impreso todos, que yo corría con el gasto de cuatro planchas que deseaba rehacer.
Cuando se suponía que se agilizaría su entrega, pues era ya insoportable seguir esperando, apenas me dieron el jueves 10 de junio, 115 ejemplares más. Como tenía que hacer entrega urgente a Caracas de cincuenta ejemplares, los cuales fueron enviados, cuál no sería mi sorpresa al recibir una llamada urgente del distribuidor, para decirme que la edición de ese libro «era una porquería»; habían trastocado toda la edición al aparecer repitiendo una página. No me quedó otra cosa que rogarle al distribuidor que me devolviera los libros. Así se perdía la oportunidad de una negociación de la edición con la cual esperaba pagar al préstamo que hicimos a Fomento; perdido mi tiempo, avergonzado por el descrédito del funcionamiento de nuestra Facultad, y sin que nadie asuma responsabilidad de ningún tipo.
Si ustedes están interesados en detalles les puedo transcribir varias páginas de mi Diario, sobre el Calvario que he sufrido para ver editado este trabajo. Si esta gente no es capaz de publicar como se debe un libro, ¿por qué se gasta tanto en mantener ese Departamento?, ¿por qué se invierten millones en los equipos que no saben manejar? Procédase a una investigación y se quedarán abismados de lo que se desperdicia para imprimir una miserable hoja. Esto se sabe, pero no se hace nada por debilidad, incuria y dejadez.
Aplíquensen urgentemente los correctivos a este desastre; acábase con la lenidad que nos está destruyendo la poca reputación que nos queda. Deténgase ese botadero de plata; sálvese lo bueno que allí existe, y échese de una buena vez lo que lo daña y pervierte. Y ojalá que esta denuncia ahora no se convierta en ofensa para esquivar responsabilidades y para convertirse en victimas los victimarios, como suele suceder entre nosotros. ¿Quién va correr con la pérdida de estos 115 ejemplares mal hechos? No vamos a permitir que se nos devuelvan unos libros con el lomo arrugado, con las tapas ajadas, por el hecho de intercalar cuatro o cinco páginas que deben rehacerse.
Atentamente,
José Rodríguez R.
c.c. Consejo Universitario.
He ido a visitar al doctor Zavrostki. Me contó que conoció en San Petersburgo al escritor Iván Bunín.
17 -6 -1993: Voy a la ciudad de Barquisimeto, a presentar mi libro (segunda edición) Maldito «Descubrimiento». La presentación se hace en la Alianza Francesa, organizada por la escritora Marysela Gonzalo Febres y Ani de Arraez.
5:30 p.m.: una periodista de la Televisión larense me hace una entrevista.
10:30 Mi libro le provoca horror a la profesora Marysela Gonzalo Febres. Ella al parecer no lo había leído completamente, y le pesó haberlo presentado. Extremadamente molesta me dice que es un libro contradictorio, y le respondo que si está interesada en una crítica que la haga y que la publique, que no lo escribí para satisfacerla a ella ni a los de su clase. Me dice que cómo me he atrevido a atacar a España como lo hago, a la madre patria, a su madre patria. El encontronazo con esta señora fue terriblemente desagradable: se presentó una mañana al Hotel Príncipe donde yo me alojaba con mi esposa y mis hijas, y en el restaurante comenzó a vomitar su furia de hiena enconada contra mí, que lo hacía con una histeria y una congestión que rayaba en la comicidad. Yo la escuchaba mientras pinchaba unas papas rellenas y le propuse que si se sentía tan mal le hiciéramos un desagravio a Cristóbal Colón en la catedral de Barquisimeto pero durante las festividades de la Divina Pastora, pero que de momento tuviéramos algo de paciencia.
18 -6 -1993: Están presentes en el acto de mi presentación en Barquisimeto: Edgar Alfonzo Arriaga, Oli Grisolía, Pedro Pablo Pereira, Antonio José Amaro y Roger Vilaín.
Esta madrugada, mientras tomaba café en el hotel El Príncipe, y soportaba el aguijonazo de una picada de avispa negra, me puse a reflexionar sobre el tema de la conquista y colonización de América: Concibo el problema de la Historia como una carga. Una carga con terribles significados, entre ellos el del sentido de nuestra propia existencia y destino. Hace quince años comencé a volverme sobre mí mismo, en busca de mis orígenes. Todo para llegar hoy a la conclusión de que nada firme hemos construido sobre los valores del bolivarianismo, por ejemplo. De que nuestro vivir se ha caracterizado por insistentes deseos de olvidar y sobre todo, de ocultar nuestros errores, nuestros crímenes y perversiones. Esto en parte es lo que ha escandalizado de mi libro a la profesora Marysela Gonzalo Febres. Ella se cree goda y castiza, supongo, ¿y hasta defensores de los derechos de Fernando VII en América Latina? No entiendo qué pretende doña Marysela. Ella considera que esas cosas no se deben decir ni mucho menos escribirse. Considera esta profesora de alto vuelo dentro de high society guara, que no se debe pensar sobre lo malo que nos hicieron los conquistadores y colonizadores españoles. El deseo de no querer escuchar cosas terribles del pasado, de tratar de entender por qué se dieron tales hechos, ha sido demasiado ingrato para ella. El miedo ha hecho irreconocible el pasado; es lo mismo que hoy nos tapona la razón, el juicio; lo que nos divide, nos hace a unos y a otros tan extraños, tan perdidos en el mundo es ese temor de vernos internamente, y desgarrarnos el alma para llegar al corazón de nuestra verdadera historia. Cuando una sociedad afronta con valor sus males, tiene la posibilidad al menos de entenderlos; la conciencia colectiva se torna más sana, serena y firme; pero cuando los males se evitan por cobardía o debilidad y los pasamos a otras generaciones como una deuda o una maldición, un cáncer se apodera de nuestras heredades; se transmiten entonces esas penas y tormentos, y los daños que nos abruman adquieren la fijación de una fatalidad inextinguible.
ZZZ
[1] Quien recientemente murió (2013) en un accidente de tránsito en Mérida. Qué gran dolor.