AUTOR Y COMPILADOR: Pedro Pablo Pereira
(EN GRÁFICA: SANT ROZ ENTRE LOS ESCRITORES CRISTINA MARTÍN JIMÉNEZ (ESPAÑOLA) Y DAVID YALLOP (INGLÉS))
21 -1 -1994: Ha venido el joven William Kariú desde San Rafael de Mucuchíes para informarme que a Juan Félix Sánchez y Epifania Gil los doparon para robarlos. Les dieron unas pastillas diciéndoles que eran vitaminas; luego de dormidos revisaron toda la casa; se llevaron dinero, dos cámaras, tres anillos y una cobija. Existe fuerte creencia de que estos viejos tienen baúles de morocota y plata enterrada. Fui a El Vigilante, y le presenté el joven Kariú al periodista Giovanni Cegarra para que éste recogiera la denuncia y reporteros de “El Vigilante” fueran hasta San Rafael de Mucuchíes a comprobar la situación.
Los presuntos culpables de este monstruoso hecho contra Juan Félix y su compañera, por confesión del propio joven que hace la denuncia, son el abogado apoderado del Hombre del Tisure y un primo de éste.
27 -1 -1994: He encontrado a Fredy Yepez mientras revisaba periódicos en la Hemeroteca del Edificio Administrativo de la ULA. Acudió muy amablemente a saludarme aunque aproveché para reclamarle inventos en mi contra que dijo en un artículo. Me aseguró que esa no había sido su intención. Me dijo que él estaba en una campaña para ver si quedaba en la presidencia de la FCU un tal Omar Ruiz (estudiante de Ingeniería), a quien el rector adeco Néstor López Rodríguez le dio un cargo en Vigilancia de la ULA. Todo por un asunto de negociación de votos. En esto paran muchos “revolucionarios” del país, le dije y no parece correcto. Me pregunto: ¿Qué hace Fredy Yepez metido en el proceso de las elecciones estudiantiles, pujando para encumbrar a un adeco? ¿Por qué tiene que salir a tomar partido por alguien en ese pleito electoral en el que él no debe tener ni arte ni parte, y a sabiendas de que el tal Ruiz es un alfil de Néstor López Rodríguez?
Hace poco también me había encontrado con Freddy Yepez, y le había insistido en el caso, en ese momento andaba con otro tipo alto, barbudo, que no me inspira ninguna confianza, que siempre aparece dando declaraciones cuando hay disturbios en la ciudad: el tal Rómulo Canelón, al que llaman “Regalito” en la Dirección de Cultura porque fue puesto allí, como un “premio” por el rector Néstor López Rodríguez.
La vida del mundo de ciertos “dirigentes estudiantiles” de la ULA ha sido desastrosa: algunos hablan descaradamente a candidatos del gobierno o a autoridades universitarias ofreciéndoles sus votos a cambio de prebendas, de ayudas o de dinero. Que se unen con autoridades universitarias inescrupulosas a cambio de recibir viáticos, atenciones en lujosos hoteles, viajes al exterior. Y como inmensos son los recursos a disposición de estas autoridades, entonces estos grupos estudiantiles se dividen en varias ramas que ellos denominan movimientos. Ayer conversando con S. S. F., empleado en la Dirección de Servicio Generales, me dijo que él se había separado del Movimiento 13 (o 21), por la inmensa corrupción que detectó en ese grupo. Es un submundo de maniobras, de chulos politiqueros, de gusanos y miserias indecibles.
En la Hemeroteca del Edificio Administrativo de la ULA, revisando un material de mayo de 1990, a grandes rasgos me detuve a contemplar un lío horroroso que ocasionaron unos delincuentes en la Facultad de Medicina. El diario Frontera reseñaba en una nota montones de pupitres destrozados, un incendio enorme que puso en peligro la vida de varios profesores. Esto condujo a que el rector Néstor López Rodriguez expulsara a veinticinco “estudiantes”, pero entonces estallaron las más devastadoras guerras internas en defensa de los malandros acusados de los destrozos. La ciudad fue presa de tensiones terribles tomada por incendiarios que exigían fuese revocada la medida de expulsión; entonces se entró en el terreno de los chantajes, todo en el marco de acuerdos secretos entre las máximas autoridades y los comecandelas “estudiantiles”. La orden era: «Ustedes para no decepcionar a sus compañeros sigan protestando, pero todo redúzcanlo al plano verbal. Controlen la situación, mientras buscamos una fórmula dentro del marco legal, que permita el retorno sus “compañeros de lucha” a las aulas…». Hasta que ocurrió que los malandros fueron perdonados e “indemnizados”.
Yo conozco a Freddy Yepez desde mediados de los ochenta, cuando Henry Fuentes era director de “El Correo de Los Andes” y nosotros dos éramos de los colaboradores más batalladores de aquel medio. Luego ocurrió la tragedia aquella en la que Henry se murió echado como un perro en Emergencia del HULA, casi dos días sin que lo atendieran, por una bronquitis, y porque no había cama, y los médicos que debían asistirlo, se comportaron como verdaderas bestias. Le correspondió a Freddy dar el discurso central en un homenaje especial que se le hizo a Henry en la Asamblea Legislativa de Estado Mérida. Aquella muerte fue muy sentida y se le elevaron toda clase de protestas contra el HULA, que yo muchas veces llamé “Carnicería HULA S.A.”, por lo que el Colegio de Médico me declaró persona non grata, se intentó una demanda en mi contra, y varios sindicaleros de HULA hicieron una reunión para demandarme penalmente.
Entonces pasaba muchas horas conversando con Freddy, y él me contó que había sido guasinero, es decir que estuvo preso en la famosa cárcel de Guasina en el Estado Bolívar, donde estuvieron gran cantidad de presos políticos, pero que Freddy entonces era apenas un muchacho de unos quince años. En Guasina estuvieron preso Manuel Alfredo Rodríguez, Rigoberto Henrique Vera, Luis Miquilena, entre otros…
28 -1 -1994: Me dirigía a la Casa de la Cultura “Juan Félix Sánchez” para ver si al fin conseguía un viejo artículo sobre el Hombre de El Tisure, que yo suponía se encontraba en la Hemeroteca del edificio Administrativo, cuando en una esquina me encontré con Humberto Alí Pernía. Humberto Alí me dijo: “-No hay que bajar la guardia aunque contra ti hay planes para darte una paliza. Hubo una reunión en la FCU donde te echaron pestes, y debes tener mucho cuidado. Andas en una situación muy peligrosa. Yo no me atrevería a salir por el centro como lo estás haciendo…”. Le respondí que cómo iba a tener cuidado huyendo por todos lados y no ocuparme de lo que debo hacer. Que era fácil encontrarme porque andaba por las bibliotecas y las hemerotecas de la ciudad, y tenía que cumplir con mi trabajo en la Facultad de Ciencias.
Como he pasado varios días hundido en la elaboración de un libro que pienso publicar con Edgar Alfonzo Arriaga, le estuve consultando a Pernía sobre la corrupción en el medio estudiantil. Entonces me habló de un artículo recientemente publicado en “El Vigilante” en el que me dice que hay datos muy interesantes: “-Ahí se habla de dos millones que habría hecho desaparecer XXXCCC, de la FCU, y que fueron utilizados para su campaña a diputado para Asamblea Legislativa.” Entonces le respondí que esos eran artículos para crear intrigas y producto de chismes. Que por lo general esa clase de artículos están plagados de inmundicia. Que no creo esa porquería. Que eso no me interesaba para alimentar el odio entre esos grupos. Pero añadió “-Yo creo que el autor de ese trabajo es Freddy Yepez quien está apoyando la candidatura de Omar Ruiz, anda en plan de mal poner a XXXCCC”.
Cuando me despedía agregó: “-Te voy a buscar el artículo, pero mira José, te aconsejo que te retires un tiempo de este ambiento; de veras que temo que un día de estos te pase una vaina. Ten cuidado, vale. Esos carajos tienen los medios de traer unos sicarios para que te jodan”. Yo le contesté: » – Te lo agradezco Humberto, pero qué puede hacer uno cuando siente que debe decir lo que sabe, y que no hay otro momento para decirlo que ahora, en este momento… O es que acaso estaremos condenados a morir callados para siempre… No me les voy a esconder».
Pernía se dirigía al Banco Maracaibo y estuvimos fijando una fecha para vernos en el diario “El Vigilante”. Anduvimos juntos un buen trecho hasta el edificio Administrativo de la ULA donde nos separamos. Seguí en lo mío: me hundí por varias horas en la Hemeroteca. Comencé a revisar el diario El Nacional desde los años sesenta para seguir indagando en el tema de la enorme prostitución que se ha apoderado en Venezuela de los llamados movimientos estudiantiles.
Después de la seis de la tarde, luego que cerraron la hemeroteca, con los ojos fatigados, un poco mareado, me dirigí a la Biblioteca Tulio Febres Cordero. Iba pensando en el inmenso trabajo que representa revisar toneladas de papeles para trasmitir una idea, un ambiente de aquellos años; ¿por qué me acicateará con tanta fuerza esa necesidad de convertirme en el testigo y revelador de tantas desgracias e injusticias de este país? «¿Para qué?, ¿servirá esto de algo?…» Después de dos horas en la Biblioteca TFC, como un sonámbulo me dirigí a casa con grandes ganas de ver a mis hijas y a mi mujer…
29 -1 -1994: Tengo en mis manos el artículo “Elecciones estudiantiles” (Diario “El Vigilante”, del jueves 20 de enero de 1994) que me comentara Humberto Alí Pernía, y que está firmado por un tal Francisco Gómez M. El mismo que algunos aseguran lo elaboró Freddy Yepez. Allí se habla de que el próximo 23 de febrero se realizarán las elecciones para escoger a los nuevos integrantes del Comité Ejecutivo de la FCU, Centros de Estudiantes, Consejo de Escuela y Núcleos, Asamblea de Facultad (únicamente en Ciencias), Representantes ante el DAES, Cultura, Deporte, Plandes y Consejo Universitario.
La disputa electoral se centrará entre los denominados Movimiento 13, Movimiento 21, la Juventud Comunista -Opción 89, la Unión de Jóvenes Revolucionarios, el Frente Bolivariano Estudiantil, A.D., COPEI, Movimiento 12 de Febrero y Movimiento Convergencia Nacional.