(En la foto, en su tercer matrimonio vemos Sant Roz, dándole un abrazo fraternal a su esposa María Eugenia y a su amiga Victoria)
AUTOR Y COMPILADOR: Pedro Pablo Pereira
31 -7 -1995: Y digo que quien escriba la frase: «cual bola de lodo», necesariamente tiene que ser un fariseo….
Y digo también que aquel que jamás ha movido un dedo para aportar algún pensamiento a la humanidad, y dice que no soporta a su país, que quiere huir de él porque todo le perturba y le molesta, es un oleaginoso.
Ha ocurrido algo extraordinariamente curioso en el caso del presidente colombiano Ernesto Samper: a su gobierno la Casa Blanca lo está enredando con el narcotráfico, y algunos miembros del Congreso norteamericano le está exigiendo a Colombia una lucha más frontal contra los carteles de la droga, cuando es la propia DEA quien maneja el negocio del narcotráfico del mundo. Qué raro que los gringos estén amenazando con aplicarle medidas económicas severas a Colombia. Samper, en un raro movimiento, repentinamente, optó por perseguir a los jefes del Cartel de Cali, y en pocos meses detuvo a casi todos sus cabecillas. Resulta que la prensa gringa, entre los documentos que se han ido encontrando, revela que la campaña de Samper fue subvencionada por este Cartel de Cali. Están creando un verdadero caos los gringos en Colombia y el pobre presidente Samper no sabe qué hacer en medio de un mundo que ahora exige su cabeza. Estos países como los nuestros, tan pobremente sostenidos, cualquier pequeño nubarrón creado por los gringos los derrumba y este gobierno colombiano tiene varios frentes poderosos en su contra, y es muy posible que entre en la peor crisis de su historia en este siglo cosa que en absoluto no favorece a los venezolanos. Porque la verdadera maldición es la estrategia gringa para apoderarse tanto de Colombia como de Venezuela.
Nuestros países tardaran mucho para salir de este coloniaje tan miserable impuesto por Estados y los imperios europeos. Cuando profundizo en el conocimiento de la cultura hispana y conozco mejor su gente, descubro el inmenso desinterés, la distancia enorme, el casi desprecio de estos frívolos gachupines por Latinoamérica. Y entonces me domina la indignación y recuerdo a aquellos desesperados españoles, que en la época de nuestra Independencia despreciaban tanto a su tierra. No saben toda esa manada de infames españoles, cuántos daños produjeron en estas tierras nuestras; con qué saña, cuántas monstruosidades cometieron para mantener el lujo, las locuras y los derroches de sus cortes, de sus palacios, y en eso viven ahora hablando de toros, de la moda, de los cuentos del corazón. Un asco. Carecen estos bárbaros, al igual que los gringos y todas las demás culturas europeas, del sentido de la responsabilidad humana. Son asesinos sin pasión alguna, como dijo Sarmiento del dictador Rosas.
La gente piensa a menudo con desesperación y tristeza en la muerte, y no cae en la cuenta del tiempo inconmensurablemente largo en que no ha existido nada, en que no se ha sido nada.
28 -7 -1995: el profesor Juan Leal me propone que sea yo quien escriba el prólogo de su libro sobre Fundamentos de Algebra, del cual soy jurado en su solicitud para ascender a Agregado.
30 -8 -1995: Vuelvo a Mérida, luego de pasar cerca de un mes de vacaciones recorriendo algunos lugares como Barquisimeto, San Juan de los Morros y las playas de Chichiriviche.
Visité a mis hermanos en San Juan de los Morros: a Adolfo, Argenis, Francisco, Milagros, Felipe.
La experiencia que viví en Chichiriviche fue amarga y la relataré en un artículo.
Mi querida hija Yamilca partió hacia EE UU, el 1º de agosto. Piensa radicarse en la ciudad de Cincinnati, con la esperanza de buscar una ubicación en su profesión de diseñadora. Una decisión que no me ha gustado, porque yo he jurado nunca más volver a ese infame y asesino país.
Venezuela sigue despedazándose entre rumores de golpe, aunque en lo particular creo que tal vía, en este momento parece muy riesgosa. Los gringos andan tejiendo sus redes para ahogarnos en sangre, y sacar de nuestras matazones el mayor de los provechos posibles.
Lo que más llama la atención en estos días es la intensificación de la violencia en Colombia; algo de veras alucinante. El presidente Samper se encuentra acorralado por las acusaciones de que su campaña presidencial fue financiada por el narcotráfico. Hay un lento trabajo de los gringos para tomar a Colombia y eso es lo que sus políticos no ven claramente, y por eso están creando una situación horrible: prostituyendo a los altos mandos militares, afianzando el chantaje sanguinario de las mafias del narcotráfico, del crimen, del robo y de las más macabras ejecuciones y masacres que allí se dan todos los días.
1 -9 -1995: Llamo a Cincinnati y me comunicó con mi hija Yamilca. Se encuentra trabajando. Haciendo el trabajo duro que un latinoamericano puede hacer en ese país. Mi hija, con una inteligencia poco común en este medio, no pudo encontrar cómo servir a Venezuela, y eso a mí me duele.
“…la moral de la burguesía es un disfraz de la bajeza y la miseria”
En las universidades nuestras, hemos tenido talentos que han sido verdaderos azotes para el humanismo y para el conocimiento. Han sido talentos que han despotricado del país que les ha dado todo; que desprecian y odian lo nuestro. Yo veo a estas gentes como mercenarios, como simples mercaderes del conocimiento. Se venden por tres lochas, y son así porque viven obsesionados por los dólares, por sentirse inferiores ante los gringos y los europeos; por buscar viáticos, por perorar en cualquier congreso, y luego creerse dioses en universidades plagadas de ciegos en la que cualquier tuerto es rey.
2 -919 -95: Sigo ocupado en la edición de la obra “Topologia de espacios métricos”, del profesor Antonio Tineo, que será publicada por KARI´ÑA EDITORES. Ya el libro se encuentra en imprenta. Antonio Tineo es un eminente matemático, con un centenar de valiosos papers, publicados en revistas internacionales. Con este libro, nuestro Taller de Literatura ya ha editado más de veinte, con el sello de KARI´ÑA EDITORES. Yo respeto el talento, pero sobre todo el talento con probidad como decía Bolívar, cosa muy difícil de encontrar en estos tiempos. He conocido muy pocos matemáticos con vena de poeta, o con sensibilidad para amar a su país, su historia patria.
10 -9 -1995 El diario “Frontera” ha dejado de publicar tres artículos míos; uno sobre el candidato copeyano Beltrán Contreras, otro sobre la recién beatificada de la Santa María de San José, y un tercero contra el Ministro de Educación.
14 -9 -1995: Comienzan los disturbios en el país como consecuencia del aumento de la gasolina. Hoy por la tarde las colas de automóviles han sido tremendas en todas las estaciones de servicio, por un paro del transporte y por disturbios en la Avenida Tulio Febres Cordero. En una estación de servicio un tipo mató a otro por adelantársele en la cola.
15 -9 -1995: Hoy termina la Escuela Venezolana de Matemáticas; he conocido al profesor Miguel Méndez, uno de los expositores, y un valioso matemático guariqueño. Ha sido productivo el curso de Combinatoria que nos dictó.
Llevo varios días sin escribir absolutamente nada. Vivo un poco a la deriva, sin algo claro en lo cual embarcarme.
1:45 p. m. Asisto a la clausura de la Escuela Venezolana de Matemáticas. Todas las vías a La Hechicera están totalmente cerradas por los disturbios. Docenas de policías apostados en la Panamericana, impiden el paso vehicular. Cerca del Básico, ahí donde queda el Comedor, veo promontorios de cauchos incendiados, enormes piedras obstaculizando el tráfico. Me regreso para intentar otro atajo.
4:00 p.m. Vuelvo a insistir tomando por el sector de la Santa María, y esta vez logro llegar a la Facultad de Ciencias. La encuentro un poco solitaria.
Ha comenzado a lloviznar y el aire está limpio y fresco, y me interno por los pasillos buscando un cafecito. Quién pudiera hacerme un cafecito.
5:00: Comienzan a llegar los invitados a la clausura de la Escuela de Matemáticas.
5:35. Se inicia el acto, el cual estoy encargado de moderar. Se entrega una muy merecida placa al profesor Héctor Rago, a quien respeto y admiro por su profunda y sincera dedicación a la música venezolana. A las 6:30 hace su presentación el Grupo Musicantes que dirige la profesora Olga Porras. Su voz, la bellísima, sutil y tierna voz de Olga, qué dulce, ¡qué conmovedora! Si pudiéramos rescatarla para la eternidad; si pudiéramos salvarla, tenerla, llevarla con nosotros como algo sagrado. ¡Cómo hacer para tenerla siempre!
Olga me ha conmovido.
Pasamos al sector contiguo al Decanato donde se realizará la parte profana del acto, la cena bailable. Ocupé una mesa con el profesor Lucho Gómez -Sánchez de la UDO, su señora esposa y sus tres hijos. Lucho es una muy amable y delicada persona, creo que es peruano. Allí converso con el profesor Juan Tena y su esposa Francisca Blanco, de la Universidad de Valladolid, quienes dictaron un curso en la Escuela. Converso largamente con Miguel Méndez, quien me comenta la amarga experiencia vivida por el profesor Álvis Rosales con el estudiante de Economía que lo quiso demandar, y aquel final más o menos justiciero frente al Consejo de Apelaciones. Méndez le comentó a Alvis: » -¿Y por qué no le pediste a Sant Roz que hiciera un demoledor documento?»
Comenzó a llover a cántaros. La velada transcurría excelentemente: Oswaldo Araujo alegre iba de mesa en mesa saludando a los comensales; Francisco Rivero mostraba sus destrezas como bailarin, igualmente la señora Laura Guillén y la profesora Berta Granados; muchos jóvenes matemáticos cuyos nombres no recuerdos celebraban con alegría el final de aquella hermosa jornada; el joven trabajador Delfín (encargado de los efectos técnicos) ponía una nota de especial alegría al acto con su tumbaíto de salsómano; es muy parecido al cantante Maelo; mi esposa María se entusiasmó y me llevó a la pista pero la decepcioné, porque no llevaba el ritmo, y siendo ella tan ducha en el baile…. Ella me arrastraba queriendo imponer su estilo y yo me resistía. Qué se puede hacer si no sé bailar. En verdad yo parecía un maniquí desajustado. Lástima que la fuerza de los altavoces nos impidiera conversar. A la 1:45 me retiré con mi esposa y aquello quedó prendido….
18 -9 -1995: La ciudad se encuentra fuertemente congestionada con otro paro de busetas, el paro número once de este año. Pero resulta, que el congestionamiento lo provoca la policía que sin necesidad ninguna obstaculiza las vías principales de la ciudad. Haciendo maromas conseguí llegar a Los Chorros, donde había una tremenda cola provocada por un policía que detenía a todos los vehículos para decirles la estupidez que todo el mundo sabe que no se puede transitar por el sector de las residencias Domingo Salazar. Mérida desde hace décadas vive en estas frecuentes perturbaciones provocadas por cuatro vagos que no estudian ni nunca han trabajado. En ocasiones, estos cuatro vagos trabajan para los partidos políticos, cobran hasta prestaciones y vacaciones. Basta una llamada para que se activen y salgan con sus pipotes de gasolina, sus mopas y cauchos a trancar avenidas y calles de la ciudad.
Hoy ha habido en la Facultad de Ciencias una asamblea de esa otra central de la disipación llamada APULA. Como había disturbios en la ciudad y era difícil el acceso a La Hechicera, la concurrencia fue poca. Yo que tenía dar una clase a las 4 p.m. y tuve que suspenderla por total inasistencia de los alumnos, de modo que para matar un poco el tiempo acudí a la mermada reunión convocada por APULA. Para mi sorpresa, no sabía que estaría presente David Fermín. Todo del asunto se resumía en discutir lo de otro paro universitario indefinido a partir del lunes 26, el deporte nacional. Dirigía la discusión el profesor Carlos Golberg. El discurso del señor Fermín fue como siempre fatigante y largo y además recargado de un persistente reclamo reivindicativo que se vene arrastrando desde hace veinte años; aseguraba con su peculiar estilo que no había ya nada que discutir sobre la decisión del paro indefinido pues «todo el mundo lo apoya» y ni mucho menos tenía por qué ser sometido a la consideración de nuestro Consejo de Facultad de Ciencias. En cada frase tomaba aire, hacía girar la cabeza procurando meditar y lanzaba sus dardos azarosos contra un supuesto poder explotador radicado en Caracas.
Yo bromeaba diciendo que sólo se le debería aumentar el sueldo al que superara el coeficiente intelectual de los 55 puntos. ¿Por qué hacer aumento colectivo de sueldos que incluyan casos patéticos de inutilidad intelectual como los que hacen el papel de dirigentes de APULA?
Cuando me correspondió dirigir la palabra, sostuve: “¿Cuándo APULA no ha estado de paro?” “¿Cuándo APULA no ha vivido de paros indefinidos?” “¿Cuándo APULA investiga, necesita laboratorios y bibliotecas abiertas…?”
Añadí que no estaba dispuesto a respaldar un paro cuando los profesores carecíamos de moral frente a nuestros alumnos, ante nuestros propios problemas universitarios. Que entre nosotros se podía cometer toda clase de desafueros, y no importaba, como ocurrió con el caso de la Proveeduría de Trujillo, en la que se habían perdido más de cuatro millones de bolívares y nada se investigó porque hubo connotadas omisiones en su funcionamiento; que al aparecer para estos promotores de paros y huelgas de cerebros caídos estaba muy bien que APULA-IPP pudiera funcionar de modo irregular, sin un Comisario durante tanto tiempo…
A excepción de unos tres profesores en aquella asamblea, el resto no protestó.
Caía la tarde.
Se anunciaba que los cuatro malandros que cerraban las calles ya se habían retirado en un todo de acuerdo con la policía. Salimos de aquellos abúlicos y desolados pasillos.
Sin embargo, cuando descendía de la Facultad, vi a lo lejos columnas de humos por el sector de las residencias Domingo Salazar. Los carros se devolvían. Yo seguí bajando. Ya cerca de los semáforos vi a dos niños como de unos doce o trece años, armados de piedras que mantenían en jaque a cerca de cuarenta policías armados hasta los dientes que provocaban una espantosa tranca en el cruce de la Panamericana, allí cerquita de la Estación de gasolina. Alguien me gritó desde un carro que pasó en volandas:
- ¡Oye Sant Roz te tenemos en salsa, y no de tomate!
“Profundamente convencido de que la mayoría de los eminentes matemáticos son muy brutos”
17-9-1995: me enamoré de las matemáticas pero no como ciencia sino como poesía. Me maravillaban sus sistemas, sus estructuras y luego la belleza sublime de sus axiomas, teoremas y resultados. En mis treinta y cinco años como profesor de matemáticas recuerdo haber conocido a pocos colegas que fuesen realmente inteligentes, humanos, que les interesase la poesía, la historia, la literatura o la política, o que entendiesen o sintiesen estas cosas. Eran casi todos abúlicos “pensadores” lineales que no salían del hermetismo de las fórmulas, de las teorizaciones calculistas o especializadas, y en general me aburrían horriblemente con sus mentes cerradas, frías o secas.
En verdad qué podría hablar con ellos; en general, ha sido una tortura vivir entre sus áridas autocomplacencias, entre los montunos arquetipos de sus visiones y las estrecheces de sus pensamientos. Como resultado de todo esto terminan siendo siempre unos pesados pequeños burgueses, y en política, de derechas.
Heidegger fue uno de los primeros en darse cuenta de esto por la razón calculadora en que viven, que niega como en efecto lo hacen toda reflexión sobre los espantosos desastres que ocasiona la civilización dominada por la tecnología, esa horrible hija que le salió puta a las ciencias. Esa razón meramente calculista, meramente seca y autista, es una enfermedad mental, una plaga. Una razón que confunde una parte de la realidad con toda la realidad. Una pavorosa tragedia.
19 -9 -1995: Hoy, algunos profesores le han preguntado a Arístides qué es lo que pasa con mi hermano Argenis, que lo están atacando con furia desde APULA. Me he encontrado con el profesor Carlos Golberg y me ha dicho que no estuvo bien que yo provocara a Fermín. En este país todo el mundo está dispuesto siempre a disculpar al estúpido; es como si encarar la verdad les hiriera profundamente. Carlos Golberg me recordó, que Fermín había sido elegido presidente por la mayoría de los profesores y por lo tanto merecía respeto. Le contesté que Hitler había sacado millones de veces más votos que él, lo mismo que CARLOS ANDRÉS PÉREZ, igual Rafael Caldera y Rómulo Betancourt. Esto lo hizo pensar un poco y quedóse paralizado. Le entregué un severo documento para que fuera presentado ante la directiva de APULA para ver si eran capaz de discutirlo y actuar en consecuencia.
Nunca en mi vida he apoyado un paro universitario, porque los hacen sólo para pedir plata. Pareciera que a la mayoría de los profesores no los saca de sus modorras sin no las luchas reivindicativas, pedir sólo aumento de sueldos. Y yo podría probar que toda esa gente huelguera no piensa, nunca ha pensado. Por allí anda iracundo, intratable, el profesor (en Física) hindú, Panchapaguesam, porque le fue denegado el premio De Venanzi que se entrega todos los años. El mismo Panchapaguesam lo había solicitado, no tanto el premio en sí como la parte metálica que lo acompaña. Este individuo anda herido, rabioso, comentándole a todo el mundo la grandísima injusticia que contra él ha hecho el jurado de este premio, y dice que apelará esa absurda decisión. A este país le llegan unas lacras realmente insólitas. Durante las deliberaciones de la Escuela Venezolana de Matemáticas, este hindú Panchapaguesam no participó en sus actividades, herido como se encontraba, y a cuanto profesor llegaba a Mérida para participar en este evento le contaba el enorme crimen sobre el desconocimiento que se le ha hecho a su obra; arrastraba a los profesores y los llevaba a una cartelera donde él había pegado su voluminoso currículo: » -Miren, vean, lo que han hecho injustificadamente en mi contra. Pero voy a apelar esa decisión. Se los juro».
20 -9 -1995: Carlos Golberg me dice: » -Lo que tú dices, José, es verdad, pero nadie te hace caso, ¿por qué será?».
Algunos andan enfurecidos por mi posición contra el paro universitario; es que yo no nací para estar irrestrictamente de acuerdo con las mayorías. Nací para decir lo que siento.
He pasado varios días estudiando con el profesor José Chacón un trabajo de Miguel Méndez. Chacón es un hombre muy inteligente y tiene más talento que yo para las matemáticas. Es además una persona muy sensata, con una memoria y disciplina extraordinarias para el estudio de las matemáticas. Pudiendo haber sido uno de nuestros más notables investigadores, vive semi oculto entre sus libros e ideas. Lo estoy tratando de entusiasmar para que se vaya al IVIC a hacer un doctorado con Miguel Méndez y hago también esfuerzos para que ambos nos disciplinemos en el estudio de algunos trabajos de Combinatoria. Ojalá lo logremos. Como Chacón, he conocido muy pocos matemáticos.