José Sant Roz
- Es la foto que le pedían, entre los requisitos para inscribirse en el Tercer año de Bachillerato. Allí es un muchacho de 18 años, que cursa sus estudios en el Liceo nocturno Juan Vicente González. Es un muchacho inculto que acaso si se habrá leído unos tres libros: “Doña Bárbara”, “Canaima”, “Las Lanzas Coloradas”. No sabe la O por lo redondo, no sabe redactar una carta y no conoce nada de ortografía.
- En medio de su gran ignorancia vive entre los descamisados, está afiliado a la Juventud Comunista, lee muchos periódicos y panfletos de izquierda, odia a los adecos y a los copeyanos. Participa en cuanta manifestación se organiza contra los gobiernos, y ha tirado piedras y bombas molotovs a la policía en los liceos Gustavo Herrera, Andrés Bello, sectores de la UCV y el liceo Fermín Toro.
- Por los ojos, puede verse que no está muy bien alimentado, que es rebelde, que casi nunca sonríe, que es empecinado, que sufre estrecheces, que busca desesperadamente salir de abajo. Que ha venido de ser office boy en un bufete que queda en el edificio El Universal, a media cuadra de la Plaza Bolívar de Caracas del que lo echaron por mal educado.
- A esa edad, ha sido auxiliar de quiropedista, vendedor ambulante de obras de pintores famosos como Ramiro Najul (quien fue amigo del Che Guevara en México). Viene de ser expulsado del liceo Gustavo Herrera, por ser muy mal estudiante, alborotador y grosero. Tuvo que repetir año en el Liceo más pirata de la capital, El Alcázar, y llegó a perder la cuenta de las veces que repitió matemáticas de Primer Año. En ese liceo tan pirata, El Alcázar, recalaban todos los malos estudiantes que eran expulsados de otros liceos. Aún existe. Valga la cuña: ahí, en El Alcázar, llegó a dar clases Humberto Martínez (actual director de la Imprenta de Mérida, quien para 1963, estudiaba en la Escuela Industrial, en las instalaciones donde hoy funciona el Departamento de Matemáticas de la UCV).
- En esa foto, el reseñado, aparece con un saco que no es suyo, seguramente de alguno de sus hermanos mayores, de Argenis o Adolfo. Tiene el pelo al corte militar, medio ralo, afeitado por su propio padre.
- Esa foto se la tomó viviendo en La Bombilla, Caracas, un lugar donde hoy se encuentra La Casa del Artista. Cerca de donde quedaba la Estación La Bombilla del antiguo tranvía de la capital. Era una casa muy humilde, de dos pisos. Al lado de esa casa había otra idéntica en la que vivía Dionis, el payaso Popy. El susodicho de la foto era muy amigo del hermano de Popy, quien era evangélico.
- El susodicho, el de la foto, estudió desde el Tercer hasta el quinto año, en el liceo nocturno “Juan Vicente González”. Llegó a ver en vivo el día le dieron un tiro y lo mataron, en plena clase, al profesor de Física Damián Ramírez Labrador, y vio a su asesino, un copeyano apodado Ditmer Miller, quien luego salió del país, con anuencia del gobierno adeco de Rómulo Betancourt para residenciarse en España.
- Todo eso lo lleva aquel pobre muchacho campesino en su mirada. Es muchacho que está descalabrado por los palos que le ha dado la vida.
- En sus ojos se evidencia que viene de los montes de Santa María de Ipire y de Las Mercedes de los Llanos. Su mirada tiene algo de las serpientes. Que ha tragado arena, montañas de polvo de esas soledades y caliginosas sabanas, y por eso sus ojos se ven levemente secos y duros. Ha venido de arriar ganado, de padecer fiebre amarilla, palúdicas, quizá tuberculosis, luchar a brazo partido contra las adversidades del campo.
- Una foto, pues, que fue tomada hace 58 años.