Esto no es una amenaza, es una consecuencia necesaria e imprescindible de supervivencia como nación. Las corruptas élites del Cartel de Lima, al igual que el imperio norteamericano, creen que será fácil ocupar y apoderarse de la tierra de Bolívar. Creen que las pérdidas para sus países, tanto humanas como materiales, serán limitadas, y los réditos inmensos. Se equivocan.
Deberán saber que llevaremos la guerra, palabra maldita y terrible, al corazón mismo de sus sociedades. No los hemos atacado. No los hemos ocupado. No hemos violado sus mujeres ni esclavizado a sus hijos. Serán ellos los invasores de nuestra amada patria. Nos asiste la razón histórica y la rabia desbordada será inmensa. Hemos hecho y haremos todos los esfuerzos para que prevalezca la paz, la razón y el entendimiento. Pero ante una agresión de fuerzas extranjeras seremos implacables, terribles e irreversibles. Como Bolívar.
No tendremos donde ir, ni nosotros, ni nuestros hijos y nuestros descendientes, si esta hermosa tierra nos es arrebatada. Seremos, por siempre, errantes y expatriados, avergonzados y cobardes, si las azules aguas, nuestras inmensas llanuras, las formidables selvas, las gélidas montañas, y nuestras vivas ciudades, fueran ocupadas por fuerzas extranjeras. Ya no valdría la pena vivir.
En nuestra patria, si llegaran a ocuparla los extranjeros, nunca estarían seguros, ni ellos, ni sus bienes, ni su infraestructura ni sus cadenas de mando. Los traidores y colaboradores que se plieguen y actúen en connivencia con los invasores, serán tratados como enemigos declarados. No cejaremos nunca en la liberación de nuestra patria, si fuese agredida, ocupada, humillada o mancillada. El mar Caribe será la inmensa caja de resonancia que afectará a todo el hemisferio occidental, y llegará, incluso, a la cuna de los históricos males de nuestros pueblos: los Estados Unidos de América.
Estamos llegando a una verdadera encrucijada de caminos. Nuestros próceres nos dieron la libertad política del imperio español, hoy nosotros, doscientos años después, nos daremos la libertad económica del imperio norteamericano.
Sufriremos, pero venceremos. Vendrán tiempos oscuros, duros y complejos, pero brillarán nuestras armas en el sol radiante de la victoria. Las reivindicaciones históricas de nuestro pueblo serán colmadas y nuestros descendientes leerán estos tiempos con orgullo; y provistos de las herramientas físicas y morales, afrontarán con ventaja los desafíos de los tiempos por venir.
Un Comentario
Marilin
El artículo dice: «En nuestra patria, si llegaran a ocuparla los extranjeros, nunca estarían seguros, ni ellos, ni sus bienes, ni su infraestructura ni sus cadenas de mando. Los traidores y colaboradores que se plieguen y actúen en connivencia con los invasores, serán tratados como enemigos declarados».
Sin poder para combatirlo será muy difícil y quizás lleve años o siglos, como acabamos de vivir con la llegada de Chávez, quien sacó la propuesta de Bolivar de la tumba donde la confinaron invasores, traidores, colaboradores, etc. El momento es ahora, no podemos retroceder ni un milímetro, pero para eso hace falta tomar decisiones acertadas y a tiempo y sin que tiemble el pulso de verdad, verdad.
Hasta ahora, se ha confundido el logro de la paz con la sumisión, con dejarse golpear y se pide resistencia y, por otro, la laxitud en la aplicacion de la ley ante el delito ha consolidado un nivel de impunidad que raya en la complicidad
Con un pueblo que haya perdido su beligerancia y unas autoridades timoratas y que solo parecen preocupadas en justificar las acciones que toman como si pidieran perdón o permiso, no ganaremos ninguna guerra, ni recuperaremos un solo milímetro de tierra ni de sus riquezas. Si somos bolivarianos, hagamos como Bolívar.
Nada ni nadie por encima de nuestra dignidad!