Escrito por: Rodolfo Gómez C. Escuela de Formación Argimiro Gabaldón. 13 de junio de 2020.
Anteriormente, presentamos algunas rarezas observadas en la presentación de información estadística de la Pandemia del Covid-19 en Venezuela por parte del portal Wordometer (abreviado WM, en adelante) y algunas otras instituciones. Hoy vamos a retomar el tema analizando el “juicio” que se hace en las esferas de poder de todo el mundo a la información estadística que presenta el Gobierno Bolivariano de Venezuela y el tratamiento que recibe la de otros países.
Lo primero a resaltar son los frecuentes cambios en la data que presenta WM. En un análisis anterior comentamos cómo en ese portal se observó el cambio, para el 2 de junio, de toda la data histórica de contagios acumulados respecto a las cifras históricas registradas por el mismo portal para el 1 de junio. Eso no solo es un abuso por parte de los administradores del portal, sino que genera un impacto negativo en la confiabilidad de las estadísticas. El abuso no lo ubico en los cambios, ya que muy probablemente responden a “correcciones” que realizan las fuentes de los diferentes países, sino en la falta de explicación: “El cambio de hoy en toda la data histórica de casos acumulados se debió a la corrección realizada en las fuentes de los países X, Y, W y Z”, por ejemplo. Lo del 2 de junio fue sólo una más de varias “movidas de piso” arbitrarias en ese portal.
Llama la atención también la “desaparición” de las cifras de recuperados y , en consecuencia, de casos activos, tanto en las estadísticas del Reino Unido, antes, como posteriormente en las del Reino de España, además de las correcciones en las cifras de contagios acumulados realizadas por Francia, en no menos de dos ocasiones.
En Ecuador se realizó un “ajuste”, si se puede denominar así a un cambió que duplicó las cifras de contagios entre el 23 y el 24 de abril de 2020. Además se “acuñó” la curiosa categoría en los fallecimientos, de “caso de deceso sospechoso, no confirmado, de Covid-19”. Pero aun así hay miles de muertos “desaparecidos en acción” de las estadísticas ecuatorianas.
En Alemania la cifra de “recuperados” siempre es múltiplo de 100. Parece que los germanos, tan aficionados al control férreo y científico positivista, han dado una orden, celosamente cumplida por los pacientes infectados, de que solo se recuperen en lotes de 100. Pero al parecer a nadie llama la atención esta rara “coincidencia” y nadie presenta teorías conspirativas al respecto.
Cuando EEUU alcanzó las 97.000 fallecidos, traía un ritmo de más de 1000 fallecimientos diarios. Ese ritmo se empezó a ralentizar, cada vez más a medida que se acercaba al “listón” de los 100.000, mencionado semanas antes por Trump. Luego sucedió lo inevitable y se superó la tan temida cifra. El 27 de mayo, fecha siguiente a la de las 100.000 muertes acumuladas, los fallecimientos diarios súbitamente crecieron, y se ubicaron en 1535. Pareciera que alguien estuvo “frenando” los reportes de fallecidos durante algunos días, para intentar retardar la fecha de alcance de las 100.000 muertes, con no se sabe cuál propósito. Pero eso tampoco parece haber llamado la atención de los buscadores de mentiras estadísticas.
Un caso patético es el de Colombia. A la fecha 3 de junio, la cifra de contagios provenientes de Colombia hacia Venezuela era de 942, sobre un total aproximado de unos 40.000 repatriados desde ese país, es decir, de cada mil venezolanos provenientes de Colombia, 24 llegaron contagiados con Covid-19. El índice publicado en WM para la nación colombiana era para esa fecha de 600 por millón, es decir, 0,6 por cada mil habitantes, o sea, 40 veces menor al de contagios entre venezolanos repatriados desde Colombia. Luego la Vicepresidenta Ejecutiva venezolana denunció, en fecha 8 de junio, que según las cifras oficiales publicadas por el gobierno colombiano, en los departamentos fronterizos con Venezuela: La Guajira, Norte de Santander y Arauca, la cifra acumulada de contagios durante toda la pandemia, entre los 3 departamentos, era de 256 casos, mientras la cifra de venezolanos repatriados provenientes de esos 3 departamentos y diagnosticados apenas al llegar, era de 1255 casos, todos perfectamente documentados con sus nombres, número de identidad y lugar exacto de ingreso y procedencia.
Para no confundir al lector con tantas cifras, podemos resumir el caso colombiano así:
- Casos reportados por Colombia al 8 de junio en los dptos. fronterizos con Venezuela: 256
- Casos diagnosticados en Venezuela al pasar la frontera desde esos departamentos: 1255.
- Índice de casos por cada 1000 habitantes en Venezuela (exceptuando repatriados): 0,0146
- Índice de casos por cada 1000 habitantes (sólo venezolanos repatriados de Colombia): 24
Obviamente hay diferencias grotescas que muestran que alguien allí no está diciendo la verdad. Los contagios reportados por Colombia en la región fronteriza están en 256/3, aproximadamente 85 casos por millón de habitantes (0,085 por cada mil), mientras en los venezolanos repatriados desde esos departamentos el índice es de 24 por cada mil. ¿Dónde está la verdad?
Existe una despiadada campaña, por medios corporativos internacionales y por las redes sociales, operadas y/o manipuladas estas últimas también por los mismos personajes que mueven los hilos de esos medios corporativos, para descalificar toda la información que provenga de fuentes oficiales venezolanas o por cualquier fuente que muestre o parezca tener un mínimo de simpatía hacia el Proyecto Bolivariano Chavista. Es en ese contexto donde aparece el ya famoso en Venezuela informe de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (ACFIMAN).
Quien a estas alturas de la lucha por la subjetividad de las personas en el marco de la disputa del poder político, aun crea que existen “Academias de Ciencias políticamente neutrales”, merece un premio mayor a la ingenuidad. Actualmente todos esos organismos dependen de financiamiento, sea de manera abierta o encubierta, y responden a los intereses de sus patrocinantes, por lo cual sólo se adopta unas premisas y una metodología, apoyada en esas premisas, que permita justificar un resultado que ya ha sido preadoptado antes de iniciar la investigación y ¡listo!, ya se tiene el informe “neutral” que descalifica una fuente y obliga a aceptar los “resultados” de la otra. Basta darse una vuelta por los “análisis” de la OEA que sirvieron para respaldar el Golpe de Estado en Bolivia para entender cómo opera la hegemonía mediática en estos casos.
El informe de ACFIMAN fue elaborado de manera “científicamente correcta”, desde el punto de vista de la aplicación de un modelo de simulación, una vez aceptadas como válidas las premisas, pero el problema fueron esas premisas. En primer lugar partió de una narrativa anterior y posterior al primer fallecimiento registrado en Venezuela, aceptando sin cuestionamiento crítico que el comportamiento de la pandemia en Venezuela debía ser similar al registrado en otros países, sin tomar en cuenta las particularidades del caso venezolano.
La dinámica de los contagios en Venezuela antes de registrarse el primer fallecimiento no podía ser igual al de otros países por varias razones:
- En primer lugar, ya se había tomado medidas restrictivas al ingreso de contagios desde antes incluso de registrarse los 2 primeros casos, lo cual ocurrió el 13 de marzo. En EEUU, por ejemplo, pasaron 40 días dese el primer caso reportado para adoptarse medidas similares.
- En Venezuela, 3 días después de detectarse esos 2 primeros casos se decretó el distanciamiento social, mientras en Italia, cuando ya había centenares de casos, aun se estaba jugando fútbol profesional en estadios repletos de contagiados asintomáticos.
- En Venezuela la cuarentena social fue asumida con mucha disciplina por un pueblo entrenado en defenderse de muchas agresiones externas, de manera que esta fue una prueba más de las muchas que ya había padecido, por lo cual estaba muy entrenado en resistencia. En Ecuador y Perú las personas siguieron en las calles sin atender a los llamados a distanciamiento social, lo cual ocasionó incluso escenas de represión policial y militar. Y el virus: contagia que contagia…
- En Venezuela se cerró las fronteras una semana después de detectarse los primeros dos casos. En Colombia el presidente mandó a cerrar las fronteras con Venezuela más o menos en un lapso similar, pero por razones eminentemente de malcriadez política, ya que las dejó abiertas con Ecuador, donde la pandemia ya estaba segando millares de vidas.
- En Venezuela se anunció el arranque de una campaña de persecución del virus casa por casa, mediante dos poderosas herramientas de gran utilidad epidemiológica:
- El sistema de captación de datos personales de la plataforma Patria, mediante el cual cada venezolano allí registrado (2/3 de la población) se podía realizar un autodiagnóstico preliminar sintomático y este era recibido en tiempo real por el sistema sanitario, lo cual permitía activar la segunda gran herramienta:
- El sistema de salud cercano a la gente con que cuenta Venezuela: Un sistema que tiene al personal de salud a metros (literalmente) de cada venezolano, y que salió rápidamente y ordenadamente a recorrer las calles, casas y apartamentos en búsqueda de los venezolanos y venezolanas con algún síntoma que pudiera ser consistente con la Covid-19.
A las autoridades epidemiológicas extranjeras y a la mediática internacional les resulta extremadamente difícil comprender como funciona este sistema. Miden o intentan predecir su desempeño basados en el conocimiento que tienen de los sistemas de salud de otras naciones, los cuales pueden estar mucho mejor que el de Venezuela en cuanto a equipos, insumos y personal de los grandes hospitales (incluso en disponibilidad de servicios básicos como agua y electricidad), pero están preparados para atender solamente a la población que se acerca a ellos, la atención de salud no se acerca a la gente. Y la población que se acerca a esos grandes hospitales de otros países en la generalidad de los casos debe tener mucho dinero o alguna forma de seguro médico también relativamente costoso, por lo cual la atención de salud está vedada para las más amplias capas de la población en Latinoamérica y El Caribe (incluso es así hasta en Europa y EUU). Hay que revisar lo que significa ésto en el contexto de una pandemia.
Es por todo lo anterior que la narrativa usada como premisa por la ACFIMAN para modelar el comportamiento de la pandemia en Venezuela no se corresponde en absoluto con la realidad venezolana ni antes ni mucho menos después del primer fallecimiento por la Covid -19, momento éste en el cual ya las oportunas medidas tomadas por las autoridades venezolanas había generado un impacto muy positivo en el control de la expansión de la pandemia, tanto antes como para después de esa primera muerte, ocurrida a los 13 días del primer contagio.
El otro “estudio” utilizado para descalificar las estadísticas oficiales venezolanas merecería risas, si no se tratara de algo tan serio como una enfermedad mortal y virulenta. La experta Kathleen Page, profesora de la Universidad Johns Hopkins, quien con mucha frecuencia trabaja a cuatro manos con el sr Vivancos, de Human Rights Watch (HRW), para proveer de “base científica” a cualquier intento de “intervención humanitaria” en Venezuela, presentó cifras sacadas de un sombrero, las cuales, amparadas en el nombre de la prestigiosa universidad (cuyas autoridades por cierto hicieron muy poco para desautorizar a tan irresponsable portavoz) intentaron dar veracidad a la versión de una crisis pavorosa e la pandemia en Venezuela.
Kathleen Page es, en efecto, miembro del Centro de Salud Pública y Derechos Humanos de la Escuela Bloomberg de Salud Pública de Johns Hopkins, una fundación financiada por el multimillonario Michael Bloomberg, ex alcalde de New York y ex precandidato presidencial demócrata. Vale el comentario antes dicho acerca de a quien responden esas ONGs que, como la escuela Bloomberg, o HRW, se encargan de “el tema de los derechos humanos” en todos los países no dóciles a los poderes corporativos que los financian, pero jamás levantan una campaña cuando se asesina afrodescendientes en las calles de EEUU o mapuches en Chile o, se le arrebata la presidencia con mucha violencia a un Aymara y a todas las naciones originarias en Bolivia.
El cuento corto de Page es el siguiente: Venezuela tiene 30 millones de habitantes (se le olvida restar 6 millones que según ellos han salido en “la diáspora”); partiendo “de la realidad” de que no hay ni agua y la población padece hambre y todo tipo de calamidades conducentes a agudos problemas de salud pública, conservadoramente se puede estimar los contagios en “solo” un 1% de la población (quien siga la lógica de la mediática mundial encontrará este porcentaje y el calificativo de “conservador” completamente plausible), lo cual permite estimar la cifra de contagios en 300.000; ahora bien, en los hospitales no hay ni agua, ni electricidad, ni mascarillas, ni guantes, ni ropa protectora quirúrgica, y ¡hasta los médicos casi todos se fueron!, por eso, continuando con estimaciones conservadoras, se infiere un porcentaje de fallecidos no menor al 10%, lo cual arroja el resultado final del estudio: “Conservadoramente”, 30.000 muertos.
Cómo Page jamás ha pateado las calles de nuestras ciudades y pueblos, antes de pronunciarse no pudo observar cómo nos las ingeniamos los venezolanos para conseguir un poquito de agua (la cual en verdad escasea a veces de manera casi insoportable) y la rendimos como si fuese oro, cómo nos las arreglamos para cumplir con mucho ingenio y mucha conciencia con las normas de higiene anti Covid-19, cómo disciplinadamente enviamos nuestro autodiagnóstico preliminar al portal Patria, cómo a la velocidad del rayo llega el equipo de salud casa por casa a donde se le requiere para diagnosticar, hospitalizar y atender a quien lo necesite y cómo en medio de un pavoroso bloqueo que nos arrebata el agua, pero también la electricidad, los alimentos, las medicinas y los equipos, logramos hospitalizar a la totalidad de los casos positivos, incluso los asintomáticos. Esta última arma antipandemia, la cual no había comentado antes, ha sido una de las más efectivas, ya que ha impedido muchos miles de contagios, y solamente es posible asumir esa decisión cuando realmente se conoce la capacidad real de hospitalización que se tiene y se sabe que se cuenta con muchas pero muchas camas, Una capacidad de hospitalización que ha sido efectivamente sobrepasada en toda Latinoamérica, como también en Europa y Norteamérica. No es que Venezuela tenga más camas de hospital que todo el mundo, es que ha logrado limitar los contagios y por eso le han sobrado.
Luego, el gobierno que según Vivancos, Page y la ACFIMAN está “ocultando las cifras reales” y ha sido sobrepasado por la pandemia, toma la decisión de repatriar a millares de connacionales que intentan regresar, miles y miles de personas que deberían preferir quedarse en los “paraísos” y “vitrinas” que les vendieron por Facebook y Whats App, pero que, al contrario, intentan con afán conseguir en su patria lo que les ha sido negado en los países donde han estado residiendo.
Obligado es comentar que las escenas pavorosas que deberían estarse viendo, si hubiese algo de certidumbre en los “estudios” de ACFIMAN y Vivancos – Page, serían de personas cayendo fulminadas en medio de la calle, si poder respirar, cadáveres en las aceras con familiares rogando para que los ayudaran a disponer de sus muertos con dignidad, otros en el interior de las casas, con sus familiares sufriendo el doble trauma del duelo y la desesperación por la descomposición inevitable, servicios funerarios sobrepasados, sin capacidad de atención, fosas comunes en parques y áreas verdes. También largas colas frente a los hospitales rogando por un espacio para ser atendidos, filas de pacientes graves junto a las UCIs, esperando la muerte del ocupante para ingresar al más afortunado de entre decenas en espera, morgues desbordadas. Son escenas que solo describirlas genera escalofríos y hacen asomar lágrimas. Todo eso se ha podido observar en los días recientes, pero no en Venezuela. Escenas como esa se han observado en Guayaquil, en Lima, en Manaos, también en Cartagena, en Santiago de Chile y en Nueva York. No es en Venezuela donde los sistemas de salud han sido desbordados y la situación es desesperada, es en aquellos países desde donde se dispara de manera sistemática y despiadada contra todo lo que se refiera a Venezuela, usando las herramientas de moda: la componenda de las grandes corporaciones mediáticas con los gobiernos agresores alineados contra esta patria bolivariana, una componenda que incorpora redes sociales manipuladas por Influencers y Trolls de todo tipo y pelaje. La catástrofe humana de esta pandemia se encuentra justo en aquellos lugares donde la inquisidora mirada de toda esa red jamás se posa para la más mínima campaña crítica.
Sería de locos para un gobierno sobrepasado y sin capacidad de atención sanitaria aceptar el reto de una repatriación masiva en un momento así. El gobierno venezolano la aceptó por dos razones:
- En primer lugar, por obligación patriótica hacia sus connacionales. No importa que hayan abandonado el país oyendo cantos de sirenas o incluso muchos renegando de su propio país. Son nuestros connacionales y debemos auxiliarlos como al hijo prodigo que regresa a casa necesitando a una madre amorosa, ya sea con mucho, poco o ningún arrepentimiento.
- Por una segunda razón muy práctica: no se le iba a mezquinar atención sanitaria a los connacionales necesitados cuando el país cuenta con posibilidades muy reales de dársela, porque sencillamente es mentira que está excedido el sistema sanitario.
Cuando se empezaba a lidiar con la pandemia, el presidente venezolano Maduro, apoyado en el Consejo Científico, expuso que el combate se haría mediante 4 líneas muy claras:
- La cuarentena social masiva voluntaria, eso que otros llaman “distanciamiento social”, para lo cual Venezuela contaba con la ventaja de estar curtida en mil batallas de resistencia contra agresiones externas. Por eso, la cuarentena en Venezuela tuvo un magnífico resultado.
- El despistaje masivo personalizado, para lo cual contaba con su sistema de salud cercano a la gente y con un sistema de captación de datos personales totalmente probado, y que por ser voluntario, y no encubierto como el de Facebook o Google, podía ser solicitada abiertamente la información a las personas, y las personas confiadamente dieron su información.
- El arsenal terapéutico, adquirido con mucho sacrificio, debido a las restricciones del bloqueo, pero también mediante una maravillosa solidaridad de otras naciones; las principales: China, Rusia y Cuba, pero también la OMS, la OPS y algunas más.
- La capacidad de camas de hospitalización y de UCI. Este es el punto donde más afectación negativa tenía el país, pero la realidad y el esfuerzo realizado, han demostrado tener la capacidad suficiente. Según el gobierno, 22.500 camas de hospitalización, la gran mayoría de ellas también a escasa distancia de la gente, y 2.500 de UCI.
Hasta el 12 de junio de 2020, debido a que la gran mayoría de los pacientes son asintomáticos y por eso solo requieren aislamiento básico y no una cama con servicios, la cantidad de hospitalizados no ha llegado a 1000 en ningún momento, y en las UCI no ha habido más de 5 pacientes simultáneos en un momento dado. Eso da una holgura que ha permitido al país atender a sus connacionales solícitamente, aun con los altísimos índices de contagios que traen desde sus lugares de procedencia.
Con la explicación arriba desarrollada espero haber podido transmitir la conclusión que se deduce de todo este análisis: está claro que, entre las fantasías pseudocientíficas prejuiciadas políticamente con muy perversas intenciones, de ACFIMAN y del dueto Vivancos–Page, apoyado y reforzado por todo el coro de la mediática perversa, y las estadísticas oficiales venezolanas, perfectamente constatables tanto documentalmente como en la realidad observable en las calles y los centros de salud, así como en las sonrisas llenas de esperanza de la gente, hay que quedarse, fuera de toda duda, con “Los números de Maduro”. Son ellos los que mejor reflejan la verdad de Venezuela.
Un Comentario
Tartufo
Bueno, que es de esperar, si los malditos HDP que se hacen llamar venezolanos, por el odio a Maduro, no les importa estigmatizar a Venezuela, y es obvio, que son capaces de vender la progenitoras a proxenetas.
La traición es el acto mas repugnante en la vida de un ser humano, y en nuestro terruño, todo lo mal que le fuera acontecer, es para la oposición un daño colateral para salir de una dictadura que ni «el coño de sus malditas madres se lo cree».
El mundo se sorprende y cree que todo es verdad, cuando connacionales como el hijo de engendro Julio Asesino Borges, expresa que somos una plaga, y ni hablar de los periodistas delincuentes que motivan el terrorismo y las sanciones en contra de la nación. A todos esos, las madres no los parieron sino los cagaron.