Por Manuel Gragirena
Ayer, en TV y en programas de Youtube, escuché más de cuatro veces la frase: “temor a la venezolanización”. Frase usada para explicar el temor de ciudadanos latinoamericanos para no apoyar candidatos de tendencia izquierdistas en procesos electorales de otros países, Argentina, Chile, Ecuador, Bolivia, etcétera…
A mí me dio rabia y orgullo. La rabia, por la simple observación de una connotación negativa en el uso de la palabra “venezolanización”, al asociarla con la sensación de temor. El orgullo, lo sentí después de detenerme a razonar un poquito, y darme cuenta que esa conclusión de los análisis políticos no es más que la demostración fehaciente que nuestro himno es premonitorio por aquello de seguid el ejemplo que Caracas dió.
Definitivamente los seres humanos aprendemos el idioma identificando cosas y colocándoles nombres. Como lo escribió García Márquez en su famosa novela 100 Años De Soledad, hay cosas tan nuevas que no tienen nombre y hay que señalarlas con el dedo mientras no lo tenga. Sin embargo, una vez puesto el nombre o el calificativo sucede otro fenómeno. Se populariza o, como se dice ahora, se hace viral ese calificativo, verbo o sustantivo, y como es de esperarse se propaga lo bueno y lo malo de la connotación de la nueva palabra de moda.
Decir que muchos ecuatorianos votaron en contra del candidato de Correa, que es lo mismo a decir, que muchos ecuatorianos votaron en contra del candidato amigo de Maduro, por temor a la venezolanización del Ecuador, es una estupidez, por varias cosas:
Primero: Moreno era amigo de Chávez, Almagro también, Insulza también…es mas Santos llego a ser el mejor nuevo mejor amigo de Venezuela. Podría seguir nombrando hipócritas y traidores, pero creo que con esos dejo clara la idea. Se ven las caras, pero nunca el corazón.
Segundo: En Ecuador no hubo candidato de gobierno, al menos de manera explícita, pues todos sabemos que recibir el apoyo de Lenin Moreno era una gigantesca bola de acero sujeta con cadena y grillete en el cuello.
Tercero: Ecuador no tiene moneda propia porque sufrió un proceso de descomposición republicana, producto de sus propios errores y su propia corrupción. No hubo sanciones gringas contra el Ecuador, no fue que un gobierno cuasi comunista destrozó el sistema monetario ecuatoriano. La dolarización del ecuador fue, al igual que el caso argentino, la consecuencia de la oscura noche neoliberal. Así llama Correa a los años 90 ecuatorianos.
Cuarto: desde todo punto de vista es incorrecto temerle a la venezolanización, no porque nosotros tengamos tanta influencia geopolítica como para tragarnos una a una las repúblicas del entorno, sino porque a lo que en realidad se le teme es al imperialismo gringo, pues aplica aquí la teoría del escarmiento…”Aquel que se revele contra mí lo jodo igual que jodí a Venezuela”.
La cubanización, la venezolanización y la nicaraguanización no son enfermedades contagiosas, son modelos o ejemplos a seguir. El temor, es distinto a la cobardía, no son sinónimos. Los cobardes, sabiendo lo que es correcto, optan por no hacer lo correcto por temor a las consecuencias, en este caso, por el temor a las represalias. Así que no se trata de un temor seguir o intentar seguir a un modelo político-económico, se trata de un amedrentamiento, de una extorsión, se trata de no atreverse por cobardía.
Un Comentario
Tartufo
La CIA la hace un tatuaje en las nalgas a los gobernantes de colonias que se hacen llamar «país» que dice: «Este culo es nuestro y su nación también. Biden». Pero el Departamento de Estado ordena que al mandatario mas arrastrado de todos le hagan el tatuaje en la cerviz también. Actualmente: El puerco Duque, el cenutrio Lenín Moreno, el carcundo Piñera y el nazi Bolsonaro, se lo han ganado. Este es el caso de América, en Europa la lista es muy larga.