José Sant Roz
- OJO: Estados Unidos apela a su mejor carta para atacar al gobierno bolivariano: ¡LOS AUTO-ATENTADOS!, para después implementar otros tipos de acciones que se rematen con la consabida estrategia del “Tiro en la nuca”, tal cual como hicieron con Gadafi. Ya están apareciendo seguidores de María Corina con sus rostros y cabezas ensangrentados, acompañados de alaridos de sayona, diciendo ella, por doquier, que los “colectivos” la quieren matar. A la par de sus histéricos chillidos, instantáneamente, el subsecretario del Departamento de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Brian Nichols, todo un santico, alerta al mundo de que se ha perpetrado «un ataque violento a un evento de campaña (electoral) en Venezuela».
- Aquí vamos desvelar punto por punto, de qué se trata el plan de Washington en relación con este año electoral en Venezuela.
- El susodicho representante del Departamento de Estado de los Estados Unidos, Brian Nichols, insiste en «la urgente necesidad de implementar todos los elementos del acuerdo de la hoja de ruta electoral de Barbados, rechazando cualquier forma de violencia y construyendo una cultura de tolerancia y convivencia política». Ellos, burdos asesinos y terroristas, tratando de aparecer como angelitos, y cubrirse con un halo de santidad, siendo los más grandes criminales del planeta.
- Los poderosos Think tank gringos tienen multitud de planes para intentar otra vez descarrilar a Venezuela: Principalmente moverse con los poderosos medios de comunicación de Occidente, también utilizar a la OEA con un cerdo de Almagro repotenciado, a Guyana y su EXXON MOBIL más agresivas y adquiriendo poderosas armas en nuestro propio territorio. Con los narcos y paramilitares colombianos a lo largo también de la frontera, con las eternas colonias caribeñas sometidas aún a la política de los piratas ingleses…, además con las pertinaces guarimbas. Con los pronunciamientos de gobernantes imbéciles y lacayos como los de Argentina, Ecuador, Chile y Uruguay, que se andan moviéndose para conformar otra especie de “Grupo de Lima”.
- Los gringos tienen muy bien definidos a los llamados “colectivos” como grupos terroristas, así como en su momento llamaron bandas del terror a los “Batallones de la Dignidad” (grupos de civiles que defendían al general Manuel Antonio Noriega). Y estos gringos siempre le han marcado la agenda a María Corina diciéndole que ella debe mostrarse en todo momento amenazada, perseguida y agredida. Hoy se publican noticias internacionales muy insistentemente como estas: “Varias sedes del partido Vente Venezuela, de la líder liberal María Corina Machado fueron vandalizadas en diferentes ciudades del país”, “María Corina Machado fue «sacada a plomo» de la parroquia 23 de enero”,…
- Y esa estrategia no ha cambiado para nada desde aquella escena en que le salió diciendo a su mamá: «Mami, estoy en la oficina. Estamos bien. Pero mira, va a salir una noticia de que estábamos en el 23 de Enero y nos lanzaron unos tiros y unas cosas, para que sepas. Estamos bien. Yo estoy en mi oficina, no vengas para acá. Vienen los medios y vamos a declarar aquí». Ante esa confesión, su madre le preguntó fuera de quicio: «Pero mira ¿Cómo pueden inventar eso?», a lo que su hija le respondió: «Chao. Quédate tranquila». Ella siguió insistiendo en el acoso, rematando: «Dispararon contra las personas que me acompañaban y contra el vehículo en que nos desplazábamos», incluso manifestando en rueda de prensa a los medios privados que uno de sus seguidores había resultado «herido».
- Por eso vamos a aclarar que fue con esa permanente estrategia que viene imponiendo doña María Corina como los yanquis acabaron invadiendo Panamá. Cuando en Panamá anularon las elecciones del 7 de mayo de 1989, donde los gringos fraudulentamente lograron imponer a la ADOC (Alianza Democrática de Oposición Civilista). Posteriormente hicieron una caravana para celebrar la victoria de la fulana Alianza. Para la AUTO-AGRESIÓN llenaron de pintura roja los rostros y guayaberas de los candidatos (y a la vez agentes de la CIA), Guillermo Endara (candidato presidencial) y Guillermo “Billy” Ford (candidato a la Vicepresidencia). Dijeron que una turba de los Batallones de la Dignidad los habían atacado a varillazos. De pronto se apersonaron médicos y paramédicos, todos previstos para el show. Ellos mismos, los agentes gringos, asesinan al guardaespaldas de Guillermo Ford.
- Fueron impresionantes las imágenes que recorrieron el mundo, de Ford con la camisa “manchada de sangre” (parte de él y parte de su guardaespaldas asesinado). Así ya estaba servido el pretexto para invadir Panamá.
- La imagen de Ford corriendo a salvo con su guayabera revestida de sangre, exhibida en la portada de la revista TIME del 22 de mayo de 1989, la cual atrajo la atención mundial contra el gobierno de Noriega. Y este es el escenario que buscan desesperadamente los asesores gringos de doña María Corina. No nos cansaremos de insistir en este modelo, que la CIA en este momento está tratando de poner en acción para Venezuela, copia del montado para deshacerse de Manuel Antonio Noriega. La CIA implementó una campaña periodística de terror contra Panamá, a fines de 1986, el ex asesor de seguridad nacional Norman Bayley, solicitaba al State Department ejercer presiones «dosificadas». Decía: «el gobierno de Estados Unidos no podrá realizar acciones más profundas sobre Panamá a menos que nuestras cámaras de televisión puedan registrar allí grandes manifestaciones antigubernamentales, con muertos y heridos«.
- Bayley era socio del ex director de la CIA, William Colby, y colaboraba con el mayor dirigente de la oposición panameña, Samuel Lewis Galindo. Vino, pues, la guerra de desinformación, con acciones de espionaje, cuyo objetivo primordial era hacer ver por los noticieros nacionales e internacionales, mucha sangre en los conflictos sociales: “torrentes de sangre”, exigía Bayley. La sangre fue un elemento crucial para derrocar a Manuel Antonio Noriega en Panamá. Cuando al político panameño Guillermo Ford (quien llegó a ser vicepresidente de la república) le montan toda aquella trama, en la que aparece bañado en sangre, supuestamente agredido por bandas de Noriega, en ese momento EE UU tiene servida la excusa para la invasión. Todo se preparó de la manera más cínica. A Ford le pusieron una guayabera blanca que la empaparon de sangre, y luego la colocaron en la portada de la revista Time. Armaron pues, el plan de desestabilización, que también les iba a servir para ir contra Nicaragua. Le llamaron «el menú de Panamá». Así como en Venezuela, en 2002, inventaron lo de la SOCIEDAD CIVIL,el nombre que la CIA buscó para la oposición panameña fue el DECRUZADA CIVILISTA, que agrupaba a empresarios derechistas y a algunos sindicalistas.
- En 2002, un asesor cubano que trabajaba para Mas Canosa, propuso que el movimiento de la oposición venezolana se llamara CRUZADA DEMOCRÁTICA, nombre que fue descartado, porque el partido Perézjimenista ya había utilizado el término Cruzada. La llamada CRUZADA DEMOCRÁTICA tendría su sede en Washington, y todas las acciones las discutirían en esta ciudad en presencia de asesores de la CIA, antes de llevarlas a la calle. Este fue un formato parecido al que ya había servido para derrocar Allende. Pues bien, pronto las calles de Panamá se llenaron de imágenes de horror en la llamada zona bancaria. La pobre oposición aparecía como la víctima de un ogro, de un monstruo, llamado Manuel Antonio Noriega.
- En 1987, pone en plena acción sus actos de terror en Panamá con métodos bien parecidos a las guarimbas, calentando las calles. La CIA le aconseja persistentemente a doña María Corina, lo fatal que es dejar de calentar las calles. En Panamá, mientras se creaba un ambiente para la intervención al mismo tiempo se fueron movilizando equipos bélicos a la Zona del Canal. El 14 de diciembre de 1989 comenzaron a entrar soldados gringos en las calles que rodeaban al cuartel central de las Fuerzas de Defensa Panameñas. Este era una edificación baja y humilde. Este primer acto de provocación no tuvo los efectos esperados, pero al menos les sirvió para conocer las pobres defensas del régimen. Más tarde enviaron unos marines (en realidad una pareja), expertos en inteligencia, los cuales fueron detenidos, pero los panameños cometieron la torpeza de comunicarse con el Comando Sur y los entregaron. Coño, nunca olvidemos el consejo del Che: “a los gringos ni tantico así”. Periodistas de varios lugares del mundo fueron testigos de esa negociación. Pero, el Presidente George Bush, padre, experto en toda clase de trácalas de las CIA, sostuvo que una mujer estadounidense había sido maltratada y hasta insinuó que había sido violada por los «bandidos» panameños. Bush sabía que lo iban a desmentir incluso agencias de prensa internacionales, pero eso a él le importaba poco, pues cualquier confusión, lo que haría era alimentar los operativos de la intervención. ¡¿A los gringos qué carajo les importa que les desvelen sus criminales planes en el mundo. ¿No se han cagado una y mil veces los gringos, en toda esas super evidencias (que ya para todo el mundo es un hecho natural), de que Irak no había armas de destrucción masiva luego de haber asesinado a dos millones de iraquíes, y todavía los siguen bombardeando?!
- El 16 de diciembre, la provocación tomó niveles más peligrosos cuando metieron en la zona más conflictiva, un automóvil en el que iban cuatro marines armados hasta los dientes y precisamente en los momentos más tensos. Esto lo hicieron ex profeso, porque ya Bush había denunciado al mundo que sus soldados estaban siendo amenazados en Panamá. Nada se supo después del destino de este grupo de soldados. Pero hubo atentados en el sector del barrio de Chorrillo (que sería luego destruido durante la invasión) y a tiros volaron el retén de unos tambores de aceite vacíos. En esta acción, tres civiles panameños- entre ellos una niña- fueron heridos. Pero la explicación de Bush fue que los militares de Noriega habían disparado alevosamente contra «inocentes soldados» de Estados Unidos. Luego agregaron que uno de ellos, un teniente de origen colombiano, Robert Paz, había muerto a causa del incidente.
- El Dailly Express de Londres puso el dedo en la llaga, al señalar en esos días que los cuatro oficiales que andaban en el referido auto podían haber estado allí en «misión de espionaje o de reconocimiento de áreas para preparar la acción». Aquella invasión a Panamá marcó un hito en los nuevos planes de EE UU hacia la región. Era otro experimento de control que no se aplicaba con tanto rigor desde el derrocamiento de Allende. “De vez en cuando hay que aterrorizar a los indios latinoamericanos para que se enteren de que hay un ojo poderoso (El Gran Hermano) que siempre les está vigilando”. Comenzó la dominación cultural y la aplicación de nuevos sistemas en los mecanismos de la desinformación. En Panamá se entró a saco, a la media noche del 19 de diciembre de 1989, aunque realmente el bombardeo comenzó la madrugada del 20. Los Rambos gringos tuvieron la maravillosa oportunidad para probar nuevas armas y aviones, tales como los Stealth que vuelan en silencio, los equipos infrarrojos, rayos láser, e ingeniosos códigos para la trasmisión de informes ultra-secretos. Se probaron cascos con material «kevlar», equivalentes en protección a 16 láminas de acero compacto. Hay que tener en cuenta que el pobre Panamá no tenía Fuerza Aérea, y sin embargo sobrevolaron centenares de aviones haciendo pedazos a varios edificios. “Cientos de helicópteros y aviones del comando sur, en ese momento con sede en la Zona del Canal de Panamá, levantaron vuelo para cruzar la calle que separaba esa zona de la capital y en pocos minutos las bombas caían sobre una ciudad de 600 mil habitantes, en un país con una población total de poco más de dos millones, mientras el mundo se entretenía con los también manipulados sucesos en Rumania”.
- Después de la invasión, de haber matado a multitud de panameños como les vino en gana, e incluso a periodistas, como el caso de un español, magistralmente narrado por la escritora Maruja Torres (quien quedó eternamente marcada por este crimen), entonces se vino a saber quien era el susodicho “monstruo” para los gringos, Manuel Antonio Noriega. No hubo epítetos que no se le echaran encima mencionando por supuesto lo de su pasado como narcotraficante, como torturador, contrabandista y aliados de matones (contratados por la propia CIA). Aplicándole lo mismo que a Sadam, lo llevaron de manera ilegal a Miami, donde está preso.
- Todo lo que se hizo contra Noriega, jamás se hubiera hecho, por ejemplo, contra el más abominable de todos los criminales del planeta: Rafael Leonidas Trujillo, porque como diría la CIA: “ese era uno de nuestros hijos de puta”. Eso no se lo hubieran hecho a Anastasio Somoza, ni a Alfredo Stroessner, ni a Augusto Pinochet, los tres ases de la baraja impuestos por la CIA en América Latina. Dice Stella Callón: “Los cadáveres de algunas fosas comunes abiertas en Panamá mucho después de la invasión mostraron los «métodos democráticos» de las tropas norteamericanas: tiros de gracia en la nuca en varios de ellos, entre al menos cuatro mil muertos, la mayoría civiles incluyendo a niños”. El formato de la CIA para derrocar gobiernos consiste básicamente en provocar grandes matanzas, guerras civiles, odios desbocados en la población, caos, huelgas, desabastecimiento de alimentos, colapsos económicos, tumultuosas manifestaciones que acaben en fieros enfrentamientos, todo esto, aplicado de manera admirable y perfecta. Cuando el movimiento de liberación nacional dirigido por Cheddi Jagan en la Guayana Británica en 1953 obtuvo la mayoría en las elecciones, los ingleses enviaron un buque de guerra a Georgetown, suspendieron los derechos constitucionales y metieron en la cárcel al primer ministro Jagan. Pero en 1957 y 1961 el Partido Progresista de Jagan volvió al poder hasta 1965. Washington decidió que no podía permitirse un gobierno como el de Jagan independiente y soberano, porque acabaría pareciéndose a Cuba. Y la CIA activó sus fuerzas contra aquel partido de Jagan formado principalmente por indios, mientras que la mayoría de los negros apoyaban al candidato contrario Forbes Burnham. La CIA tuvo “la genial idea” de fomentar una guerra racial. Se creó entonces el Congreso de las Trade Unions y motejaron de rojo a Jagan. En 1964 llegaron a Guayana un número de “respetables expertos” con los más líricos títulos: sabían de todo y hacían de todo. Eran expertos en fomentar luchas raciales y violencia callejera. Entonces, como ocurrió en el 2002, estalló una gran huelga contra el gobierno y derramamiento de sangre por doquier: asesinatos por encargo, caos, incendios provocados. Y seguían llegando “expertos” extranjeros con el título de solidarios con la causa obrera, todos graduados en la escuela que dirigía Serafino Rumualdi, la AIFLD. Jagan trató de prohibir la entrada de aquellos agitadores, y se puso el grito en el cielo diciendo que el gobierno terrorista de Jagan estaba contra el sindicalismo libre y la democracia. Los torrentes de dólares hacia Guayana para financiar aquellas operaciones no cesaban en aquellos días. Los motines se intensificaron y los agentes pedían que las leyes electorales fuesen modificadas de modo que favorecieran a las fuerzas derechistas. Se quería algo como la organización SUMATE de Venezuela, creada por el gobierno invisible de Washington. Al final, en 1965, se realizaron las elecciones y con grandes trampas, Burnham consiguió constituir un nuevo gobierno. Así es como la CIA le tuerce el brazo (Obama dixit) a los pueblos latinoamericanos, porque precisamente el tipo de democracia que ellos permiten deben entrar al juego de las perversiones que saben manejar muy bien.