Por: Henry Escalante
El Comandante Infinito, Hugo Chávez Frías, acostumbraba meter freno de mano a los sectores ultraizquierdistas, algunos de los cuales, le acompañaron por los caminos de la Revolución Bolivariana, los caminos de avanzada democracia participativa y protagónica, en la que el pueblo siempre ha sido el factor determinante de su curso, como ha quedado evidenciado, una vez más, con las elecciones primarias para la elección de los candidatos y candidatas de la Patria que les tocará dirigir las gobernaciones y alcaldías a partir del venidero 21 de noviembre próximo. Siempre les recordaba, el Comandante Chávez: «Ni habrá pacto con la burguesía ni desenfreno revolucionario. Seguiremos avanzando y construyendo el Socialismo al ritmo y a la velocidad que impongan las circunstancias». Al lado de ésos sectores ultraizquierdistas, también caminaban sectores de derecha y centro, la mayoría de los cuales reencauzaron su curso y hoy se encuentran pudriéndose en el pozo séptico de la historia, al lado de Juan Guaidó, a quien, finalmente, apoyaron en procura de algunos de los dólares robados a la República por ése nefasto personajillo, que ha pasado a la historia contemporánea de Venezuela, como el mayor corrupto de toda su historia.
Todas las Revoluciones, cuando son verdaderas, han adolecido de estos males; como lo afirmó, V.I. Lenin, en su famoso texto de «La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo», leamos: «La causa fundamental de su bancarrota –la de la II Internacional- consiste en que se han dejado «encandilar» por una forma determinada de crecimiento del movimiento obrero y del socialismo, olvidándose de su unilateralidad; han tenido miedo a ver la brusca ruptura, inevitable por las circunstancias objetivas, y han seguido repitiendo las simples verdades aprendidas de memoria y a primera vista indiscutibles: tres son más que dos. Pero la política, se parece más al álgebra que a la aritmética y todavía más a las matemáticas superiores que a las matemáticas simples. En realidad, todas las formas antiguas del movimiento socialista se han llenado de un contenido nuevo y un nuevo signo ha aparecido por lo tanto delante de las cifras, el signo «menos», mientras nuestros sabios seguían (y siguen) afirmando tenazmente a todo el mundo que «menos tres» es mayor que «menos dos». Hay que procurar que los comunistas no repitan el mismo error en el otro sentido, o mejor dicho, que ese mismo error, cometido, aunque en un sentido contrario, por los comunistas «de izquierda» sea corregido y curado con el máximo de rapidez y el mínimo de dolor para el organismo. No sólo el doctrinarismo de derecha constituye un error, también lo constituye el doctrinarismo de izquierda». Los extremos se tocan, dice la conseja popular y hay momentos particulares, en los que la extrema derecha e izquierda confluyen como un solo cuerpo, abonando a la misma causa negativa, en favor del imperialismo. El 2013, fue un año singular. La trascendencia a un plano superior de vida del Comandante Chávez, obligó a las fuerzas patrióticas revolucionarias a convocar en el plazo breve de treinta días a nuevas elecciones presidenciales. Nicolás Maduro, tuvo que enfrentar a las fuerzas retrógradas de la derecha pro-imperialista de EEUU y Europa. Capriles Radonski, fue el candidato designado por EEUU. La Agencia Central de Inteligencia, CIA, asumió la jefatura del comando de campaña del candidato imperialista. El eje de la campaña imperialista, se fundamentó en diferenciar a Nicolás Maduro del Comandante Chávez. Repetía –insistentemente- como repitiendo un libreto, el candidato del imperialismo, que: «Nicolás no es Chávez». Y sobre ese eje, la CIA, fue construyendo toda una narrativa en la cual, a Nicolás Maduro se le presentaba y todavía se le presenta, como el «destructor» del legado de Chávez y por lo tanto, no debía ser objeto de la confianza del pueblo y, en especial, del pueblo chavista. ¡Divide y reinarás! «La traición, el nacionalismo, la enemistad entre los pueblos, y ante todo el odio al pueblo ruso, todo esto es lo que vamos a cultivar hábilmente hasta que reviente como el capullo de una flor.» (El Arte de la Inteligencia, Allen Welsh Dulles, 1963). Los resultados de esa estrategia de campaña, permitieron reducir la brecha de las victorias del pueblo chavista a apenas un estrecho margen de 235.135 votos a favor del candidato de la Patria, Nicolás Maduro. Victoria, que si bien garantizó la continuidad de la Revolución Bolivariana en el Gobierno, estableció un hito conductual para la oposición pro-imperialista que, desde entonces, lleva ocho años –martillando- el subconsciente del pueblo venezolano con la idea de que «Nicolás no es Chávez». Idea amplificada con el tema de que Nicolás es el supuesto «destructor» del legado del Comandante Chávez. Idea auto negada por sí misma, ya que el bloqueo económico-financiero y comercial no fue ejecutado por Nicolás Maduro, sino por el imperialismo (EEUU y Europa) a solicitud de la oposición, y constituye, la causa primaria de todos los males que está padeciendo el pueblo venezolano.
Sirva este prefacio, como introducción al debate que ha convocado la Nueva Asamblea Nacional al pueblo venezolano para discutir la propuesta de Ley Orgánica de Zonas Económicas Especiales (LOZEE). Debate, que ha permitido a todos los sectores de la vida nacional, expresarse a favor o en contra de dicha propuesta de Ley. Quienes lo han hecho en contra, no han profundizado en el debate sino que se han limitado a manifestar sus temores sobre una realidad que no está expresada en dicha propuesta de Ley. Se trata de sectores de ultraizquierda que coincidiendo con la ultraderecha, han aprovechado la oportunidad que les presenta el debate en cuestión para darle continuidad al esquema propagandístico elaborado por la CIA, para las presidenciales 2013: «Nicolás no es Chávez», afianzando la falsa idea de que Nicolás destruye el legado de Chávez. ¡Divide y reinarás! Acuden al miedo, como estrategia de oposición a la LOZEE. Que si, la reducción de impuestos propuesta en la Ley como incentivo, va a causar una reducción de los ingresos fiscales. Que si, la entrada al país de las trasnacionales apunta a una economía de libre mercado o neoliberal. Que si, va a reducir el rol del Estado, como ente rector de la economía nacional. Que la LOZEE, va a incentivar el desarrollo de maquilas y no el desarrollo industrial. Que si va a eliminar las leyes ambientales y fomentar los ecocidios. Que si va a promover la pobreza y la desigualdad social, en fin, todos los males posibles por la imaginación humana, serán causados por dicha propuesta de Ley. Lo cierto es que, como decíamos en artículo previo (Zona Económicas Especiales: ¿Ejemplo a emular?, 21-06-2021): «Acudir al miedo como método de debate, es solo un síntoma de negación del debate de las ideas. Un síntoma de negación de la democracia…» Es, igualmente, la negación a debatir un tema de gran trascendencia nacional como lo es, el tema de la transición al Socialismo. Un tema, que siempre se mantuvo en las expectativas del Comandante Chávez, y sobre lo cual centró sus pensamientos e incluso, llegó a elaborar propuestas para la consideración del pueblo venezolano, en su visión de convertir a Venezuela en un País Potencia en lo social, lo económico y lo político dentro de la Gran Potencia Naciente de América Latina y el Caribe, que garantice la conformación de una zona de paz en Nuestra América (Plan de la Patria 2019-2025, Gran Objetivo Histórico N° 3).
Según, Claudio Katz, el Socialismo: «expresó desde sus inicios las aspiraciones milenarias de liberación por parte de los oprimidos, y la lucha por conseguir una sociedad justa e igualitaria». Y, añade: «se definió por oposición al capitalismo». Pero, sorprendentemente, el Socialismo «debutó», si bien vale el término, en un país periférico como Rusia, no en las metrópolis europeas altamente desarrolladas. Después, se extendió por China, Cuba, Vietnam, entre otros y «hubo que replantear las hipótesis básicas», formuladas por el joven Carlos Marx y Federico Engels. Según ellos pensaban, en 1845: «El comunismo, empíricamente, sólo puede darse como la acción coincidente o simultánea de los pueblos dominantes, lo que presupone el desarrollo universal de las fuerzas productivas y el intercambio universal que lleva aparejado». Luego, Lenin y los bolcheviques rusos, llegados al gobierno en la Rusia revolucionaria, les tocaría experimentar en la construcción de la nueva sociedad, abrir caminos a la utopía revolucionaria. Fidel, planteaba que: «acceder al socialismo es una condición para el desarrollo». El Che, refiriéndose a ese período de tránsito en la construcción del Socialismo, estimaba para Cuba: «no estamos frente al período de tránsito puro, tal como lo viera Marx en la Crítica al Programa de Gotha, sino (…) una nueva fase no prevista por él, primer período de transición al comunismo o de la construcción del socialismo». Carlos Lanz, se encuentra con un Comandante Chávez en constante búsqueda de respuestas a la interrogante de la transición venezolana al Socialismo, encontrar su hoja de ruta y le encomienda en 2003, investigar sobre el Desarrollo Endógeno, le decía Chávez: «Carlos, tú que te la pasas investigando y que haces teorías o que te metes con el problema de la ideología, mira aquí está un texto de Oswaldo Sunkel el cual deben leer y trabajar de una manera crítica adaptándolo a nuestra realidad ya que no se trata de copiar…». Le respondía Lanz al Comandante Chávez: «Cambiar los patrones de funcionamiento básicos de una sociedad no es nada fácil, ni tampoco es posible lograrlo a corto plazo. Es todo un proceso y, para quienes pretendamos construir un socialismo que tenga como elemento central de su definición una profundización de la democracia, los tiempos pasan por los ritmos del movimiento popular…»
Hugo Chávez como Planificador, había proyectado la dinámica histórica de la Revolución Bolivariana en varias etapas. A decir de Chávez, un primer período histórico 1999-2009; un segundo período: 2009-2019, y la tercera década, definida por éste como de «la transición exitosa hacia el socialismo, o construcción del socialismo a lo largo de los ejes estratégicos ya establecidos en el Proyecto Nacional Simón Bolívar…» (Taller Ideológico-Práctico: “El Socialismo y el III Período de la Revolución Bolivariana”, Hugo Chávez, 07-12-2008). Enfatizaba, Chávez, en la necesidad imperiosa de superar el modelo de capitalismo rentístico que le había sido impuesto a la Nación por el imperialismo, decía: «Si nosotros no lográramos transformar el modelo rentístico capitalista, que ha imperado en Venezuela desde siempre, transformarlo estructuralmente por un modelo productivo, diversificado socialista, nunca óigaseme bien, ruego, nunca estaríamos en condiciones de satisfacer las necesidades del pueblo, nunca» (Taller Ideológico-Practico). Tenía claro, Chávez, las advertencias del investigador venezolano, Asdrúbal Baptista, sobre lo inconveniente que era para el país darle continuidad al modelo capitalista rentístico, decía Baptista: «El capitalismo rentístico es una estructura inviable, en el estricto sentido de que carece de mecanismos de autorregulación, valga decir, y en los términos convencionales de la teoría económica, carece de un equilibrio estable.» Y, también las advertencias de Mario Briceño Iragorry en su célebre obra «Los Riberas», leamos: «Somos una casa invadida por las termitas. Por fuera todo se mira bien. Ahora se construye mucho, se hacen grandes carreteras con el dinero del petróleo, se hará mañana una gran ciudad, hasta cambiarán por otra a nuestra Caracas, pero la procesión va por dentro, hijo. El suelo se sostiene sobre el aire. El corazón de la tierra ha sido perforado, y a medida que sacan el petróleo, queda vacío. Se va la soberanía y con el dinero vienen los vicios…» Es lo que, David Harvey, llamó «acumulación por desposesión», un proceso de acumulación -fraudulento y colonial de capitalismo- en que, la burguesía comercial-importadora -improductiva por naturaleza- basa su riqueza en la depreciación de la moneda y termina pulverizando al Bolívar, promoviendo un proceso regresivo de concentración y fuga de capitales, que algunos teóricos han definido como guerra de IV generación a favor del imperialismo, quien le secunda en su accionar devaluacionista que para nada beneficia al pueblo, a quien le toca comprar a precios inaccesibles.
Ya para entonces, sí tenía claro Chávez quién era el «Sujeto Histórico» de la Revolución Bolivariana y por ello, afirmaba en dicho Taller: «… tiene que haber un gobierno en la comuna, electo allí por los consejos comunales, en las asambleas comunales. Tenemos que transferirle atribuciones, competencias a las comunas, transferirles poder a las comunas para que vaya fortaleciéndose la conciencia, el conocimiento, el poder popular, transferencia para que ellos vayan asumiendo cada día más responsabilidades en lo político, en lo administrativo, en el mantenimiento de instalaciones, de servicios públicos en la activación o instalación de nuevos servicios públicos que irán naciendo». En 2012, su visión de la transición al Socialismo ha madurado aún más, y apoyado en las ideas de Jorge Giordani, Chávez, expone: «…en cuanto a la transformación productiva ligada al modelo de acumulación estaría definida por cinco aspectos, 1.- La modificación de la base productiva del país buscando una mayor democratización del poder económico; 2º.- El cambio en el rol del Estado para lograr que el proceso acumulativo se oriente a la satisfacción de las necesidades básicas de la mayoría de la población y a la defensa de la soberanía; 3º.- La incorporación de mecanismos de autogestión productiva a nivel colectivo; 4º.- La utilización de una planificación democrática como mecanismo regulador de las relaciones productivas, y 5º.- La ubicación autónoma del país frente a la internacionalización del sistema capitalista.»(Consejo de Ministros y Ministras, Palacio de Miraflores, Intervención Televisada del Presidente-Comandante Hugo Chávez Frías, 20-10-2012). Chávez, nunca tuvo dudas de que el modelo económico era mixto y así lo expresó en la Constitución Bolivariana de 1999: «El régimen socioeconómico de la República Bolivariana de Venezuela se fundamenta en los principios de justicia social, democracia, eficiencia, libre competencia, protección del ambiente, productividad y solidaridad, a los fines de asegurar el desarrollo humano integral y una existencia digna y provechosa para la colectividad. El Estado, conjuntamente con la iniciativa privada, promoverá el desarrollo armónico de la economía nacional…» (CRBV, Artículo 299).
Ya para el año 2015, a dos años del pase a otro plano de la vida del Comandante Chávez, el imperialismo y sus agentes locales estaban abocados a propiciar el cambio de régimen mediante mecanismos de guerra no convencional: guerra económica, desabastecimiento de alimentos y medicinas y su contrabando hacia Colombia, depreciación del Bolívar, violencia urbana (guarimbas), en fin, se había intensificado la guerra imperialista contra la calidad de vida del pueblo venezolano, quien la resistía estoicamente. En octubre de ese año, la agencia de noticias china: «xinhuanet.com» hace público los planes que tenía por desarrollar la Revolución Bolivariana, en procura de alcanzar su industrialización y modernización: «En los últimos 15 años, Venezuela se ha fijado como meta superar un modelo económico basado en la extracción y exportación de materias primas, para ubicarse como una nación potencial en la generación de productos elaborados. Para tal objetivo, este país suramericano ha vislumbrado la necesidad de diversificar su economía y así romper con la dependencia de la exportación petrolera, a la vez que se ha planteado desarrollar y apropiarse de nuevas tecnologías con el apoyo de China. A fines de 2014, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, anunció la puesta en marcha de las Zonas Económicas Especiales (ZEE), espacios geográficos que permitirán la regionalización del desarrollo productivo de acuerdo a las potencialidades de territorios específicos. Esta política ha posibilitado la instalación en territorio venezolano de más de 47 empresas entre las que destacan la empresa china Huawei, China Harbour Engineering Company Ltd (CHEC) y las surcoreanas LG y Samsung. Otras 100 empresas se encuentran en proceso de solicitud de información, evaluación y negociación con las autoridades venezolanas, según declaró a mediados del año corriente el vicepresidente de Planificación y Conocimiento…» (Octubre, 2015). La sola posibilidad de que Venezuela pudiera transitar por los caminos del desarrollo económico y su industrialización, generaron en la Casa Blanca la mayor de las irritaciones, y propiciaron que la Administración Trump-Biden, con aliados internos que, para finales de ese año, se posicionaron en la dirección de la Asamblea Nacional, pudieran potenciar la agresión imperialista a niveles nunca antes visto, concretado en un bloqueo económico-financiero y comercial, en el robo de importantes activos de la República en el exterior, en fin, el imperialismo, logró sabotear toda posibilidad de que Venezuela pudiera enrumbarse –definitivamente- hacia el logro del objetivo histórico Nº 5, propuesto en el Plan de la Patria por el Comandante Chávez, de convertir a Venezuela en un País Potencia en lo social, lo económico y lo político dentro de la Gran Potencia Naciente de América Latina y el Caribe. Y, en esa búsqueda, obviamente, como lo han demostrado China y Vietnam, las Zonas Económicas Especiales, jugarán un rol fundamental para catapultar a Venezuela por los senderos de su desarrollo integral como país potencia. Cinco años de atraso tiene la República, en la ejecución de esta tarea que legó el Comandante Chávez a su pueblo. Por fortuna, ya hoy, Venezuela, se ha deslastrado de ese oprobioso régimen de capitalismo rentístico y han madurado las condiciones, para transitar por los caminos de la industrialización acelerada. La Ley de Zonas Económicas Especiales, es una oportunidad de oro para concretar esa aspiración revolucionaria que tanto odio genera en el imperialismo y sus agentes internos… ¡Bienvenida será, su aprobación y concreción!
Caracas, 10-08-2021