AUTOR: Hermo Rosales.
En el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez mi esposa trabajaba en la alcaldía de Puerto La Cruz, para ser más exacto en la guardería para los hijos de los trabajadores de esa institución. Como es sabido Carlos Andrés fue destituido por corrupción y preso, algo que fue más una venganza del entonces fiscal Escobar Salom que una aplicación de la ley, aunque esto no desdice lo de corrupto de CAP y el deli
to por el cual fue expulsado de la presidencia, de su partido Acción Democrática y puesto en resguardo, pero lo cierto es que ambos tuvieron una discusión, siendo Escobar ministro de Carlos Andrés y este lo destituyó creándose una enemistad entre los dos. Escobar luego de algunas marramuncias con gente que adversaban al gocho logró llegar a la fiscalía y consumó su venganza. Luego de la designación de presidente interino de Ramón J. Velásquez, se efectuaron elecciones quedando electo presidente Rafael Caldera. Entonces Chávez pernoctaba en los calabozos del cuartel San Carlos junto a sus compañeros del 4 de febrero. Ya entonces la alcaldía de Puerto La Cruz estaba dominada por los copeyanos, pero mi esposa continuaba trabajando allí.
Un dia mi esposa tuvo un accidente laboral se tropezó al tratar de evitar que un niño se cayera y cayó pegando la cara del piso fracturándose la nariz. Fue llevada de urgencia a una clínica privada , Santa Ana, donde todos los gastos corrieron por nuestra cuenta, la alcaldía, entonces gerenciada por el copeyano Cheo León solo reconoció los días de reposo.
Me tocó entonces hacer un viacrucis para conseguir las medicinas, que si bien las había el salario entonces no era lo que pretenden decir ahora que alcanzaba para todo, de ñapa yo estaba desempleado y solo trabajaba “matando tigres”. Hablè, con varios concejales, adecos y copeyanos y ninguno me facilitó ni un sola pastilla. Hubo la necesidad de hacerle a mi esposa una tomografía y en el Hospital Razzeti que supuestamente es público se negaron hacerla porque no tenia completo el dinero que cobraban y tuvimos que pedir prestado. ¡Nunca!, durante todo el periodo de convalecencia de mi esposa logramos que la alcaldía respondiera por sus medicamentos. Todo fue un engaño y cuando mi esposa se reintegró luego de cumplir el reposo casi la retiran del trabajo, tuvimos que mover cielo y tierra con un sindicato que jalaba más para aquel lado que en defensa de los trabajadores, pero al fin logramos la dejaran en su trabajo
En estos días tuve la necesidad de mandar un mensaje al Camarada Diosdado Cabello y al servicio de @MovilFarmacia, organismo que está en conjunto con la empresa privada y el gobierno revolucionario para suministrar medicamentos al precio de costo para quien lo requiera, en solicitud de ayuda para mi tratamiento de próstata, a los pocos días recibí una llamada de ambas partes donde me notificaban que me mandarían los medicamentos. No tardaron tres días en llegar a mis manos completamente gratis.. Esa es la diferencia entre un gobierno socialista y uno capitalista, el humanismo y la salud primero. Gracias a estos compatriotas ya he comenzado a sentir alivio al malestar que me aqueja. Ahora espero con toda confianza los medicamentos para el tratamiento de Alzheimer de mi esposa, que son bastante costosos en las farmacias privadas y ya casi que no podemos adquirirlos.
Un Comentario
Tartufo
Camarada, me da esperanza que algunos de la tercera, «cuarta, y quinta edad» (vainas del suscrito) no se hayan desmemoriados como las mayorías, sufren de disociación, y se la trasmiten a sus hijos. La V República, ha tenido y tiene sus problemas, pero la IV República no tiene parangón, fue un pandemónium, lo que paso es que había una «clase media» que vivía en una burbuja de cristal, cómodos, invidentes a la realidad nacional, videntes a lo que les convenía; Mefistofeles paseaba orondo por el país.
En la IV, todos estos terroristas que llaman «dictadura» al gobierno constitucional, pero han causado incuantificables a la nación, cualquier gobierno de AD o Copey, los hubiera torturados, asesinados o lanzados en vida desde los helicópteros. Las barraganas, queridas de los presidentes controlaban hasta los militares, conferencia episcopal, justicia, economía, y de vaina no encarcelaban a «la primera dama» que les estorbaba. La corrupción era exponencial, y el único castigado fue un chino por soborno a Recadi. En el Caracazo, hubo tres mil muertos,asesinados por las fuerzas de la represión, que no comían cuento. Aquella famosa frase del maldito HDP y maricón «padre de la democracia» Romula Bentacourt,»disparen primero y averiguen después», no era violatoria de los «derechos humanos».
La IV República era un émulo de la Colombia de siempre, no había cabida para la disidencia, sino en las tumbas o desaparecidos, mientras los engendros padres de ésta generación de sub-humanos «políticos», se paseaban por «ta barato dame dos». Ahora repiten como perros pavlovianos «eramos felices pero no lo sabíamos».