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Un Comentario

  1. 1

    Tartufo

    Después de presenciar el show de hijo de engendro Guaidó, refuerza mi convicción de que mi perro Urosa lo supera en inteligencia.

    Guaidó es tan idiota, que Manuel Rosales parece un genio; pero lo más terrible no es la imbecilidad del personaje, sino los ciudadanos que lo siguen. Coño, soy un viejo,y algunos de los vetustos personajes de la Cuarta Republiqueta que están dialogando con el gobierno no son santos de mi devoción, y tal vez la juventud indocta no le importa su actuación en la otrora época «donde todos eramos felices», y se disparaba primero y se averiguaba después; pero con todo lo que pasó, el grupo opositor que negocia se les puede llamar políticos con ecuanimidad; pero esta mierda de muchachos descarriados que los padres no podían encauzar sus vidas, hasta que se les ocurrió comprar curules, partidos, y toda mierda que encontraran para poner a sus ovejas negras a distraerse. Así comenzó esta caterva de engendros, excrementos que creen que la política es el mismo comportamiento hacia sus parientes. Con ellos no se puede llegar a nada, pero son manipulables; los gringos lo saben, por eso el presidente Roosevelt los llamaba «sus hijos de puta».

    Si estás basuras de la oposición fascista, hubieran aparecido en la época que «eramos felices», un Guaidó no tuviera nalgas, porque se las hubieran amputado; y el policía que encontró a Capriloca en el BMW, en plena vía pública, le hubiera entrado a coñazos.

    Chavez y Maduro han sido muy blandengues con ellos; amo la paz y odio la guerra, pero prefiero que me llamen dictador teniendo a esas crápulas entre rejas, y no haciendo los que le da la gana, y eso sí, junto a sus parientes, para que traten de corregirlos. Eso es justicia para nuestro terruño.

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